Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en el mundo, según la Revista Española de Cardiología. Cifras de la Fundación Española del Corazón revelan que cada año se pierden 20 millones de vidas a nivel global por ataques al corazón. Y se estima que esta cifra aumentará a 23 millones para 2030.
Lo alarmante es que el 80% de los eventos cardiovasculares prematuros podrían evitarse controlando factores de riesgo como una mala alimentación, el tabaquismo, el sedentarismo y el estrés.
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Numerosos estudios han confirmado que la práctica regular de actividad física reduce la mortalidad cardiovascular y por otras causas. De hecho, el riesgo de sufrir un infarto de miocardio disminuye en un 38% en personas que realizan ejercicio en comparación con aquellas que son sedentarias, según la Fundación Española del Corazón.
Además, el ejercicio físico ayuda en el control de enfermedades relacionadas, como la hipertensión, obesidad, diabetes y el colesterol elevado. Tal como lo indica el doctor Julián Abdala, cardiólogo de la Unidad de Cardiología del Hospital Vithas Valencia: «Los beneficios del ejercicio físico son muy amplios, siempre que se acompañe de una buena prevención y control de factores de riesgo mayores como el tabaquismo o la hipertensión arterial.»
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que los adultos realicen entre 150 y 300 minutos semanales de actividad aeróbica moderada o 75 a 150 minutos de actividad intensa. Los ejercicios aeróbicos, como caminar o correr, son especialmente efectivos, aunque los ejercicios de fuerza también ofrecen beneficios adicionales.
Sin embargo, es importante consultar a un médico antes de comenzar cualquier rutina de ejercicio, especialmente para aquellos con antecedentes cardiovasculares o factores de riesgo.
No basta con realizar ejercicio físico de manera esporádica. Se debe complementar con un estilo de vida activo, evitando el sedentarismo tanto en el trabajo como en actividades cotidianas. Los beneficios del ejercicio físico se hacen evidentes a partir de las 8-12 semanas de entrenamiento regular y se pierden rápidamente si se interrumpe la actividad.
Además del impacto físico, el ejercicio regular tiene un componente psicológico importante, ayudando a reducir la ansiedad y el estrés. Esto es particularmente crucial para personas que han sufrido un evento cardíaco, ya que la rehabilitación física y psicológica es clave para su recuperación.
La práctica regular de ejercicio físico, junto con un estilo de vida saludable, puede prevenir enfermedades cardiovasculares y mejorar significativamente la calidad de vida. La clave está en convertir el ejercicio en un hábito constante, no solo para mejorar la salud física, sino también para fortalecer el bienestar mental.
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