La caída hace unos meses de las redes sociales más demandadas a nivel mundial provocó angustia entre la población. Ahora bien, ¿qué sucedería que se produjera un apagón eléctrico a nivel global? Esta pregunta no es sobre una conspiración. Pues, todo comienza con un aviso. En este caso, oficial y de un Gobierno, nada menos, de Europa, en concreto el de Austria.
La ministra de Defensa de aquel país, Klaudia Tanner, advertía sobre el gran apagón que podría sufrir, en un comienzo en Europa, y de los riesgos que supondría para la población. Su aviso se fundamenta en el informe anual ‘Sicher, un Morgne’ elaborado por investigadores que trata de prever los posibles peligros que podrían afectar tanto a Austria como al resto de países del viejo continente con una perspectiva temporal de 18 meses.
Tras la crisis de la pandemia por coronavirus, el informe, ahora, pone el foco en apagón masivo, esto es, una falta generalizada de energía, infraestructura y suministro. “La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo”, ha sentenciado recientemente la ministra y añadiendo que es “un peligro real, pero subestimado”, además que “todos los países europeos están interconectados a la red eléctrica continental, de manera que, si hay un apagón, las luces podrían irse a lo largo de toda la geografía’’.
De este modo, lanzaron una campaña de información con publicidad en los medios y la difusión de más de seis mil carteles repartidos por todo el país con el título: Qué hacer cuando todo se para. «Con esta campaña queremos concienciar y dar información y consejos”, argumentaba la ministra.
Para Austria, la probabilidad de que ocurra un apagón en los próximos cinco años es del 100% de certeza
Las causas para una posible caída del sistema eléctrico son muchas, desde fallos técnicos, sobrecargas por picos de demanda, desajustes en el sistema o incluso causas espaciales. Es preciso recordar que en 1989, millones de personas se quedaron a oscuras en Québec (Canadá) debido a una virulenta tormenta solar o geomagnética.
Un apagón, “blackout” en inglés, conllevaría que semáforos, ordenadores, cajeros automáticos, teléfonos, internet y muchos otros servicios dejaran de funcionar, exponiendo la fragilidad de un día a día cada vez más digitalizado.
A pesar de resultar vital para la vida en nuestro planeta, la estrella solar es una bomba de relojería que libera grandes masas de energía conocidas como eyecciones de masa coronal. Un fenómeno que podría alcanzar una magnitud capaz de destruir todos los sistemas eléctricos y telecomunicaciones de la Tierra.
Ante este peligro inminente, un grupo de científicos e ingenieros lleva décadas investigando cómo predecir, alertar y combatir los efectos catastróficos para nuestro planeta de una gran tormenta solar. Por eso, han diseñado y construido el mayor telescopio solar del mundo y la primera nave espacial capaz de volar alrededor del sol, dos proyectos vanguardistas cuyo fin es adelantarse a estos eventos potencialmente devastadores y prepararnos para ellos.
Las tormentas solares o geomagnéticas se califican de nivel G1 a G5
En el G1 puede haber afectaciones en la red eléctrica, mientras que los animales migratorios se ven afectados por este nivel. Niveles como el G2 pueden ocasionar tormentas de larga duración con la capacidad de dañar transformadores.
Por otra parte, el nivel G5 puede ocasionar problemas generalizados de control de voltaje y algunos sistemas de red pueden experimentar colapsos completos o apagones. Además, la navegación por satélite puede degradarse por días y, en este nivel, las auroras se han visto en Florida y Texas. (rm)
Este artículo fue publicado en la edición diciembre 2021 de revista Mercado. Páginas 196-197.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.
