Durante décadas, el ácido mevalónico ha ocupado un lugar discreto en la bioquímica celular, lejos del radar de las consumidoras de cosméticos. Hoy, este compuesto clave en la síntesis de colesterol y hormonas se posiciona como la nueva promesa en el cuidado de la piel. Pero, ¿qué hay detrás del furor en redes sociales y del creciente interés de la industria cosmecéutica?
El ácido mevalónico es un intermediario esencial en la vía del mevalonato, una ruta metabólica que permite la producción de colesterol, vitamina D, ubiquinona (CoQ10) y hormonas esteroides. Se produce naturalmente en el hígado y otras células del cuerpo, pero ahora empieza a formularse como ingrediente activo en cremas, sueros y tratamientos dermatológicos de última generación.
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Lo curioso es que su origen está más vinculado a la farmacología cardiovascular que a la cosmética. De hecho, los inhibidores de la HMG-CoA reductasa (como las estatinas) actúan precisamente bloqueando la producción de ácido mevalónico para reducir los niveles de colesterol en sangre. Sin embargo, aplicado tópicamente, su acción es completamente distinta: estimula la síntesis local de lípidos esenciales para la piel.
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El estrato córneo, capa más externa de la epidermis, depende en gran medida del colesterol y sus precursores para mantener su integridad y función de barrera. Cuando esta barrera se ve comprometida —ya sea por envejecimiento, agresiones ambientales o enfermedades como la dermatitis atópica—, los lípidos se reducen y la piel pierde su capacidad de retener agua.
En este contexto, el ácido mevalónico se presenta como una herramienta terapéutica de doble filo: por un lado, ayuda a restaurar los niveles de colesterol dérmico; por otro, activa la producción de ceramidas y CoQ10, dos componentes clave en la hidratación, la regeneración celular y la defensa antioxidante.
Aunque la mayoría de los estudios disponibles han sido realizados en modelos animales, los resultados son prometedores. Un artículo publicado en Journal of Investigative Dermatology demostró que ratones tratados con ácido mevalónico mostraron mejoras significativas en la función barrera, una mayor producción de lípidos y una renovación epidérmica más eficiente.
Desde el plano clínico, marcas como YUNI Beauty aseguran que, en pruebas internas, sus productos con ácido mevalónico han logrado incrementar la síntesis de colágeno hasta en un 50 %, así como aumentar la hidratación en un 60 %. No obstante, estas cifras deben interpretarse con cautela, ya que no han sido aún validadas por estudios independientes revisados por pares.
Una de las mayores ventajas competitivas del ácido mevalónico es su alta tolerancia. Estudios preliminares muestran que incluso en pacientes con piel sensible o afecciones como rosácea o eccema, no se han reportado reacciones adversas significativas. Esta tolerabilidad lo convierte en un aliado ideal para quienes no pueden usar activos más agresivos como el retinol o los alfahidroxiácidos.
Además, su pequeño tamaño molecular favorece la penetración profunda en la piel, permitiendo actuar desde capas más internas sin causar irritación. Esto lo distingue de otros ingredientes populares como el escualeno o el colágeno, cuyas moléculas más grandes limitan su eficacia tópica.
El auge del ácido mevalónico no solo se explica por su eficacia cosmética, sino también por el interés que ha despertado en la biotecnología aplicada a la dermatología. Startups como Visolis ya están explorando nuevas formas de producción biológica de este compuesto a partir de fermentación microbiana, lo que podría abaratar costes y hacerlo más accesible en el mercado masivo.
Para la industria cosmecéutica dominicana, aún en proceso de expansión internacional, este ingrediente representa una oportunidad para posicionarse en el segmento premium. Estamos viendo un cambio hacia activos respaldados por ciencia, no solo marketing. El ácido mevalónico se ajusta perfectamente a esa tendencia.
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Si estás considerando incorporar el ácido mevalónico en tu rutina, los expertos recomiendan optar por formulaciones simples y libres de fragancia. Preferiblemente las combinadas con ceramidas o ácido hialurónico. Puede usarse como suero o como hidratante diario, tanto en la mañana como en la noche.
Lo ideal es aplicarlo después del limpiador y antes del protector solar o maquillaje. Y como con cualquier nuevo ingrediente activo, lo mejor es probar primero en una pequeña zona del rostro para observar posibles reacciones.
Aunque aún faltan estudios clínicos a gran escala en humanos, el potencial del ácido mevalónico es innegable. Su capacidad para restaurar la función de la barrera cutánea, mejorar la hidratación y favorecer la renovación celular lo convierten en uno de los ingredientes más prometedores de los últimos años.
Más allá de una moda pasajera, podría representar un nuevo enfoque en el cuidado de la piel centrado en la salud desde la bioquímica. Para una industria en evolución —como lo es la del cuidado de la piel en República Dominicana—, el ácido mevalónico no solo es un activo innovador, sino una oportunidad de liderar desde la ciencia.
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