República Dominicana se encuentra entre los 10 países de la región de las Américas con mayor carga de trastornos mentales, ocupando el primer puesto entre los países de Centroamérica y el Caribe. Esto según la tasa de AVADs (Años de Vida Ajustados a Discapacidad) por cada 100,000 personas. Lo que puede considerarse una crisis de salud mental.
Así lo refleja el estudio «Impacto de la salud mental en el sistema de salud dominicano,» realizado por IQVIA en colaboración con Janssen, la división farmacéutica de Johnson & Johnson. Este estudio explora cómo trastornos como la esquizofrenia y el Trastorno Depresivo Mayor (TDM) afectan al sistema de salud del país.
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Según sus resultados, aproximadamente el 20% de la población dominicana enfrenta un trastorno mental, situando a la salud mental como una prioridad en el sistema de salud nacional.
Durante la pandemia, el impacto en la salud mental se intensificó, revelando una creciente incidencia de trastornos psiquiátricos, exacerbados por el miedo, la incertidumbre, las pérdidas familiares y la sobrecarga del sistema sanitario.
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Aunque algunos problemas psiquiátricos han disminuido desde el fin de la pandemia, muchos otros persisten. Factores como el difícil acceso a la atención de salud mental, el estigma, y la baja inversión pública (actualmente solo el 0.73% del presupuesto nacional, frente al 5-10% recomendado por la OMS) agravan esta crisis.
Además, la alimentación ha emergido como un aspecto crítico, debido a la influencia de los alimentos ultraprocesados en la salud mental.
Según el profesor Edwin Fernández Cruz, director de la maestría en Nutrición de Precisión y Epidemiología Nutricional de la Universidad Internacional de La Rioja, los alimentos ultraprocesados han demostrado tener efectos negativos en la salud mental, vinculándose con trastornos como la depresión y la ansiedad.
Una revisión reciente en Nutrients encontró que una dieta rica en alimentos ultraprocesados puede elevar hasta 1.4 veces el riesgo de depresión, especialmente en mujeres. Este vínculo es evidente también en otras regiones, donde se ha relacionado el consumo de refrescos y comidas procesadas con la aparición de síntomas depresivos en personas previamente sanas.
Uno de los mecanismos que explica el efecto de los ultraprocesados en la salud mental es su impacto en la microbiota intestinal. Justo en el ecosistema de bacterias en el tracto digestivo. Diversos estudios han evidenciado que desequilibrios en la microbiota (disbiosis) se relacionan con trastornos mentales, debido a los efectos proinflamatorios de algunas bacterias que se incrementan en dietas de baja calidad.
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En personas con ansiedad, se ha observado una disminución de bacterias benéficas como las Firmicutes, mientras que otras como las Bacteroidetes y Fusobacterias proliferan. En la depresión, bacterias como Prevotella y Klebsiella también muestran alteraciones.
Este desequilibrio de bacterias en el intestino puede derivar en inflamación crónica y, en última instancia, en síntomas de ansiedad y depresión. Además, el intestino produce hasta el 90% de la serotonina del cuerpo, un neurotransmisor clave en el manejo de estos trastornos. Cuidar la microbiota a través de una alimentación balanceada podría, por lo tanto, reducir el riesgo de padecer estos trastornos.
Adoptar patrones de dieta saludables, como la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, granos enteros y pescados, puede ayudar a preservar el equilibrio de la microbiota intestinal. Los alimentos ricos en prebióticos y probióticos también favorecen la eubiosis, es decir, la armonía en la diversidad bacteriana.
Así, una dieta equilibrada se convierte en un recurso valioso para la prevención y tratamiento complementario de la ansiedad y la depresión. Aunque es fundamental recordar que estos trastornos tienen múltiples causas y requieren atención integral.
El estudio de IQVIA destaca que priorizar la salud mental en República Dominicana es urgente. Y sugiere la educación de la población y la mejora del acceso a tratamientos, incluyendo soluciones nutricionales. Cambiar hacia hábitos de alimentación saludables puede ser un primer paso para una mejor salud mental en el país.
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