¿Te castigas para mejorar?
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¿Te castigas para mejorar? Descubre por qué esa técnica está saboteando tu éxito

Por | septiembre 16, 2024

En el camino hacia el desarrollo personal, es común que caigamos en la trampa de la autoexigencia extrema. Una forma de castigar para mejorar. La psicóloga Belén Colomina, experta en mindfulness, invita a alejarse de esta idea de castigo como fuente de motivación. En lugar de flagelarnos por no alcanzar nuestras metas, Colomina sugiere acompañarnos desde una intención bondadosa. Solo así lograremos verdaderamente mejorar.

El mito de la motivación por castigo: «castigar por mejorar»

A menudo escuchamos frases como «sé más duro contigo mismo» o «si no te exiges, nunca conseguirás nada». Sin embargo, esta perspectiva puede ser contraproducente.

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En consulta, Colomina ha observado lo difícil que es para muchas personas adquirir un nuevo hábito. Al principio, la emoción de los cambios es palpable: nos imaginamos más organizados, haciendo ejercicio o aprendiendo algo nuevo.

Sin embargo, cuando el hábito no se mantiene, comenzamos a castigarnos mentalmente. Comentarios internos como «no soy capaz de hacer nada bien» o «esto no es para mí» son comunes. Pero lejos de ayudarnos, solo nos alejan más de nuestras metas.

¿Cómo crear hábitos desde la amabilidad?

En lugar de recurrir a la autoexigencia, y el «castigar para mejorar» es más efectivo acompañarnos desde la amabilidad. Aquí algunos pasos que pueden ayudar a formar hábitos de manera saludable:

  1. Alinea tus metas con tus valores personales: Es crucial que los objetivos tengan un significado profundo y auténtico para ti.
  2. Concreta objetivos claros: Definir lo que quieres lograr y cómo lo harás es clave para evitar la procrastinación.
  3. Crea estrategias realistas: No te dejes llevar por fantasías. Diseña un plan de acción que sea coherente con tu vida actual.
  4. Recompensa tus logros: Celebra cada pequeño avance. Tómate un momento para sentir la satisfacción y bienestar que genera cumplir con tu objetivo.
  5. Simplifica el proceso: Desglosa el hábito en pasos pequeños y graduales para que el camino sea menos abrumador.
  6. Sé constante: Recuerda que este proceso es solo para ti y tu bienestar. La constancia es la clave para el éxito.
  7. Revisa tu progreso: Establece revisiones a corto plazo para evaluar tus avances y hacer ajustes si es necesario.

La motivación desde la compasión

Formar nuevos hábitos es un proceso que requiere tiempo y paciencia. Castigarnos por los fracasos solo incrementa el malestar y nos aleja de nuestros objetivos. En cambio, acompañarnos con amabilidad nos impulsa hacia adelante, incluso cuando caemos. Es importante reconocer que el cambio no es fácil, pero que cada pequeño paso cuenta. La clave está en seguir adelante, sin prisa, pero sin pausa.

Si estás pensando en establecer un nuevo hábito, te invito a que te tomes unos minutos para reflexionar sobre el cambio que deseas. Encuentra el porqué personal de esa meta y conecta con tu propósito. Acompañarte desde la amabilidad no solo te llevará a cumplir tus objetivos, sino que mejorará tu bienestar general.

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