¿Autocuidado? ¡Sí! ¿Automedicación? ¡No! Expertos coinciden en que ambos elementos no son sinónimos, y si no se establecen diferencias entre uno y otro, podrían traer graves consecuencias a la salud y al bienestar de las personas.
El autocuidado de la salud es el motivo original, y aún el principal, para el consumo de medicamentos por iniciativa propia. Pero este no debe confundirse con la automedicación que es un fenómeno muy común y un buen comportamiento heredado por la evolución del autocuidado, el cual los humanos lo han distorsionado hasta tal punto que se ha convertido en una práctica de alto riesgo, porque un mal uso de los medicamentos puede tener efectos adversos.
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Resfriados, fiebres, dolores de cabeza, entre otras, son dolencias que en algún momento aliviamos con un medicamento no prescrito por un médico, pero si este comportamiento llega a pasar el límite del abuso o dependencia, se convierte en una conducta dañina que conlleva a una intoxicación o posible muerte, y se cataloga como un problema psicológico y de salud pública.
Vivimos en una sociedad que favorece la automedicación. En primer lugar, la disponibilidad de medicinas que no exigen récipe médico es amplia y de fácil acceso, lo que unido a la falta de tiempo para acudir a la consulta del especialista en busca de un medicamento para combatir cualquier dolencia, ha convertido la automedicación en un hábito común, en una costumbre. Es ya parte de la rutina tomar fármacos para animarse, para relajarse, para el dolor de cabeza, el dolor de estómago, entre otros, pero los peligros de esta práctica son múltiples. Por ejemplo, se abusa de los antibióticos para cuestiones que nada tienen que ver con sus propiedades. El resultado es el contrario al deseado, pues cuando nuestro organismo no los necesita, las bacterias se hacen resistentes y cuando posteriormente lo necesitemos será más difícil de tratar. Un ejemplo de ello, es el uso indiscriminado de paracetamol, que puede además ocasionar daños importantes en el hígado si no se controla su uso y las dosis recomendadas. Incluso hay medicamentos que pueden crear dependencia o adicción.
Automedicación responsable.
Las autoridades sanitarias promueven lo que definen como automedicación responsable, un término que determina la decisión de las personas de utilizar medicamentos por cuenta propia para el tratamiento de afecciones leves o síntomas específicos. Sin embargo, hay que diferenciar entre automedicación y autoprescripción, tal como describe un artículo publicado por Sanitas España.
De acuerdo a este reporte, en el primer caso sigue presente la figura del médico y su papel de asesor sobre salud. En el segundo se prescinde completamente de él y es la propia persona la que decide qué fármaco tomar en situaciones concretas, se trate de una enfermedad o de un síntoma específico. La primera se ajusta a la condición de responsable, mientras que la segunda obvia tal condición.
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