Las mutaciones genéticas responden a un cambio involuntario en la secuencia de genes que conforman el ácido desoxirribonucleico (ADN) de una persona. Estas variaciones traen consigo transformaciones de aspecto físico, fisiólógico, y hasta emocional, que en muchas ocasiones pueden ser o no heredados por los hijos de quienes las padecen. Las mutaciones pueden ser positivas o negativas en cuanto al funcionamiento de los organismos. Inclusive, pueden convertirse en nuevas patologías genéticas o defectos hereditarios. Pero, ¿qué relación guardan las mutaciones genéticas con el trastorno de la ansiedad?
La ansiedad es un estado emocional o sentimiento alegórico al miedo y a la preocupación que se manifiesta frente a un evento o situación imprevista que acontece en cualquier momento de la vida, en el que la persona presenta signos de desasoiego e incertidumbre.
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Diversos estudios científicos han demostrado que los trastornos de ansiedad son muy comunes. Esto se debe a que se han encontrado ciertas predisposiciones genéticas que provocan que algunos seres humanos la experimenten. Consecuentemente, esta tendencia a padecer este tipo de trastorno psicológico ha conducido a expertos a desarrollar investigaciones para ofrecer una respuesta eficaz que explique el vínculo existente entre algunos genes y la ansiedad.
Así, investigadores de la Universidad de Yale (Estados Unidos) han detectado seis variantes genéticas que están relacionadas con la ansiedad, después de analizar el genoma de unos 200 mil militares veteranos. Algunas de estas variantes se vincularon previamente con el trastorno bipolar o la esquizofrenia.
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«Si bien se han realizado muchos estudios sobre las bases genéticas de la depresión, muchos menos han buscado variantes relacionadas con la ansiedad, trastornos que afectan a 1 de cada 10 estadounidenses, afirmaron los científicos encargados de la investigación, publicada en el American Journal of Psychiatry.
La clave de este estudio es identificar genes que propicien un alto riesgo de padecer patologías psiquiátricas que afecten la conducta humana y su desarrollo en entornos sociales.
La investigación apunta a que las mujeres son más proclives a sufrir ansiedad que los hombres,. Tienen el doble de probabilidad porque las variantes tienden a afectar más a los receptores de estrógenos, una de las principales hormonas sexuales femeninas.
Recientemente, se descubrió otra de las variantes del gen de ansiedad, denominada MAD1L1. Su rol no se entiende a ciencia cierta. No obstante, las variantes de este gen ya se han vinculado con el trastorno bipolar, de estrés postraumático y la esquizofrenia.
En ese contexto, el genetista español Xavier Estivill, durante su alocución en la Universidad de Navarra, hizo una distinción entre fobias simples y trastornos de pánico. Las primeras corresponden a miedos a diferentes objetos o sucesos (animales, lugares, etc.), mientras que los segundos se refieren a un estado emocional más severo. El científico enfatizó que se han hecho hallazgos de datos genéticos que se relacionan directamente con la ansiedad, al igual que con otras patologías psiquiátricas que afectan a las personas.
«Se sabe que existe una base genética para los trastornos de ansiedad, así como para la mayoría de los trastornos psiquiátricos», afirmó. «Se producen mucho más frecuentemente en familias, pero es difícil separar el ambiente de la carga genética. De hecho, los estudios en gemelos monocigóticos apuntan a que para la mayoría de las enfermedades psiquiátricas hay una base genética, pero no es igual a la de muchas de las enfermedades hereditarias, como la fibrosis quística o las distrofias musculares, en las que cuando una persona tiene una mutación en ese gen la desarrolla, en mayor o menor grado, con toda seguridad».
El experto manifestó que para este el trastorno de ansiedad existen varios tratamientos farmacológicos y de terapia que son aptos, como los antidepresivos y la psicoterapia de apoyo. Ambos métodos funcionan perfectamente en conjunto, aunque no son efectivos en todos los pacientes.
Otra investigación llevada a cabo en la Univerisdad de Bonn (Alemania) validó que existen seres humanos más propensos a padecer este trastorno cuando han heredado una mutación genética por parte de uno de sus progenitores o hasta de ambos, al establecer que quienes ostentan esas variaciones en sus genes corren un riesgo mayor de tener trastornos postraumáticos y enfermedades obsesivo-compulsivas.
Por Milagros Infante. Reportaje publicado en la revista especializada en salud MediHealth.
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