Cuando la pandemia del covid-19 empezó a golpear seriamente a la economía estadounidense, como efecto de los confinamientos y los cierres de muchas actividades comerciales, abundaron los pronósticos en el sentido de que las remesas familiares registrarían serias caídas en este año. Sin embargo, no fue ello lo que ocurrió. Al contrario, al cierre de los tres primeros trimestres del año, las remesas suman US$5,849.8 millones, es decir, un 10.5 % más de lo que sumaban para igual época en 2019. La cifra es notable si se considera, además, que es récord histórico para tal período y su crecimiento anual es igual al de 2018, cuando la economía no pasaba por una crisis como la actual. En los últimos cuatro años, los dineros recibidos por este concepto en el último trimestre equivalen al 25 % del total anual.
Si este año se repite ese comportamiento, las remesas cerrarán el 2020 en US$7,300 millones, la cifra más alta que se haya registrado históricamente. Tal cifra significa que por segundo año consecutivo, los dominicanos residentes en el exterior enviarán más de US$7,000 millones. Es notable el comportamiento de las remesas en este año, porque el efecto de la pandemia sobre la economía de EE. UU., principal fuente de tales dineros, fue contraccionista, tal como ocurrió en los países europeos. La economía se resintió porque los confinamientos forzaron el cierre de muchas actividades, lo cual significó tanto reducción de producción como caída en los niveles de empleo. De una menor producción, la primera consecuencia es una contracción de la oferta y, consecuentemente, de los volúmenes generales de ventas.
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En conclusión, con menores ventas y menos empleo, la disponibilidad de recursos por los trabajadores disminuye, y con ello, se reduce igualmente su capacidad de disponibilidad de efectivo para enviar a sus parientes en República Dominicana.
Con ese razonamiento, la previsión de disminución de remesas recibidas era lógica. Pero los individuos no siempre reaccionan como lo prevén los analistas. Ello aconteció en el caso de los dominicanos que envían remesas. Y por lo tanto, podría concluirse que no sufrieron graves pérdidas de empleo o que mantuvieron sus ingresos. Instituciones como el FOMIN del Banco Interamericano de Desarrollo (BID, que realiza un seguimiento detallado a las remesas destinadas a Latinoamérica, aún no ha publicado algún análisis al respecto, que de seguro vendrá en el 2021.
Lo que sí es comprobable es que acudiendo a sus ahorros o sacrificando consumo, no dejaron caer las cifras de sus envíos En el momento más difícil de los confinamientos en EE. UU. y en Europa Occidental, en el mes abril, las remesas llegadas al país sumaron US$395 millones, la cifra mensual más baja desde septiembre de 2016. Pero tras ese mes, vino una rápida recuperación: US$639 millones en mayo, US$738 millones en junio y US$828 millones en julio.
Ese fue un mes sobresaliente, puesto que nunca antes se había superado la cifra de US$800 millones en un mes. En el año 2019 el mejor mes fue marzo, cuando los dominicanos del exterior enviaron US$666 millones. En el 2018, el registro más alto fue el de diciembre, con US$604 millones. Los promedios mensuales suministran otra evidencia del buen comportamiento del 2020. En efecto, en los primeros cinco años de esta década, los promedios mensuales no llegaban a los US$400 millones. En el año 2015, se alcanzaron los US$413 millones y en 2018 se superó el siguiente nivel, llegando a US$54 millones. El promedio de 2019 fue de US$591 millones, pero en los nueve primeros meses de 2020 se llegó a los US$650 millones.
Si en un año tan difícil como el actual, con el efecto económico de recesión que trajo la pandemia, las remesas han tenido una tendencia positiva, es viable prever que en un año en plena recuperación serán aún mayores.
De esta manera, si el 2021 muestra un repunte notable en la tendencia de la economía estadounidense, el crecimiento anual promedio de 10 % también se podría mantener, con lo cual, es posible pronosticar para el próximo año un volumen de remesas que alcance los US$8,000 millones.
Naturalmente, esa previsión no se puede dar por hecha, porque la economía es susceptible a circunstancias imprevisibles, pero si la era Biden va acompañada de una potente dinámica económica, será una cifra referente, cuando hagamos el balance del 2021. Al estudiar esta variable siempre se hace referencia a lo que acontece en la economía de EE. UU., porque es el país más generador. Y en 2020, en vez de disminuir su participación, la aumentó. Las cifras estadísticas del Banco Central lo comprueban: en 2017, el 74 % de las remesas procedió de EE. UU.; para 2018 y 2019, tal proporción subió a 77 %, pero en 2020, ese país es el origen del 83 % de todos los dineros recibidos por este concepto.
El segundo país de origen es España, pero en este caso, ocurre lo contrario: participaba con el 16 % de los dineros en 2014, pero en 2019 era solo del 10 %; en el presente año, es de 8 %. En cuanto a la zona del país a la cual se dirigen las remesas, desde el año 2016 por lo menos el 30 % tiene como destino el Distrito Nacional. De hecho, en el período enero-septiembre, el 32 % de los dineros se pagaron en el Distrito Nacional, mientras que el 16 % en Santiago y el 8 % en Santo Domingo.
¿Cuánto recibe cada persona cuando va a cobrar las remesas que le llegan del exterior? Durante este año, los mayores montos corresponden a los envíos originados en España, que en promedio han sido de US$367 por transacción. En el caso de las remesas estadounidenses, el promedio por operación es de US$239. Las remesas forman parte cada vez más importante de las economías latinoamericanas.
En relación con el tamaño de sus economías, los países que tradicionalmente más volúmenes reciben son Guatemala y El Salvador. En términos absolutos, las mayores cifras van a México y Brasil, pero tienen menos peso respecto de su producto interno bruto. No solo se generan en EE. UU.: en Costa Rica se origina la mayor parte de las remesas para Nicaragua: en Chile, Perú y Colombia, hacia Venezuela; y en Argentina, envíos hacia Bolivia y Paraguay.
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