Un nuevo estudio publicado en The British Journal of Psychiatry ha revelado datos preocupantes: las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) tienen una esperanza de vida más corta y enfrentan un mayor riesgo de problemas de salud mental. Con una muestra de más de 30.000 personas en el Reino Unido, la investigación sugiere que los hombres con TDAH pueden vivir entre 4,5 y 9 años menos, mientras que en el caso de las mujeres la reducción es aún mayor, entre 6,5 y 11 años.
Estos hallazgos refuerzan estudios previos que vinculan el TDAH con un riesgo elevado de muerte prematura, pero también ponen sobre la mesa un tema crítico: la necesidad de mejorar el abordaje clínico y social de este trastorno, especialmente en poblaciones con acceso limitado a diagnóstico y tratamiento, como en muchas regiones de Latinoamérica, incluyendo República Dominicana.
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El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por dificultades en la regulación de la atención, el control de impulsos y la hiperactividad. Se estima que afecta al 4% de los niños y entre el 3% y 4% de los adultos en el Reino Unido, cifras que pueden ser similares en otros países. Sin embargo, el subdiagnóstico es una realidad latente, especialmente en mujeres y adultos.
Una investigación publicada en 2018 encontró una prevalencia del 7.6% de TDAH en niños de entre 6 y 12 años en República Dominicana, con mayor incidencia en el rango de 6 a 8 años. El trastorno fue más común en varones y se asoció con factores de riesgo como exposición prenatal al tabaco y alcohol, prematuridad, bajo peso al nacer y nivel socioeconómico bajo.
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El estudio también reveló que las personas con TDAH tienen una mayor incidencia de ansiedad, depresión, autolesiones y suicidio, así como trastornos de la personalidad. Además, se encontraron vínculos con condiciones físicas como diabetes, colesterol alto y consumo de sustancias.
Los investigadores sugieren varias razones por las que el TDAH podría impactar negativamente la longevidad:
la meditación puede ser una herramienta efectiva para ayudar a las personas con TDAH, aunque no reemplaza tratamientos convencionales como la medicación y la terapia conductual. Sin embargo, su práctica regular puede mejorar la atención, la regulación emocional y la impulsividad, aspectos clave en quienes viven con este trastorno.
Uno de los principales beneficios de la meditación es su capacidad para entrenar el cerebro en el enfoque y la concentración. Las técnicas de atención plena ayudan a reducir la distracción y fortalecen la habilidad de mantenerse presente en una tarea. Además, su impacto en la corteza prefrontal contribuye a la regulación emocional, lo que permite a quienes tienen TDAH manejar mejor la frustración y el estrés diario.
Otro aspecto clave es la reducción de la impulsividad. La respiración consciente y la meditación guiada enseñan a pausar antes de reaccionar de manera automática, facilitando una toma de decisiones más reflexiva. Esto es especialmente valioso en situaciones sociales o académicas donde el control de los impulsos juega un papel determinante.
El TDAH suele estar acompañado de altos niveles de ansiedad y estrés, y aquí la meditación también se presenta como un aliado poderoso. Al activar el sistema nervioso parasimpático, ayuda a disminuir la sensación de agobio y promueve la relajación. Además, diversos estudios han señalado que la meditación mejora la memoria de trabajo, una función clave para la organización y planificación diaria.
Los expertos insisten en la importancia de mejorar el abordaje del TDAH con estrategias preventivas y tratamientos efectivos. En República Dominicana, esto implica fortalecer el acceso a diagnósticos oportunos, tratamientos farmacológicos y terapias conductuales, además de promover la educación sobre el TDAH en la población general.
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Un estudio sueco reciente encontró que el tratamiento farmacológico del TDAH puede reducir el riesgo de mortalidad en un 19% en los dos años posteriores al diagnóstico. Esto refuerza la necesidad de garantizar que las personas con este trastorno reciban el apoyo adecuado para gestionar sus síntomas y prevenir complicaciones a largo plazo.
El TDAH no solo impacta la calidad de vida, sino también su duración. La evidencia es clara: es urgente actuar para mejorar la detección temprana, el acceso a tratamientos efectivos y la concienciación sobre este trastorno. En República Dominicana, donde los servicios de salud mental aún enfrentan desafíos, invertir en estrategias de prevención y tratamiento podría marcar la diferencia en la vida de miles de personas.
La pregunta que queda es: ¿Estamos preparados para afrontar este reto?
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