Parece ser que estamos a muy corto tiempo de un gran logro científico ¡La vacuna contra las drogas! ¿Te imaginas que con solo un pinchazo un adicto se vuelva inmune a los estímulos que generan las drogas? Pues, esa es la promesa de dos grandes farmacéuticas que trabajan actualmente en el desarrollo de una inmunoterapia para frenar la dependencia a esas sustancias.
Kim Janda, del Instituto Scripps de Investigación en La Jolla, en California, precisa: «La adicción es una enfermedad del cerebro. La complejidad de la química cerebral hace que sea muy difícil abordarla con un fármaco. Pero si tienes un anticuerpo lo suficientemente bueno actúa como una esponja. Absorbe la droga y la mantiene fuera del cerebro«.
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En medio de la pandemia del covid-19, las investigaciones científicas han comenzado a florecer, recientemente la biotecnológica InterveXion, en colaboración con la Universidad de Arkansas, anunció que ya se está ensayando en seres humanos la efectividad de un anticuerpo contra la adicción a las metanfetaminas.
Mientras que la compañía norteamericana Cessation Therapeutics informó el pronto inicio de los ensayos clínicos en humanos de su tratamiento contra el carfentanilo, un opioide sintético muy potente.
Si bien, ambas vacunas pasaron la prueba en animales, no todo está dicho. El éxito de estas terapias pioneras en eliminar la dependencia a las drogas se basará en la eficiencia que muestren en sus ensayos con humanos, de ser así, se estima que será antes del 2025, cuando comenzará a comercializarse.
Las vacunas en desarrollo crean anticuerpos que ayudan al sistema inmune a detectar y destruir las moléculas invasoras y nocivas. Estos anticuerpos se adhieren a las moléculas de la droga, aumentan su tamaño e impiden que lleguen al cerebro. No suelen estar especializados, sino que vigilan todo tipo de virus, bacterias y compuestos químicos.
La inmunoterapia se sirve de dos tácticas: una es inundar el organismo con una inyección de estos anticuerpos monoclonales, y la otra es estimular al propio cuerpo para que nuestros linfocitos los fabriquen.
En ambos casos, lo que hace el anticuerpo es localizar a la molécula y aferrarse a ella, como si la sujetara con unas esposas, impidiendo así que ingrese en el cerebro. Si la droga no atraviesa la barrera hematoencefálica, no puede causar efectos psicoactivos.
Las moléculas de las sustancias narcóticas suelen ser muy pequeñas y burlan esa barrera, pero en compañía del anticuerpo abultan demasiado como para traspasarla. Así que vuelven de nuevo al torrente sanguíneo y son escoltadas por los anticuerpos hasta su expulsión a través de los riñones y el hígado.
Aunque a simple vista pudiera parecer muy sencillo este proceso para inhibir la estimulación que
las drogas logran en el cerebro, Matilde Cañelles, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid, consideró algunas limitaciones al ser entrevistada por un medio español: “No se podrán generar directamente en nuestro organismo, ya que son sintéticas, por lo que no se va a poder hacer una vacuna de ARN o de ADN. Entonces, cualquier vacuna contra las drogas quizá se quede restringida a la técnica que se vaya a utilizar para producir estas vacunas”.
Lo cierto es que este tipo de investigaciones se han desarrollado durante décadas; se ha ensayado
la inmunización pasiva (cuando una persona recibe anticuerpos en lugar de producirlos en su sistema inmunitario) en sustancias como la cocaína, la metanfetamina o la nicotina.
También, la inmunización activa (los anticuerpos son producidos por el sistema inmune de la persona) para cocaína, heroína, metanfetamina o nicotina. Sin embargo, ninguno de estos tratamientos han logrado salir airosos de la fase experimental.
Sobre este punto, la investigadora aseguró que no se han afianzado la intención de llevar a feliz término la vacuna contra la adicción a las drogas, debido a intereses económicos.
“Es un poco crudo, pero es por lo mismo que no se creó una vacuna contra el ébola hasta que no se tuvo miedo de que se extendiera por todo el mundo y se convirtiera en pandemia. Porque no hay un interés económico en algo que se atribuye a personas marginales, como es el caso de la droga”, opinó. (dr)
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