Las nuevas variantes del coronavirus llegaron para quedarse. Así por lo menos lo advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pues, los expertos no tienen claro cuándo se podrá frenar su expansión y no descartan la posibilidad de que el virus no desaparezca nunca.
Se crearán más vacunas, nuevas píldoras antivirales y tratamientos mejorados con anticuerpos y las personas inmunizadas, del mundo desarrollado, ya no verán en el virus una amenaza mortal. Pero sí representará un gran peligro para el mundo en desarrollo.
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De esta manera, el covid-19 no será erradicado, como no lo ha sido la gripe común y todo apunta a que su patogenicidad se irá atenuando. En la actualidad, la gripe no cuenta con ni un solo tratamiento que combata el virus que la causa. En ese sentido, el covid-19 no sólo cuenta con varios anticuerpos monoclonales contra el SARS-CoV-2, sino que algunos antivirales prometedores estarán pronto aprobados. Para que la transición hacia un covid-19 endémico y controlado se produzca, se tomarán las medidas de seguridad y distancia social en el momento preciso y de la manera adecuada, ni antes, ni después.
Los países no entrarán en una fase endémica al mismo tiempo debido a factores variables del virus, ambientales y del hospedador, incluidas las tasas de vacunación
Por otra parte, la disponibilidad y el lanzamiento de vacunas de refuerzo cada año o temporada también marcarán este camino. Pues, una cobertura de vacuna deficiente podría permitir que el virus continúe a nivel epidémico durante más tiempo. Por lo tanto, los Gobiernos deberán estar a la altura de las decisiones que deben tomar, pues no habrá más oportunidades para salir bien de la pandemia.
Después de tantos meses en casa, primero por el confinamiento y luego por la rigidez de las restricciones, el interés por viajar estará más vivo que nunca. Por lo mismo, este año será clave para el turismo nacional e internacional. La retirada de las restricciones de movilidad, el avance global de la vacunación y la regeneración de la confianza en los viajes dibujarán un marco esperanzador, tras unos años 2020 y 2021 difíciles para el sector.
Si bien la actividad se está recuperando a medida que las economías se reabren, hay países que han mantenido una estrategia de “supresión” de cero covid, como Australia y Nueva Zelanda. De esta manera, estos países y otros que también seguirán este rumbo, se enfrentan a la difícil tarea de gestionar la transición a un mundo en el que el virus será endémico.
La aparición de nuevas variantes tendrá a este sector en una alerta constante.
El 2021 fue un año crítico para los acuerdos y acciones globales sobre el clima, la naturaleza, el desarrollo sostenible y la descarbonización
Desde 2022, el reto a los gobiernos será tomar el liderazgo frente a la emergencia climática y establecer metas concretas que contribuyan a lograr un aumento de la temperatura de máximo 1,5 °C en este siglo. El desafío será doblemente importante para las naciones de nuestra región.
Pues, si bien son naciones pequeñas y no provocan mayores contaminantes, son particularmente vulnerables al impacto del cambio climático debido a sus características geográficas, climáticas, socioeconómicas y demográficas. Si las tendencias actuales continúan, las emisiones globales futuras de gases de efecto invernadero experimentarán en las décadas un importante aumento como resultado del crecimiento de la población mundial, el desarrollo económico y otros factores que incrementarán el problema.
Para contrarrestar esta crisis, en 2022, el sector privado tendrá un papel protagonista en esta lucha, no como una acción de responsabilidad corporativa, sino como un componente estratégico y neurálgico para su supervivencia. Las diversas inversiones en energías renovables, I+D sostenible y el trabajo de forma coordinada con la comunidad internacional hará de este sector un actor clave en el desafío.
Así, los gobiernos para alcanzar los objetivos globales de desarrollo sostenible, conformarán estrategias con los distintos sectores económicos para asumir la responsabilidad y el papel que tendrán a la hora de eliminar obstáculos que impidan el progreso social, trabajando conjuntamente para crear mercados y sociedades más sostenibles. En definitiva, con su actividad, las empresas harán una aportación decisiva para alcanzar la meta de la reducción de los impactos del cambio climático.
Por otro lado, las empresas mineras en América Latina enfrentarán grandes desafíos en esta materia. La mayoría de ellas se han comprometerán en lograr emisiones netas de carbono en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Los objetivos y avances para conseguirlos, serán una prioridad clave para la industria, en parte por una creciente exigencia en el desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG) planteada por inversionistas, gobiernos y la misma ciudadanía.
El fin del 2021 tiene como protagonista las alzas de precios provocada por las interrupciones en las cadenas de suministro y el aumento en la demanda de energía. Los bancos centrales aseguraron que era una situación temporal, pero no fue así. Los shocks inflacionarios están causando dolor de cabeza en todo el mundo, pero ningún lugar se ha visto tan afectado como América Latina.
Las mayores economías de la región tendrán un el costo de la vida en alza. En Argentina se disparará hasta subir un 53,1%, mientras que en Brasil se alzará el 12,1%, le seguirá Chile con un 8%, Perú con un 7% y Colombia con un 4,5%.
Este panorama tendrá una razón común: los precios de la comida, la gasolina, el gas y la energía eléctrica seguirán liderando estas subidas inflacionarias
De esta manera, en este 2022, los bancos centrales de América Latina se estarán embarcando en algunos de los aumentos de tasas más agresivos de los últimos 30 años, más aún cuando no han logrado acabar con las persistentes expectativas de que los precios seguirán al alza.
El presidente Joe Biden, desde que asumió en enero de 2021, se refirió en varias oportunidades a la «batalla» entre las democracias y las autocracias. Entregando una señal clara de la relevancia que este tema ha tomado en la política pública del país del norte. Pues, para el presidente norteamericano hay «un debate fundamental sobre la futura dirección de nuestro mundo«, entre quienes defienden la autocracia y quienes creen que la democracia es fundamental para hacer frente a los desafíos.
Ahora bien, basándonos en datos, la cantidad de los regímenes democráticos ha venido en retroceso en el siglo XXI. En los últimos veinte años, el mundo ha sufrido varias crisis internacionales que ha suscitado a que gobiernos tomen medidas autocráticas: el combate al terrorismo, iniciado como consecuencia del ataque a las Torres Gemelas en 2001; la crisis financiera de 2007-2008; y, por último, la pandemia iniciada a principios de 2020 y que aún continúa.
A esto se le suma el surgimiento del poder chino a nivel global en materia geopolítica y económica, y el resurgimiento de Rusia después del colapso soviético entre 1989 a 1991. Podemos decir que son
demasiadas circunstancias en un período tan breve como para haber ¿impulsado? el proceso autocrático mundial, fundamentalmente, el de las autocracias electorales “disfrazadas” o “camufladas” de democracias.
Bajo esa mirada, China es su mayor referente
Pues, todos los análisis sitúan a la economía del gigante asiático como la más importante a partir de 2030, una nación que rompe con todos los estereotipos enarbolados por Washington: libertad económica, libertad política y democracia.
Si bien, China tiene una economía de mercado, es constantemente señalada por no respetar los derechos humanos, ni la libertad de expresión, ni la libertad política. Biden los acusa de “no compartir los mismos valores que las economías democráticas” mantienen con Estados Unidos. En tanto, en China, su presidente Xi Jinping, elevó a rango constitucional (18 de octubre de 2017) que el “socialismo con características chinas entra en una nueva era” en la que habrá que convertir al país en una “potencia socialista moderna”.
Este 2022, América Latina será clave para ver cómo estas fuerzas opositoras continúan su camino.
La exploración espacial ya no es una carrera geopolítica entre bloques que enviaban astronautas para clavar su bandera más allá de la Tierra. Un desafío entre capitalismo y comunismo, dos modelos capitaneados por Estados Unidos y la URSS, que terminó resolviéndose en favor del primero con la disolución del segundo.
Ahora, los players que participan en la exploración espacial han cambiado. Los Estados
han cedido protagonismo al sector privado, que ha visto en la exploración espacial múltiples oportunidades de negocio, que van desde el transporte de pasajeros en misiones comerciales hasta la extracción de recursos naturales en otros planetas.
La mejor muestra de su importancia son los nombres propios que están detrás de algunas compañías líderes. Jeff Bezos es Fundador de Blue Origin, empresa de transporte aeroespacial a la que dedicará parte de sus esfuerzos tras ceder su cargo de CEO en Amazon; Elon Musk es el Fundador de SpaceX, especializada en cohetes reutilizables; y Richard Branson fundó dentro de Virgin en 2004 una empresa llamada Virgin Galactic, pionera a la hora de plantear el turismo espacial como alternativa.
Se espera que 2022 será el primer año en que más viajeros privados irán al espacio que empleados públicos, transportados por compañías competidoras de turismo espacial. Además, China finalizará su nueva estación espacial, los cineastas estarán compitiendo por hacer películas en gravedad cero, la NASA estrellará una sonda espacial contra un asteroide, en una misión real que suena al argumento de una película de Hollywood y la carrera espacial será un tema candente entre los multimillonarios.
El fascismo, el franquismo y el nazismo, tres regímenes totalitarios, usaron el deporte como propaganda para mover las masas hacia una actitud nacionalista y correr así los velos sobre el control social y las prácticas de terror que los tiranos implantaron en sus países. Ellos sabían que los grandes eventos deportivos con trascendencia internacional podían reforzar o deteriorar su imagen frente a los extranjeros.
Para este 2022, los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing y el Mundial de Fútbol en Qatar se recordarán cómo el deporte une al mundo, pero también cómo los grandes eventos deportivos a menudo terminaron siendo herramientas políticas. Se esperan protestas contra ambos países anfitriones.
La revolución del dinero digital se está moviendo hacia la banca, a medida que las criptomonedas comienzan a cambiar la forma en que las personas piden préstamos y ahorran. El desarrollo del bitcoin y miles de otras criptomonedas en poco más de una década ha cambiado la definición del
dinero y ha generado un universo paralelo de servicios financieros alternativos, lo que ha permitido que los criptonegocios incursionen en el territorio de la banca tradicional.
Este 2022, los bancos centrales estarán analizando la posibilidad de emitir una divisa digital gubernamental. En teoría, eso ofrecería la practicidad de las criptomonedas aunada a la fiabilidad del dinero controlado por un banco central. Muchos países, incluido Estados Unidos, están considerando esta opción.
Cabe recordar que desde el 7 de septiembre de 2021, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcoin como divisa de curso legal, en un movimiento que ha hecho que la nación y muchos otros países debatan las oportunidades y los peligros de las criptomonedas.
Por otro lado, las finanzas descentralizadas, o DeFi se harán más populares y fuertes. Éstas se describen como un ecosistema financiero alternativo en el que los usuarios hacen transferencias, transacciones y préstamos con criptomonedas, en teoría, de manera independiente de las instituciones financieras y las estructuras regulatorias tradicionales que se han creado en torno a Wall Street y el sistema bancario convencional.
El movimiento de las DeFi tiene la intención de “desintermediar” las finanzas con el uso de códigos informáticos a fin de eliminar la necesidad de confianza y participación de terceros en las transacciones.
Así, los usuarios no interactúan con una empresa de servicios financieros, al menos no con una que recabe sus datos de identificación personal ni reclame la custodia de sus activos
En las sociedades de los países más desarrollados está surgiendo una reacción ante el poder económico, político y social que están acumulando las grandes compañías tecnológicas como Google o Facebook. Se trata del denominado ‘techlash’.
Si bien esto no es nuevo, pues los reguladores en Estados Unidos y Europa han estado tratando de controlar a los gigantes tecnológicos durante años, fue finalmente China la que ha tomado la delantera, atacando a sus empresas de tecnología en una brutal represión.
Lo cierto es que en los últimos años el sentimiento hacia estas empresas “doradas” ha cambiado. Su “glamour” inicial se ha quedado atrás, mientras su dudosa ética e implicaciones políticas ha generado que su impacto deje de percibirse en positivo.
Este 2022 se verá aún más marcada esta tendencia. Los aspectos legales, económicos y medioambientales asociados con las grandes compañías tecnológicas suscitarán una hostilidad potente y generalizada.
Durante el 2020 el mundo del trabajo dio un vuelco total y obligado hacia el home office. La tendencia que crecía en el mundo nómada digital y freelancer, de la noche a la mañana irrumpió en las oficinas y consolidó un nuevo modelo de desempeño. Pero lo cierto es que, ya pasado más de un año, el trabajo remoto trajo consigo otros cambios no solo en usos y costumbres sino en materia de legislación y cambios sociales.
Sin embargo, como todo sistema creado por el hombre, reporta algunos fallos sobre los cuáles estamos comenzando a ver sus repercusiones. Sin duda el mayor inconveniente del teletrabajo es la falta de contacto e interacción entre las personas.
La forma en la que se resienten los vínculos entre equipos o la sensación de aislamiento, son los principales problemas de una modalidad aséptica pero poco social. Y es frente a este escenario que emerge una tercera opción que promete consolidarse durante los próximos años: el trabajo híbrido.
Esta noción de modalidad de empleo mixta, combina lo mejor de ambos mundos: el presencial y el remoto. Durante este 2022, la tendencia será implementar dos días de trabajo desde la oficina y tres desde casa o Viceversa. Pues diversas compañías sugieren que, no solamente contribuye a lograr un equilibrio sano entre trabajadores y equipos, sino que, por el mismo motivo, mejora el bienestar laboral y optimiza la productividad en las organizaciones.
Sin dudas, todo indica que el mundo como lo conocemos ha cambiado por completo y, específicamente, la esfera laboral y profesional seguirá sufriendo grandes transformaciones que, en definitiva, prometen contribuir a la mejora en términos de gestión humana de la mano del irrefrenable proceso de digitalización que estamos atravesando.
Por Rodrigo Muñoz.
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