Las empresas familiares tienen la capacidad de ser la base de grandes imperios, esto es si aplican estrategias para transformar prácticas obsoletas en actividades nuevas y poner hacia un lado factores personales que puedan perjudicar el avance de la compañía.
Este tipo de empresas tienen una ventaja de desempeño atribuida a la búsqueda tenaz de la excelencia operativa, pues las familiares tienden a adoptar una perspectiva a largo plazo de las inversiones y las relaciones, concentrarse en las mejoras e innovación constantes, fomentar relaciones de lealtad con los participantes, entre otras características.
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Elaine King, autora del libro «10 mandamientos empresariales», es también experta en sistemas familiares por la Universidad de Georgetown y mediadora familiar de la Suprema Corte de Florida; en su escrito compila un ‘código’ de conducta que promete ser la clave del éxito de la familia involucrada en los negocios.
«La empresa familiar es un conglomerado de circunstancias que se deben complementar una a otra para crecer (…) Con empresa o sin empresa, estoy pensando en una familia que trascienda y que sea empresaria», expone King.
Los conflictos se definen como uno de los más caóticos inconvenientes que podrían desplomar a este tipo de compañías debido a que se estima que todas las familias pelean al menos una vez al mes gracias a las emociones que florecen dentro de la relación que comparten, y cuando hay lazos más allá que laborales, el asunto se engrandece.
King recomienda establecer reglas y límites claros dentro de su reglamento para así lograr reducir los conflictos –no solo afectan las relaciones, sino también la rentabilidad. Tal vez basta con tener mediadores especializados que brinden la asesoría necesaria.
Además, involucrar a los menores del hogar en el negocio es una táctica para disminuir la probabilidad de conflictos en el futuro.
La colaboración entre las partes involucradas figura como una de las fortalezas de las empresas familiares, siempre que se respeten y definan los roles y responsabilidades. En este momento es conveniente llevar a cabo un análisis FODA de cada uno de los miembros, para, a partir de las conclusiones empedrar las fortalezas.
Si hay algo que las familias de una empresa deben saber hacer en esta época de desafíos es dejar de lado lo que no esté funcionando.
— Diseñar actividades (un consejo de propietarios, reuniones de consejo, congresos, reuniones con expertos) para obtener una visión de alto nivel de los activos familiares y empresariales, así como de los cambios en el tamaño y las características de la familia y sus actividades.
— Desarrollar un plan integrado para la familia y su empresa a lo largo del tiempo.
— Impulsar a las personas valiosas, familiares y no familiares, para que ayuden en la creación de valor.
— Avanzar con atención hacia nuevas oportunidades de crecimiento mediante el aprendizaje y la experimentación.
— Desafiar a empresas y otras actividades que destruyen el valor pero que se mantienen como consecuencia de antiguos apegos.
— Separarse de empresas, inversiones, prácticas y personas que no añadan valor.
(pfm)
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