La aplasia medular, mayormente conocida como aplasia de la médula ósea, es una condición médica grave que se caracteriza por la supresión o desaparición de las células responsables de la producción de elementos sanguíneos en la médula ósea. Esta anomalía conlleva a una marcada reducción en los niveles de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en la circulación sanguínea periférica.
Esta afección puede manifestarse en dos vertientes fundamentales: total, en la cual se afecta la producción de los tres tipos de células sanguíneas, o parcial, en la que solamente una o dos líneas celulares se ven comprometidas.
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El doctor Juan Carlos Vallejo, especialista en hematología del Hospital Universitario Donostia en Guipúzcoa y coordinador del Grupo de Insuficiencias Medulares del Programa Español de Tratamientos en Hematología (PETHEMA) de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), subrayó durante la 48ª Reunión Anual de PETHEMA la importancia de llevar a cabo investigaciones epidemiológicas como un paso crucial para avanzar en la batalla contra la aplasia medular (AM).
«Al día de hoy, los elementos críticos para mejorar el pronóstico de la AM son: el tratamiento precoz, la adecuada elección de las sucesivas líneas del tratamiento, el empleo de las metodologías de transplantes actuales y la triple terapia», asevera Vallejo.
Los síntomas que producen la aplasia medular varían en función de la especificidad de las células sanguíneas afectadas en un paciente en particular. En situaciones donde se ve la producción de glóbulos rojos, se desarrolla anemia, lo que implica signos como como palidez, fatiga extrema, cefaleas, palpitaciones, dificultad respiratoria, mareos y calambres, entre otros.
En lo que concierne a la producción de glóbulos blancos, el paciente es más propenso a tener infecciones, frecuentemente desencadenadas por microorganismos poco comunes. Y, en última instancia, cuando la producción de plaquetas disminuye considerablemente, pueden surgir episodios hemorrágicos, que van desde hemorragias menores, como epistaxis o gingivorragias, hasta hemorragias de gravedad que amenazan la vida del paciente, tales como hemorragias cerebrales o digestivas.
El trasplante aumenta la tasa de supervivencia de los pacientes de aplasia medular a un 80 %.
Las causas subyacentes de la aplasia medular son diversas y pueden incluir infecciones, especialmente de origen viral, exposición a fármacos y agentes tóxicos ambientales como el benzol, pinturas, barnices e insecticidas. Sin embargo, en muchos casos, la etiología de la afección no puede ser identificada, lo que se denomina aplasia medular idiopática.
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El diagnóstico de la aplasia medular se establece a partir de análisis de sangre que revelan una marcada disminución en la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en la circulación sanguínea. A nivel microscópico, las células sanguíneas conservan su morfología normal. En este contexto, resulta esencial realizar una biopsia de la médula ósea, procedimiento que evidencia la ausencia parcial o total de las células precursoras encargadas de la producción de los componentes sanguíneos. Este examen permite, además, distinguir la aplasia medular de otros trastornos hematológicos, como las leucemias agudas.
Sin trasplante, la supervivencia de un paciente con aplasia medular grave es menor del 20 % en el primer año tras el diagnóstico.
El tratamiento indicado para esta enfermedad es acorde a la severidad de esta. Para contrarrestar la disminución de glóbulos blancos, se usan antibióticos y se aplican medidas de asepsia con el fin de prevenir infecciones.
Mientras que, en pacientes jóvenes con aplasia severa, el trasplante de médula ósea es una opción viable siempre y cuando se disponga de un donante compatible. En ausencia de un donante adecuado, se pueden administrar tratamientos como globulina antilinfocítica o antitimocítica, corticoides y ciclosporina A, entre otros.
Cuando la aplasia no es grave o el paciente es muy joven para someterse a un trasplante de médula, se pueden emplear factores de crecimiento hematopoyéticos para estimular la producción de células sanguíneas, así como inmunoglobulinas.
Milagros Infante
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