Las elecciones presidenciales en Estados Unidos siempre generan expectativas y tensiones a nivel global, y la actual contienda entre Donald Trump y Kamala Harris no es una excepción. Dado que Estados Unidos es el principal socio comercial de República Dominicana, las políticas económicas de los candidatos pueden influir notablemente en la economía dominicana.
En ese contexto, estas elecciones presidenciales no solo afecta a los ciudadanos estadounidenses, sino que también tiene repercusiones significativas en las relaciones comerciales y económicas con otros países, especialmente aquellos con fuertes lazos comerciales como República Dominicana.
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Durante su administración anterior, Donald Trump implementó políticas proteccionistas que incluyeron aranceles significativos para proteger a los productores estadounidenses de la competencia extranjera. Actualmente, propone un arancel general del 10 % sobre todas las importaciones hacia EE.UU., una medida que podría impactar directamente a República Dominicana, cuya economía depende en gran medida de las exportaciones a este mercado.
En 2023, las exportaciones dominicanas a Estados Unidos alcanzaron los US $6.5 mil millones, lo que representó aproximadamente el 50 % del total de las exportaciones dominicanas.
Este tipo de proteccionismo encarece los productos importados, y si se aplican aranceles adicionales a las exportaciones dominicanas, sectores clave como el textil, agrícola y manufacturero perderían competitividad en el mercado estadounidense. Como resultado, los exportadores dominicanos enfrentarían mayores costos de acceso, y sus productos serían menos atractivos frente a los competidores locales o de otras regiones sin aranceles altos. Esto no solo podría reducir las ventas de bienes dominicanos en EE.UU., sino que también impactaría negativamente el empleo y los ingresos fiscales en el país.
Trump ha enfatizado la necesidad de renegociar acuerdos comerciales para garantizar términos más favorables para EE.UU., lo cual ya demostró en su administración anterior al reformular el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en el actual Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA). Si continúa con esta línea de renegociaciones, es probable que busque revisar acuerdos comerciales con los países del Caribe, incluyendo República Dominicana.
Este posible cambio en los términos de comercio podría derivar en condiciones menos favorables para las exportaciones dominicanas. Aunque el país se beneficia del Acuerdo de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA-DR), una revisión de este acuerdo podría traer nuevas barreras comerciales, tales como aranceles o cuotas, que reducirían aún más la competitividad de los productos dominicanos en EE.UU.
Si se implementaran medidas proteccionistas o renegociaciones desfavorables, el impacto en la economía dominicana podría ser considerable. Según el Banco Central de República Dominicana, el crecimiento del PIB en 2023 fue del 4.8%, impulsado en gran medida por las exportaciones a EE.UU. Sin embargo, una reducción en las exportaciones podría desacelerar el crecimiento económico, incrementar el desempleo en sectores dependientes del comercio exterior y reducir los ingresos fiscales.
Para una economía en crecimiento como la dominicana, la falta de acceso competitivo al mercado estadounidense podría significar un freno considerable en su desarrollo económico a mediano y largo plazo.
Kamala Harris, en contraste, se ha mostrado más abierta hacia el comercio internacional y el multilateralismo. Aunque no ha propuesto eliminar por completo los aranceles impuestos por Trump, su política tiende hacia una cooperación internacional que favorezca relaciones comerciales más estables y predecibles. Este enfoque podría ser beneficioso para República Dominicana, ya que ofrecería un entorno comercial menos hostil y más adaptable.
Un ambiente de comercio multilateral y abierto facilita que República Dominicana acceda al mercado estadounidense con menos incertidumbre en cuanto a políticas arancelarias y barreras comerciales. Esto permite a los exportadores dominicanos proyectar sus ventas e inversiones con mayor seguridad, generando un clima de negocios más confiable y estimulando la inversión a largo plazo en sectores productivos orientados a la exportación.
Harris también ha propuesto incrementar las inversiones en infraestructura y desarrollo en América Latina y el Caribe. En 2023, Estados Unidos destinó aproximadamente $1.2 mil millones en ayuda a la región, y Harris prevé ampliar esta cifra para fortalecer las economías locales. Un aumento en las inversiones de EE.UU. podría traducirse en proyectos de infraestructura, creación de empleos y mejoras en sectores estratégicos como el transporte y la energía en la República Dominicana.
Este enfoque en el desarrollo podría tener efectos positivos a mediano y largo plazo. Al mejorar la infraestructura, el país podría aumentar su capacidad productiva y competitividad, facilitando así la entrada de nuevos inversores y estimulando sectores clave como el turismo y la manufactura.
El turismo, que representó el 15% del PIB dominicano en 2023, podría verse especialmente beneficiado por una mayor inversión extranjera y una infraestructura mejorada, haciendo que República Dominicana sea un destino aún más atractivo para los visitantes internacionales.
Las políticas de Harris apuntan a un crecimiento económico más sostenido y menos dependiente de las fluctuaciones comerciales. La estabilidad en las relaciones comerciales y el aumento en la inversión podrían fomentar el crecimiento de sectores como el turismo, la manufactura y las exportaciones agrícolas. Un entorno comercial favorable podría fortalecer la economía dominicana, mejorar la balanza comercial e incrementar el flujo de capital extranjero.
Para la República Dominicana, la elección de uno u otro candidato en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos representa dos posibles trayectorias económicas. Un enfoque proteccionista podría forzar al país a diversificar sus mercados de exportación o a depender menos de EE.UU., mientras que una política abierta como la de Harris incentivaría la continuidad y fortalecimiento del comercio bilateral.
Es crucial que los líderes dominicanos se preparen para adaptarse a cualquiera de estos escenarios, desarrollando estrategias que protejan los intereses comerciales del país y promoviendo políticas que aseguren el crecimiento sostenible de la economía nacional. Así, República Dominicana estará mejor posicionada para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades que surjan de las decisiones políticas en Washington.
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