Los candidatos presidenciales en Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump, presentan propuestas económicas notablemente diferentes. Aunque ambos coinciden en la necesidad de combatir la inflación, sus visiones contrastan en cuanto a la fiscalidad, los aranceles, el impulso a la clase media, la vivienda y la sanidad.
Mientras que Harris, la senadora demócrata de California, se enfoca en políticas progresistas que buscan reducir la desigualdad económica y promover la justicia social, Trump, el actual presidente republicano, se mantiene firme en su enfoque de «América primero», que prioriza la creación de empleos y el crecimiento económico a través de políticas de libre mercado y reducción de impuestos.
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Estas diferencias en las propuestas económicas de los dos candidatos reflejan visiones fundamentalmente distintas sobre el papel del gobierno en la economía y la sociedad, y plantean preguntas importantes sobre el futuro de la economía estadounidense y su impacto en la vida de los ciudadanos.
En el área fiscal, Trump busca reducir el impuesto de sociedades, especialmente para las empresas que mantengan su producción en suelo estadounidense, bajando la tasa actual del 21 % al 15 %. Asimismo, propone eliminar los impuestos sobre las prestaciones de la Seguridad Social para reducir la carga impositiva de los beneficiarios de estos servicios.
Por otro lado, Harris plantea un enfoque más restrictivo en términos de impuestos corporativos, proponiendo un incremento del 21 % al 28 % en el impuesto de sociedades. Este aumento está dirigido a las empresas que generan altas ganancias, al tiempo que promete no incrementar los impuestos a los hogares que ganen menos de 400,000 dólares anuales.
En el caso de los estadounidenses con ingresos millonarios, propone un aumento en las tasas impositivas sobre las plusvalías y la implementación de un impuesto mínimo para individuos con un patrimonio superior a 100 millones de dólares.
Ambos candidatos ven la reducción de la inflación como un objetivo primordial, aunque sus enfoques para lograrlo difieren. Harris busca prohibir prácticas de precios abusivos, mientras que Trump se enfoca en reducir los precios de bienes esenciales, como la gasolina y los alimentos, sin especificar en detalle cómo planea llevar a cabo estos cambios.
Trump propone una serie de incrementos arancelarios para las importaciones, elevando la tasa actual del 10 % al 20 %, especialmente para productos provenientes de China, con tarifas que llegarían al 60 %. También planea sancionar con aranceles del 200 % a las empresas estadounidenses que trasladen su producción a México.
Aunque estas medidas están orientadas a fomentar la producción nacional, han sido objeto de críticas, ya que podrían aumentar la deuda pública y se considera que exceden las facultades presidenciales en la política arancelaria.
Por su parte, Harris ha mantenido un perfil más conservador en esta área, sin proponer grandes cambios en los aranceles que, durante la administración de Biden, se mantuvieron en niveles elevados en algunos sectores, como legado de la administración Trump.
Harris ha enfatizado su compromiso con las pequeñas empresas y la clase media, ofreciendo una deducción fiscal de 50,000 dólares para emprendedores, mucho mayor que el actual descuento de 5,000 dólares.
La candidata demócrata también proyecta crear 25 millones de nuevas solicitudes de pequeñas empresas en sus dos primeros años de gobierno, fomentando un ambiente más favorable para el emprendimiento. A las familias, Harris les ofrece créditos fiscales de 6,000 dólares por cada hijo recién nacido durante el primer año de vida, junto con un crédito adicional de 3,600 dólares para familias de ingresos medios y bajos.
En contraste, Trump propone políticas centradas en el alivio financiero inmediato, como el límite temporal del 10 % en los tipos de interés de las tarjetas de crédito. Asimismo, busca eliminar las deducciones de impuestos sobre los intereses de los préstamos para automóviles, medida que, según su propuesta, beneficiaría a la clase media al reducir la deuda de consumo y promover la estabilidad económica.
La vivienda es un tema en el que Harris y Trump también difieren ampliamente. Harris propone una ayuda directa de 25,000 dólares para los compradores de primera vivienda, junto con la creación de tres millones de unidades habitacionales en cuatro años, un proyecto que busca abaratar los costos de la vivienda a largo plazo y facilitar el acceso a la propiedad para las familias de ingresos medios y bajos.
Trump, por su parte, considera que una reducción en los costos de la vivienda puede lograrse a través de incentivos fiscales para compradores y la disminución de la inmigración ilegal, que, según su perspectiva, reduce la presión en el mercado inmobiliario. Su propuesta de reducción de la inflación está vinculada con estos incentivos, aunque no especifica las estrategias concretas para aumentar la accesibilidad a la vivienda.
Harris aboga por la ampliación de los subsidios de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible (Obamacare), permitiendo que más personas de ingresos bajos y medios tengan acceso a una cobertura médica completa. Además, propone extender el límite de 35 dólares en el costo de la insulina y cubrir los gastos de cuidadores a domicilio para las personas mayores bajo el programa Medicare.
Por otro lado, Trump ha evitado detallar un plan sanitario concreto, y en el último debate presidencial solo mencionó que tiene un «concepto de plan», sin especificar las medidas que tomaría para atender las necesidades de los ciudadanos en este aspecto.
La deuda pública estadounidense, que en 2023 superaba los 35 billones de dólares, es un tema que ambos candidatos han tratado con cierta cautela. Aunque han discutido sus planes de gasto y han prometido reducir la inflación, tanto Harris como Trump han evitado delinear cómo abordarían el problema de la deuda. De acuerdo con estimaciones de expertos, el plan de Harris podría incrementar la deuda en 3,5 billones de dólares en la próxima década, mientras que el de Trump podría aumentarla en 7,5 billones.
Sin estrategias definidas para enfrentar la deuda, ambos candidatos se arriesgan a mantener un déficit creciente, lo cual podría complicar la estabilidad económica a largo plazo de Estados Unidos.
En definitiva, las propuestas económicas de Harris y Trump reflejan sus respectivos enfoques ideológicos y visiones para el país. Harris plantea un enfoque orientado a la redistribución de la riqueza, un apoyo sólido a la clase media y el fortalecimiento de los servicios de salud. En contraste, Trump promueve una política de incentivos fiscales para las empresas, reducción de aranceles en productos nacionales y alivio inmediato en las tasas de interés y costos básicos.
Ambos candidatos buscan responder a las necesidades de la clase media y combatir la inflación, pero sus estrategias y métodos varían significativamente. Mientras Harris parece centrarse en políticas a largo plazo con beneficios para la clase trabajadora y el acceso a servicios básicos, Trump opta por incentivos inmediatos que puedan estimular el crecimiento económico y aliviar la presión de los consumidores. Sin embargo, la falta de claridad sobre el manejo de la deuda pública genera una gran incertidumbre sobre el impacto real de estas propuestas en la economía del país en el largo plazo.
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Redacción basada con información de EFE
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