El bruxismo también deja consecuencias en tu salud mental

El bruxismo también deja consecuencias en tu salud mental

Por | enero 30, 2025

El bruxismo, un hábito involuntario que afecta a entre un 10% y 20% de la población mundial, ha ganado relevancia en las últimas décadas, tanto en consultas odontológicas como en discusiones sobre salud mental y bienestar.

El bruxismo, esa acción involuntaria de apretar o rechinar los dientes, es un trastorno que ha cobrado relevancia en la actualidad debido al incremento del estrés y la ansiedad en la población. Más allá de los daños evidentes en el esmalte dental, este padecimiento puede afectar seriamente la salud general, convirtiéndose en un desencadenante de trastornos musculoesqueléticos y mentales.

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¿Qué es el bruxismo?

El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar o frotar los dientes de manera involuntaria, ya sea de día o de noche. El tipo nocturno es especialmente preocupante, ya que es más difícil de detectar. A menudo, quienes sufren de este hábito no se dan cuenta de su existencia hasta que los efectos empiezan a manifestarse. En muchos casos, son los compañeros de cama quienes alertan a la persona sobre el rechinar nocturno de los dientes.

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«Este problema es conocido como el ‘hábito silencioso’ porque puede pasar desapercibido durante años», explica Javier González Lagunas, jefe del Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital Quirón Salud de Barcelona. De acuerdo con estudios de la Sociedad Española de Ortodoncia, las mujeres son casi el doble de propensas que los hombres a padecerlo.

¿Qué provoca el bruxismo?

Las investigaciones apuntan a múltiples factores que pueden desencadenar el bruxismo. El principal es el estrés, pero también influyen otros elementos como:

  • Trastornos del sueño: la apnea del sueño y otras alteraciones nocturnas aumentan el riesgo de rechinar los dientes involuntariamente.
  • Problemas de alineación dental: una mordida inadecuada puede generar una tensión excesiva en la mandíbula.
  • Consumo de estimulantes: la cafeína, el alcohol y el tabaco pueden intensificar el bruxismo.
  • Factores psicológicos: la ansiedad y la depresión han sido asociadas con el desarrollo de esta parafunción.
Fotografía: Dentista

Consecuencias en la salud más allá de los dientes

Si bien el desgaste dental es el efecto más visible del bruxismo, su impacto se extiende a otras áreas del organismo:

  • Dolores de cabeza crónicos y migrañas derivados de la tensión en los músculos de la cabeza y el cuello.
  • Trastornos de la articulación temporomandibular (ATM): el bruxismo puede provocar dificultad para abrir la boca, chasquidos articulares y dolor facial.
  • Trastornos del sueño: al intensificarse por la noche, afecta la calidad del descanso y puede derivar en fatiga diurna.
  • Problemas de salud mental: el dolor crónico y la preocupación por la apariencia dental pueden generar ansiedad, depresión e incluso afectar la autoestima.

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La relación entre el bruxismo y la salud mental

Un estudio publicado en Frontiers in Psychiatry por la Universidad Complutense de Madrid señala la relación entre las enfermedades periodontales y los trastornos psicológicos. El desgaste dental extremo, la sensibilidad aumentada y el dolor constante pueden afectar el bienestar emocional de los pacientes, generando un círculo vicioso donde el estrés potencia el bruxismo y viceversa.

Además, las infecciones bucales severas pueden permitir el paso de bacterias al torrente sanguíneo, alcanzando el sistema nervioso central y exacerbando estados de ansiedad y depresión.

Estrategias de prevención y tratamiento

Evitar el bruxismo requiere una combinación de tratamientos dentales y técnicas para el manejo del estrés. Algunos de los métodos más efectivos incluyen:

  • Uso de férulas de descarga: protegen los dientes y reducen la tensión mandibular.
  • Aplicación de toxina botulínica (bótox): ayuda a relajar los músculos maseteros y disminuir la fuerza de mordida.
  • Fisioterapia especializada en ATM: mejora la movilidad mandibular y alivia el dolor cervical.
  • Terapias para el manejo del estrés: la meditación, el ejercicio y la terapia psicológica pueden ser aliados clave.
  • Corrección de hábitos: reducir el consumo de cafeína, tabaco y alcohol disminuye la actividad nocturna involuntaria de la mandíbula.

El bruxismo es mucho más que un problema dental: es un síntoma de una sociedad cada vez más estresada. Su impacto en la salud bucal, muscular y mental hace indispensable un enfoque integral que incluya tanto la intervención odontológica como estrategias para la gestión emocional. Identificarlo a tiempo y tomar medidas adecuadas puede marcar la diferencia entre una sonrisa saludable y un problema crónico incapacitante.

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