Concluye con éxito Family Values 2023, organizado por Mercado Events. Sigue todas las novedades en nuestras redes sociales.
La familia León Jimenes, cuya emblemática y exitosa compañía cumple 120 años, fue la protagonista del conversatorio que puso el broche de oro a Family Values 2023. Una charla que durante casi dos horas recogió anécdotas, emociones, humor y, sobre todo, valiosas lecciones.
Los valores familiares fueron parte esencial del conversatorio. «Llevamos la unión en el ADN», afirmó María Amalia León Cabral, presidenta de la Fundación Eduardo León Jimenes y directora general del Centro León. «También el respeto. Decía Emmanuel Kant que solo hay personas donde hay respeto, cuando no existe el respeto hay individuos. Los hermanos tenían un gran respeto entre ellos y eso permeó al resto de generaciones».
La comunicación y el conocimiento es otra clave. «No se ama lo que no se conoce», afirmó Jorge Rafael Aguayo Saladín, presidente Consejo de Directores de E. León Jimenes S.A. «Parte del esfuerzo que hemos hecho como familia es tener ese espacio para conocernos. No sólo nos une un lazo sanguíneo o empresarial, sino que realmente los primos y los tíos se ocuparon de que fuéramos realmente familia, que nos conociéramos en la intimidad y la individualidad. Que aprendiéramos a conversar y a ser primos de verdad».
Chabela León Nouel de Bisonó, miembro del Consejo Familiar y Tesorera Consejo de HENLA S.A., destacó una frase muy presente en la familia: «No importa que pensemos diferente, pero juntos. De ahí saldrá algo valioso». Ello implica «respeto, comunicación abierta y escucha empática».
«La parte de escucharnos, de respetarnos, se hace más rica cuando trabajamos juntos. Conocernos nos lleva a amarnos, a amarnos con respeto», coincidió Lidia León Cabral, presidente del Consejo Familiar y miembro Consejo de HENLA S.A. Sus tíos fueron el mejor ejemplo. «Eran siete y era un privilegio ver cómo se complementaban. Eran mudos que se entendían, se miraban y se entendían».
María Amalia León Cabral añadió dos valores clave. «De los momentos más difíciles de mi vida fue la pérdida de mi esposo. Eran Navidades. Mis primos estaban todos en otros países, ciudades, y cuando llegué aquí estaban todos apoyándome y dándole la despedida. Teníamos tiempo sin vernos y sin embargo, el estar presente para nosotros en los momentos de dificultad llama de una manera única. Sabemos que contamos el uno con el otro».
El humor es otro valor fundamental. «Siempre ha estado presente en esos siete hermanos. Cuando estaban juntos se celebraban, y nosotros aprendimos a celebrarnos. Sus carcajadas se contagiaban».
«No pierdan el humor, es un valor importantísimo», aconsejó.
Chabela León Nouel de Bisonó pidió que se proyectaran las claves del credo familiar. «Somos con orgullo una familia de origen campesino, de los forjados con persistente trabajo y fuerte sol. Gente humilde y honesta , gente que junto con el cultivo de la tierra, cultiva el amor, la fidelidad y la fe», señala el documento.
“La fe es uno de los valores que nos mantiene», apunta Lidia León Cabral. «La fe es la certeza de lo que no se ve”. En el credo “reconocemos de dónde venimos y amamos eso”.
«El compromiso viene del amor, nos comprometemos a trabajar con el bien común», agregó. «Si tuviese que resumir la filosofía de la familia es “trabajar con el bien común”. Mi papá decía que los logros son mejores cuando se trabajan juntos».
Todos coincidieron en la solidez de esos valores. «No pasan de moda porque cambie la generación», comentó Jorge Rafael Aguayo Saladín. «Hoy hay mas apertura, no sólo somos empresarios, hay artistas, actrices, emprendedores, instructores de yoga. Esa apertura nos ha enriquecido mucho. Pero los valores son eternos».
Ese enriquecimiento a través de la transición generacional ha sido ejemplar. «La porosidad de esa frontera generacional es muy enriquecedora», afirmó María Amalia León Cabral. «Esas visiones son importantísimas. Y es importante detectar los líderes y las áreas desde temprana edad». Para ello, cuentan con un programa interno de pasantías.
En ese proceso Jorge Rafael Aguayo Saladín recibió una gran lección: «Cuando terminé mi carrera, fui con mi CV, y cuando llego me dicen que no había ninguna vacante y tenía que esperar. Como a los dos meses me llamaron. Ser miembro de la familia no te da derecho a un trabajo en al compañía. La única forma es si hay una vacante y eres el mejor para esa vacante».
«Sólo un 4 % de las empresas familiares llegan a al cuarta generación, así que somos dichosos de seguir trabajando juntos», comentó Lidia León Cabral.
El respeto también está muy presente en ese proceso. «Cuando alguien no ha querido formar parte de ese ecosistema y ha emprendido, lo hemos comprendido y aplaudido su espacio», apuntó Chabela León Nouel de Bisonó.
La familia vivió un momento clave en la crisis de 2012. Ahí, los valores les llevaron a caminar unidos. «Tuvimos que decidir entre ir cada uno por nuestra cuenta o quedarnos juntos y seguir invirtiendo juntos», recuerda Jorge Rafael Aguayo Saladín. «No fue una decisión automática, fue consensuada. Hicimos talleres, reuniones. Decidimos que sí».
«De repente, pasamos de ser una compañía operativa a una de inversiones y los profesionales que necesitas son diferentes», desarrolló. «Hubo que recomponer el consejo, buscar un nuevo CEO. Se contrató una agencia de head hunters, se hizo un search a nivel global y Marcos José participó. Y se decidió que era el ideal, pero no porque fuera nieto de tío José. Fue un proceso alienado».
«La comunicación fue muy importante», agregó María Amalia León Cabral. «Aquí quiero decir algo que mi papá hizo. Esa sabiduría es un ejemplo. Nos sentó a todos, nos pidió opinión a todos y cada uno. Él era el último en dar su opinión, cuando la daba. Pero fue tan respetuoso con lo que cada rama quería poner en esa mesa, que para mí fue una enseñanza de vida».
«No estamos unidos porque somos exitosos, sino el éxito viene porque estamos unidos», sentenció Lidia León Cabral. «La elección en 2012 fue esa, mantenernos unidos, y la union ha traído el éxito».
La excelencia y mejora constante guía a la familia. «El ser humano nunca va a tener un tope. Hay que invertir e capacitarnos constantemente si queremos que los negocios vayan bien», apuntó Lidia León Cabral.
«Hay dos momentos de inteligencia dentro de la familia: cuando no se sabe de algo y buscar al que más sepa de eso y discernir», complementó Maria Amalia León Cabral. «Hay que buscar a los mejores para que nos acompañen».
Todo, con el foco en el largo plazo. «No tomamos ninguna decisión pensando en un dividendo de mañana, sino que pensamos en las generaciones de futuro», desveló Jorge Rafael Aguayo Saladín. «No pensamos en dentro de 10 años, sino en dentro de 100 años. La clave es construir un negocio escalable que pueda ser un patrimonio de la familia a lo largo del tiempo».
Gisela Lowenstein, consultora y coach para líderes en empresas familiares, explicó que el objetivo de su charla “no es decirles en qué tiene que convertir, cómo distribuir su dinero, sino conectarlos con su corazón. Los invito a que pongan su mano en él”.
El corazón fue el gran protagonista de su relato. “No importa la religión, nos une el concepto de familia e inspirar a la nueva generación, que van a ser los líderes de mañana”.
Desarrolló su historia personal, que le llevó a encaminarse al trabajo con empresas familiares. “Mi padre era el mayor de siete hermanos. Cuando nací ya tenía primos con hijos. Ir a casa de mi abuela era muy especial, me sentía muy querida”. Habló de la “kilométrica mesa” en la que compartían, un lugar muy especial.
Pero cuando cumplió 7 años, “mi padre se fue de la compañía de familia y desaparecieron tíos, primos… Para mí fue traumático”.
Así, ella se preguntaba, “¿qué pasó con esa mesa?”.
Por ello, a los años, comenzó a interesarse por lo sucedido en su familia. “A medida que fui creciendo me di cuenta de algo muy claro”, explicó. “Las compañías de familia tienen un corazón que late muy fuerte. Toda la energía emana del corazón”. El componente emocional es clave.
Desde ese prisma, su objetivo ahora es que las familias no cometan los mismos errores que los que vio en su juventud.
“El éxito se basa no sólo en compartir los mismos valores, sino en incrementar el liderazgo en el manejo de negocio”, anunció.
Dio algunos datos: “1 de cada 3 empresas familiares sobrevive más allá de la primera generación”. Es decir, 2 de cada 3 no lo hacen.
Señaló además que “el 60 % del fracaso en las compañías de familia se debe a la falta de confianza y comunicación. Debemos entender que cuando la energía emana del corazón nos crea nubes en el pensamiento, y si sobrepasa ciertos límites, no podemos enfocarnos en lo importante”.
En ese escenario, hay un equilibrio clave, “la interacción entre ser padres y ser socios”. Ser padre supone decir qué hacer a un hijo. Ser socios “implica una estructura compleja de relación. Sentarse con los hijos al mismo nivel, creando, trabajando juntos, pensando cómo innovar, cómo crecer”.
Desde su experiencia personal, creó un modelo que llama sistema de legado colectivo. “Genera una narrativa que es neutra de energía, libre de conflictos y equilibrada de emociones”.
Se divide en cuatro cuadrantes, y la clave es que la “autenticidad” y la “calibración emocional” estén equilibradas. “De esta forma, estaremos alineados y la comunicación será sana y respetuosa, creando curiosidad en lugar de suposición o sospecha”.
Un exceso de autenticidad puede generar conflicto, pero si la autenticidad es demasiado baja, nos convertimos en víctimas o mostramos una máscara.
Para conseguir un legado conjunto y no heredado, se requieren 4 pasos:
“El resultado es que todos los integrantes se sienten implicados. Eso es algo que sólo tienen las compañías de familia, pero les une el corazón. Y si al corazón le agregamos lógica y visión de futuro, sólo queda prosperar”.
Ofreció algunos consejos prácticos:
“Espero que siempre balanceen sus emociones, miren al futuro, y que cuando se junten con su familia, conviertan esa mesa en algo sagrado”, concluyó.
Patricia De Moya, presidenta y editora en jefe de Mercado Media Network, destacó la agenda de Family Values como «una de las que preparamos con mayor pasión y respeto».
Valoró que las empresas familiares «están comprometidas con una sociedad que cree en los valores del trabajo bien hecho, el esfuerzo, la responsabilidad, la colaboración y el apoyo mutuo. Todas requieren de sacrificio y perseverancia».
«Las familias empresarias, o las empresas familiares, son el motor fundamental para el crecimiento de la economía», apuntó. «Generan empleo de calidad, desarrollan el tejido empresarial y hacen crecer compañías con una visión a largo plazo, que las trasciende».
En este escenario, «la continuidad es el gran desafío».
«En las empresas familiares siempre hay un camino por recorrer, pero lo innegable es la inmensa suerte que tienen los que han nacido en ella», rubricó.
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