Un gran medio se planta contra los chatbots. The New York Times (NYT) denuncia a OpenAI y Microsoft por el uso que hacen sus herramientas de inteligencia artificial de los artículos sujetos a derechos de autor. El segundo mayor medio de Estados Unidos exige a las empresas propietarias de ChatGPT una compensación económica, todavía no detallada, y que modifique sus modelos de entrenamiento.
La resolución de esta denuncia, presentada por el New York Times el miércoles, puede marcar un punto de inflexión en la forma de operar de los chatbots. Más en concreto, en el uso que hacen de determinadas fuentes para alimentar sus conocimientos y respuestas.
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The New York Times denuncia que OpenAI y Microsoft está utilizando artículos de su medio sin permiso para entrenar a ChatGPT y otras herramientas. Es decir, según lo que reclama el NYT, el chatbot entra en los artículos, sujetos a derechos de autor, y se nutre de una información valiosa para elaborar sus respuestas. Todo, sin autorización.
«La demanda, presentada en el Tribunal Federal de Distrito de Manhattan, sostiene que se utilizaron millones de artículos publicados por el Times para entrenar chatbots automáticos que ahora compiten con el medio de comunicación como fuente de información confiable», explica el medio en un artículo firmado por los periodistas Michael M. Grynbaum y Ryan Mac.
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Pese a que no hay una cifra exacta, el NYT considera que los demandados deben responsabilizar por «miles de millones de dólares». También pide la destrucción de bots y modelos de entrenamiento que utilicen sus contenidos protegidos con derechos de autor.
El medio afirma que trató de llegar a una solución amistosa en abril, pero las conversación no tuvieron éxito.
Microsoft no ha emitido una respuesta pública al movimiento de NYT. Desde OpenAI sí se han mostrado decepcionados. «Respetamos los derechos de los creadores y propietarios y estamos comprometidos a trabajar con ellos para que se beneficien de la IA y nuevos modelos de ingresos”, asegura Lindsey Held, portavoz de la compañía, que espera alcanzar un acuerdo.
Los derechos de autor son uno de los grandes retos normativos que debe enfrentar la inteligencia artificial. Desde el NYT señalan que su inversión en hacer periodismo es importante, y que Microsoft y OpenAI se aprovechan de ella para entrenar sus herramientas.
En un contexto en el que numerosos medios de comunicación luchan para ser rentables en internet, la competencia que generan los chatbots puede ser letal para muchos. Estos robots son capaces de ofrecer información al usuario de forma casi instantánea (aunque no del todo precisa), apareciendo como una alternativa directa a las publicaciones digitales de las que, por otro lado, se alimentan.
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Ese proceso es el que quiere romper el NYT, planteando la necesidad de que Microsoft y OpenAI deben llegar a un acuerdo con los medios antes de que sus chatbots se alimenten y mejoren sus respuestas con sus contenidos. El desenlace de esta demanda tiene, por tanto, el potencial de suponer un antes y un después en la forma en la que ChatGPT y otros chatbots operan en la actualidad.
Según el medio denunciante, el futuro de la prensa está en juego. “Si el Times y otras organizaciones de noticias no pueden producir y proteger su periodismo independiente, habrá un vacío que ninguna computadora o inteligencia artificial podrá llenar”, apunta el NYT en su denuncia, en un extracto recogido en el artículo de Michael M. Grynbaum y Ryan Mac. “Se producirá menos periodismo y el costo para la sociedad será enorme”.
La del NYT es la primera demanda contra el uso actual de la inteligencia artificial proveniente de un gran medio de comunicación de EE.UU. Sin embargo, el diario no ha sido el primero en alzar la voz.
De hecho, sin salir de Estados Unidos, una parte clave de la huelga simultánea de guionistas y actores de Hollywood fue, precisamente, el uso de IA y cómo podía suplantar al trabajo de los artistas. Finalmente, se alcanzó un acuerdo satisfactorio. En este caso, el foco está puesto en los chatbots, y fundamentalmente en ChatGPT y sus propietarios.
Borja Santamaría, con información de The New York Times
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