LA FRUSTRACIÓN ES un estado emocional que surge ante un fracaso o al no poder cumplir un deseo, proyecto, ilusión o necesidad que se quería; ese estado incluye emociones como ansiedad, rabia, depresión, angustia, ira y se acompaña de sentimientos y pensamientos autodestructivos para con uno mismo.
Los fracasos y las frustraciones son algo normal en la vida de las personas. En algún momento de nuestras vidas, todos nos hemos planteado alcanzar un reto. Nos hemos esforzado muchísimo, hemos decidido posponer otros planes para disponer de más tiempo y darle a ese tema toda nuestra energía. Pero, al final, no logramos llegar a los objetivos.
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El no haber alcanzado las metas puede ser para unas personas un simple tropiezo, pero para otras, se transforma en una caída al fondo de un pozo oscuro.
Según el portal psicologiaymente.com, lo más importante ante una situación que nos genere frustración es no dejarse llevar por las emociones intensas de ese momento (tristeza, cólera, enfado, rabia) y darnos unos momentos de pausa que nos permitan reflexionar y analizar la situación, de modo que podamos buscar alternativas para conseguir nuestro objetivo. Además, de recuperar un estado emocional más tranquilo y estable.
La clave parece estar en cambiar la manera de ver los fracasos. No veas los fracasos como algo negativo, no consiste en el todo o nada, sino en aprender de lo que hemos hecho y cómo lo hemos hecho. Muchas veces los mayores aprendizajes provienen de los errores.
Para dejar de sentirse frustrado, hay que aceptar la frustración, hay que reconocer que no podemos conseguir todo lo que nos proponemos. También debemos aprender a automotivarnos, a ser persistentes y pacientes, y a buscar apoyo en los demás.
Una persona feliz, es aquella que sabe afrontar sus errores, aprende de ellos y sabe superar la frustración de forma constructiva.
Parece bastante obvio, pero muchas personas se niegan a reconocer sus emociones, por asociarlas a un signo de debilidad. Y es todo lo contrario, cuando reconocemos cómo nos sentimos, establecemos un punto de inicio para resolverlo y demostramos tener una mayor inteligencia emocional.
Sí conoces realmente tus dones y capacidades, podrás llegar lejos, evitando que tan solo una mala racha derrumbe tu autoestima.
Así como reconoces tus cualidades, es bueno que sepas hasta dónde puedes llegar. Esto no significa que seas conformista o no aspires a mejorar. Si te enfocas en tus habilidades, conociendo tus límites sacarás el mejor provecho haciendo que tus tropiezos sean menos duros.
En un arranque de ira, tu jefe te dijo a gritos que habías cometido un error “inadmisible”. O tal vez uno de tus subordinados estaba tan distraído que dejó pasar un aspecto clave para el crecimiento de tu negocio. ¿Tu jefe te odia? ¿Tu empleado quiere hacerte la vida imposible? Ya sea que alguien estalle contra ti o desencadene tu ira, es importante que tengas presente que, en los confines de una oficina, nada es personal. Así que no lo tomes como tal.
Las personas que forjan un destino lleno de fracasos, es porque toman cada tropiezo como una señal para no continuar. Mientras que, aquellas que son exitosas, utilizan sus fracasos para aprender lo que no se debe hacer y revisan su estrategia. Conservan lo que les sirve, desechan lo que no, y consiguen así tener una estrategia de crecimiento cada vez más efectiva.
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