De poco servía para Robin Williams haber ganado un Óscar, cinco Globos de Oro, un Premio del Sindicato de Actores, dos Premios Emmy y tres Premios Grammy a lo largo de su carrera, el actor sentía que ya no era capaz de hacer reír.
Williams hablaba abiertamente de sus problemas de adicción al alcohol y las drogas cuando comenzó su carrera en la actuación. Confesó las utilizó para sobrellevar el estrés.
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Con el pasar de los años, reconoció públicamente estar batallando contra la depresión, lo que impactó mucho a su público. William padecía un fenómeno llamado depresión sonriente, la cual parece ser indetectable porque la mayoría de las personas asocia la tristeza con la depresión y la felicidad con un estado de bienestar.
Un divorcio, la falta de trabajos destacados en Hollywood y sus problemas de salud no ayudaron a que mejorara su ánimo. Pronto su deterioro físico fue evidente. «Williams parece exhausto. Se despidió de mí y se puso a llorar», declaró su amigo y también actor Billy Cristal cuando se percató que algo no andaba bien con Williams.
Robin Williams se quitó la vida en agosto de 2014. Su viuda reveló que el actor había sido diagnosticado poco antes de morir con demencia por cuerpos de Lewy, un raro padecimiento que se caracteriza por una combinación entre Alzheimer y Parkinson. No se sabe si esto acrecentó sus pensamientos suicidas.La depresión ha cobrado miles de vidas en el mundo entero, por lo que incluso la pregunta más importante que nos podríamos hacer es, ¿sabes lidiar con la depresión? Hazla antes de que sea demasiado tarde.