Unos 2,700 millones de personas, el 34% de la población mundial, dedican parte de su ocio a los videojuegos. Parte de su ocio y parte de su dinero. Los datos de un informe de la consultora Accenture indican que la industria mueve US$200,000 millones de facturación directa, entre consolas, software, compras digitales en los juegos, suscripciones y anuncios, a lo que hay que añadir otros US$100,000 millones en accesorios y comunidades de gaming.
La industria de los videojuegos es más importante que la de la música y la cinematográfica en conjunto, dice el informe de Accenture.
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El canal online fue el principal motor de ese crecimiento, con un alza del 32%. A pesar de estos datos, la industria de los videojuegos está a las puertas de una etapa con aún más posibilidades. El motivo está en el despliegue de la red 5G de telecomunicaciones, que mejorará la experiencia del juego en tres vertientes clave: velocidad de transmisión de los datos, latencia y flexibilidad.
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El gaming está a punto de entrar en otra pantalla, y los videojuegos más sofisticados de los últimos años ya van camino para convertirse en algo tan retro como el Pacman.
En el primer apartado, por ejemplo, se podrán descargar veinte juegos en lo que hoy se tarda con el 4G, en descargar uno.
En cuanto a la flexibilidad, la capacidad de la red para procesar juegos en la nube (cloud computing), incluso con la máxima sofisticación de la realidad virtual, permitirá experiencias en streaming hoy fuera del alcance tecnológico.
Pero la principal ventaja del 5G hablando del gaming estará, desde el punto de vista del jugador, en la latencia. El cambio del 4G al 5G supone que la latencia –si hablamos de gaming, el tiempo que transcurre entre una acción del jugador y su reflejo en el juego- pasará de veinte milisegundos a cinco milisegundos.
Adiós al gran enemigo de todo gamer que se precie: el lag en su jerga, o retardo entre lo que hacen cuando juegan y la reacción en la pantalla.
El desarrollo del 5G también supone la gran oportunidad para los videojuegos basados en la realidad aumentada y la realidad virtual, tecnologías de las que se lleva años hablando sin que, con la única excepción de Pokemon Go, de 2016, se hayan llegado a popularizar masivamente.
“El videojuego ya no es un producto, sino una experiencia, y para que la experiencia con la realidad aumentada y la virtual sea plenamente satisfactoria se necesita un ancho de banda, una velocidad y una latencia que las redes 4G no pueden dar”, contextualiza Iván Rejón, director de Marketing, Comunicación y Relaciones Institucionales de Ericsson España.
“Ya existen juegos y competencias que generan tal interconexión que el 4G se queda lento para procesar de forma correcta y disfrutar al máximo”, ratifica José María Moreno, director general de la AEVI.
Pero ahora las mejoras que supone el 5G han de ser el espaldarazo definitivo al uso de la realidad aumentada y la realidad virtual, ya que la velocidad y la casi nula latencia de la red permitirán que el procesamiento de estos mundos virtuales se lleve a cabo en la nube.
Eso supondrá no solo librar a las gafas de realidad virtual de los cables, sino además también desarrollar escenarios fluidos, complejos y de mayor resolución, en los que se puedan producir experiencias mucho más realistas.
Todas estas nuevas posibilidades van a tener un impacto muy importante en el ecosistema empresarial ligado al ocio y las telecomunicaciones, un ámbito donde compiten por la atención los grandes espectáculos deportivos, la última serie de moda y los videojuegos.
Ya en su presentación de resultados de 2018 Netflix decía por escrito que consideraba más competidor a Fortnite que a HBO; consecuentemente, acaba de adquirir un estudio de desarrollo de videojuegos, Night School Studio, y ya ofrece videojuegos en mercados europeos, de momento de forma tímida.
También hay rumores de que Apple prepara el lanzamiento de sus propias gafas de realidad virtual para este año, y las operadoras de telecomunicaciones están muy atentas a lo que está sucediendo: “ya tenemos algunos ejemplos que apuntan a que el gaming puede ser su producto estrella al paquetizar la oferta de 5G”, asegura Rejón.
El desarrollo de la realidad virtual no cambia su forma de trabajar, pero sí las posibilidades de crecer, según explica Emanuele Carisio, secretario técnico de DEV: “siempre que se crea un nuevo nicho de negocio en videojuegos, hay una oportunidad muy grande para los primeros en llegar, y de hecho alguna empresa española ya está funcionando bien con juegos de realidad virtual”.
Pero también es cierto, apunta, que el mercado se satura con rapidez. La combinación de conectividad 5G, mejores dispositivos y contenidos más atractivos harán el gaming virtual algo cotidiano alrededor de 2025, pronostica Rejón, que se basa en lo que ya sucede en países con el mercado más maduro, como Corea del Sur.
Sin olvidar, como señalan desde la AEVI, que se abren nuevas posibilidades en campos como el metaverso o los eSports.
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