El bruxismo, un hábito involuntario que afecta a entre un 10% y 20% de la población mundial, ha ganado relevancia en las últimas décadas, tanto en consultas odontológicas como en discusiones sobre salud mental y bienestar.
El bruxismo, esa acción involuntaria de apretar o rechinar los dientes, es un trastorno que ha cobrado relevancia en la actualidad debido al incremento del estrés y la ansiedad en la población. Más allá de los daños evidentes en el esmalte dental, este padecimiento puede afectar seriamente la salud general, convirtiéndose en un desencadenante de trastornos musculoesqueléticos y mentales.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar o frotar los dientes de manera involuntaria, ya sea de día o de noche. El tipo nocturno es especialmente preocupante, ya que es más difícil de detectar. A menudo, quienes sufren de este hábito no se dan cuenta de su existencia hasta que los efectos empiezan a manifestarse. En muchos casos, son los compañeros de cama quienes alertan a la persona sobre el rechinar nocturno de los dientes.
Quizás te pueda interesar: La IA logra predecir el cáncer de mama con años de anticipación
«Este problema es conocido como el ‘hábito silencioso’ porque puede pasar desapercibido durante años», explica Javier González Lagunas, jefe del Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital Quirón Salud de Barcelona. De acuerdo con estudios de la Sociedad Española de Ortodoncia, las mujeres son casi el doble de propensas que los hombres a padecerlo.
Las investigaciones apuntan a múltiples factores que pueden desencadenar el bruxismo. El principal es el estrés, pero también influyen otros elementos como:
Si bien el desgaste dental es el efecto más visible del bruxismo, su impacto se extiende a otras áreas del organismo:
Quizás te pueda interesar: Retiro de Coca-Cola en Europa: ¿Es hora de repensar el consumo de refrescos?
Un estudio publicado en Frontiers in Psychiatry por la Universidad Complutense de Madrid señala la relación entre las enfermedades periodontales y los trastornos psicológicos. El desgaste dental extremo, la sensibilidad aumentada y el dolor constante pueden afectar el bienestar emocional de los pacientes, generando un círculo vicioso donde el estrés potencia el bruxismo y viceversa.
Además, las infecciones bucales severas pueden permitir el paso de bacterias al torrente sanguíneo, alcanzando el sistema nervioso central y exacerbando estados de ansiedad y depresión.
Evitar el bruxismo requiere una combinación de tratamientos dentales y técnicas para el manejo del estrés. Algunos de los métodos más efectivos incluyen:
El bruxismo es mucho más que un problema dental: es un síntoma de una sociedad cada vez más estresada. Su impacto en la salud bucal, muscular y mental hace indispensable un enfoque integral que incluya tanto la intervención odontológica como estrategias para la gestión emocional. Identificarlo a tiempo y tomar medidas adecuadas puede marcar la diferencia entre una sonrisa saludable y un problema crónico incapacitante.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.