La industria eléctrica está cada vez más llamada a una transformación: una evolución de una red centralizada a una más derivada que exija una mayor interacción por parte del consumidor. Aquí es donde entran en juego las smart grids, o redes inteligentes, que prometen cambiar el modelo de negocio del sector eléctrico y su relación con todos sus integrantes, desde las generadoras, hasta el consumidor final.
No cabe duda de que la energía está asistiendo a un momento que nunca antes se ha dado en la sociedad global. Sin embargo, a veces es fácil ignorar las verdaderas aplicaciones que este progreso digital puede tener en la vida diaria.
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Uno de los ejemplos más atractivos es la aparición de las redes eléctricas inteligentes, una nueva forma de entender y gestionar de manera eficiente la electricidad. En resumen, una smart grid incorpora, frente a las redes tradicionales, la tecnología digital necesaria para que una comunicación fluida en ambas direcciones tenga lugar entre la instalación y el usuario. Es decir, es inteligente.
Valiéndose de internet, una smart grid usa herramientas informáticas y perimetrales, así como la tecnología más puntera y el equipamiento más innovador, para dar una respuesta en firme a la volátil demanda de electricidad, lo que reduce el sobrecalentamiento de los cables, que en República Dominicana comprenden al menos el 10% de las pérdidas totales de la electricidad generada.
Y es que hay que recordar que la electricidad cuenta con una naturaleza particular: tiene que consumirse simultáneamente al momento de su generación. Una planta eléctrica genera energía, pero no puede almacenarla hasta que sea necesaria.
Es por esto que la energía que no se consume suele perderse y en un momento como este, en el que se busca la máxima eficiencia energética, hay que encontrar soluciones y las smart grids lo son, ya que comprenden el emblema de una transición hacia una futura versión de las redes eléctricas.
En pocas palabras, una smart grid es una red en la que los circuitos hablan y que es capaz de vigilar su consumo.
Se trata de una instalación en la que el consumo será visible en todo momento y no solo a través de la factura de la luz, y en la que se podrá monitorizar y medir el comportamiento eléctrico de cada uno de los aparatos que están conectados a la infraestructura.
Para llevar todo esto a cabo, las smart grids incorporarán un sistema informático automatizado, capaz de responder automáticamente a las fluctuaciones de la producción de la energía, pero también a la demanda.
Así, se alcanzará una situación en la que tanto el usuario final como el distribuidor cuenten con más información acerca del consumo y en la que se haga un uso más responsable en todo el ciclo: desde las plantas generadoras hasta el sistema doméstico o de la oficina.
Además, otros beneficios asociados son:
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