¿Eres un buen oyente en el trabajo? Podrías pensar que lo eres porque dejas de lado las distracciones, guardas silencio y asientes con la cabeza cuando alguien te habla. Sin embargo, la escucha activa implica dominar una gran cantidad de otras habilidades que requieren tanto empatía como autoconciencia.
Estas son las características de la escucha activa y métodos para mejorar esta habilidad de comunicación esencial:
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Uno de los conceptos erróneos en torno a esta habilidad social es que hay una manera de hacerlo: o estás escuchando, o no. Por contra, hay diferentes estilos entre los que debes poder cambiar, dependiendo de las necesidades del hablante:
Es posible que, por costumbre, utilices uno de estos modos de forma predeterminada en la mayoría de las situaciones. Y eso está bien. La clave es desarrollar la conciencia para comprender qué modo utilizas normalmente.
Para determinar cuál es la mejor manera de escuchar en una conversación en particular, realízate estas preguntas:
Reflexionar sobre los objetivos de cada conversación en particular (tanto lo que tú quieres como lo que la otra persona necesita) puede ayudarte a determinar la mejor manera de escuchar en ese momento.
Quizá te des cuenta de que sería mejor un modo diferente (o una combinación de modos). Usar la empatía para pensar en lo que la otra persona podría necesitar de su conversación puede brindarte pistas sobre cómo escuchar mejor en ese momento en particular.
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Compartir tus propias historias personales puede ayudar a establecer conexiones y validación, pero es importante evitar desviar la conversación del hablante para que no se sienta ignorado o descartado.
Con demasiada frecuencia, nos impedimos realmente escuchar profundamente debido a nuestras propias inseguridades o tropezones. Con práctica, silenciar ese monólogo interno dejará más espacio para escuchar lo que la otra persona realmente está diciendo.
Recuerda: escuchar activamente es mucho más que asentir, decir «Mm-hmm» y repetir como un loro los puntos de la persona. Hablar y hacer buenas preguntas le dice a la otra persona que no sólo escuchaste lo que tenía que decir, sino que lo entendiste lo suficientemente bien como para querer información adicional.
También puede cambiar profundamente la conversación si se presta atención a las señales verbales y no verbales que podrían revelar si el hablante está diciendo más de lo que parece al pie de la letra. Es posible que no estén seguros de ser vulnerables o que ni siquiera se den cuenta de que están expresando emociones no examinadas.
Hacer preguntas basadas en lo que quizá no se haya dicho puede hacer que la otra persona se sienta apoyada y conducir a una comprensión para ambas partes.
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De Harvard Business Review, por Amy Gallo
(Amy Gallo es editora colaboradora de Harvard Business Review)
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