La fatiga mental y el cansancio físico son dos estados de cansancio que afectan tanto al cuerpo como a la mente, y su interconexión revela la complejidad de la relación entre la actividad cognitiva intensa y la sensación de agotamiento físico.
Es fundamental distinguir entre la fatiga y el cansancio, ya que la fatiga es una agobiante sensación de cansancio que impacta a nivel físico, mental y emocional, y sus síntomas tienden a ser más persistentes en comparación con la extenuación, que a menudo se alivia con el descanso. Mientras que el cansancio puede causar trastornos como la gripe, el resfriado común, la neumonía, la otitis media y las infecciones del tracto urinario.
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Para combatir eficazmente estos estados de agotamiento, la ciencia sugiere identificar sus orígenes.
La prolongada fatiga emocional puede reducir la capacidad de atención y concentración, afectando negativamente el rendimiento cognitivo. Además, es común sentirse triste, desesperado, ansioso o irritable. Los trastornos del sueño pueden también surgir como resultado de esta fatiga.
Con el tiempo, la fatiga emocional sostenida podría evolucionar hacia problemas psiquiátricos más serios, como la depresión o la ansiedad.
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Un fascinante hallazgo científico realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Pitié-Salpêtrière en París ha arrojado luz sobre la conexión entre el esfuerzo mental y el cansancio físico.
Según sus descubrimientos, la acumulación de sustancias tóxicas en la corteza prefrontal durante el trabajo cognitivo intenso es responsable de la sensación de agotamiento.
Contrariamente a teorías anteriores que consideraban la fatiga como una ilusión para cambiar a actividades más gratificantes, estos científicos utilizaron espectroscopía de resonancia magnética para observar dos grupos: aquellos con tareas cognitivas intensas y los que tenían tareas más fáciles.
El primer grupo mostró signos de fatiga, incluyendo pupilas menos dilatadas y niveles elevados de glutamato en la corteza prefrontal.
Este estudio, liderado por Antonius Wiehler y Mathias Pessiglione, buscaba comprender la relación entre la fatiga mental y la acumulación de sustancias tóxicas generadas por la actividad neuronal.
Descubrieron que aquellos que realizaban un trabajo mental duro optaban por acciones que ofrecían recompensas rápidas y de bajo esfuerzo después de experimentar fatiga.
La acumulación de glutamato en las sinapsis de la corteza prefrontal afecta la activación adicional de esta área, dificultando el control cognitivo después de una jornada de trabajo mental intenso. Pessiglione enfatizó que la única solución es descansar y dormir, ya que no existe una manera de evitar este fenómeno.
En futuras investigaciones, los científicos esperan entender por qué la corteza prefrontal es especialmente susceptible a la acumulación de glutamato. También buscan determinar si los marcadores de fatiga cerebral pueden prever la recuperación de problemas de salud, como la depresión o el cáncer.
Estos hallazgos ofrecen una perspectiva nueva y esclarecedora sobre la compleja relación entre el esfuerzo mental, la fatiga y la salud cerebral, resaltando la importancia de cuidar la integridad funcional del cerebro a través del descanso y el sueño.