Se llama geoterapia a la utilización de la tierra (arcilla o barro) con fines medicinales, sirven para mejorar la salud en numerosas patologías.
La arcilla posee diversas propiedades destacando su capacidad refrescante, antiinflamatoria y cicatrizante. Es sumamente importante la recolección de estas a cierta profundidad para que esté libre de basura y excremento de animales.
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La manera más práctica de emplearla es mezclando arcilla o el barro con agua, hasta formar una cataplasma y luego se aplica directo sobre la piel. Se debe tomar en cuenta cuál es el problema a tratar, por ejemplo en infecciones, inflamaciones, llagas, luxaciones se pone el barro o arcilla sobre la zona afectada, con un espesor aproximadamente de 0.5 centímetros.
Para sujetarla, se rodea con una venda, dejándola actuar de dos horas en adelante hasta secarse.
La arcilla, es uno de los más poderosos antisépticos y bactericidas que existen. Es un potente cicatrizante y regenerador de la piel, tiene un gran poder de absorción, capaz de absorber gran cantidad de calor y atraer cuerpos extraños bajo la piel, logrando así que sean expulsados. Actúa como un filtro purificando la sangre, de ahí su acción sobre accesos y procesos con tendencia a la supuración al extraer, desinfectar y purificar la herida en descomposición.
Estimula la piel favoreciendo la fijación y destrucción del ácido úrico a través de ella. Es calmante si la aplicamos sobre partes dolidas, y en las inflamaciones superficiales agudas, golpes, picaduras, quemaduras, etc. Es refrescante y desinflamatoria, está indicada en casos de infecciones, inflamaciones, úlceras, gastritis, salida del líquido sinuvial, desgarros musculares, luxaciones, cicatrices.
Su inmensa capacidad de absorción es una de las cualidades más llamativas. Esta capacidad de absorber proporciona un efecto desintoxicante tanto en el interior como el en exterior del organismo.
La arcilla aplicada en la piel proporciona un efecto de frío de inmediato, ya que tiene una capacidad extraordinaria para absorber el calor y retenerlo. Este efecto es particularmente útil en cualquier tipo de dolor o inflamación, puesto que activa el sistema circulatorio, descongestiona y reduce la inflamación.
De manera instintiva, como hemos dicho antes, los animales corren al barro para curar sus heridas, no solo por su efecto antiinflamatorio, sino por su capacidad para reducir el efecto de baterías y microorganismos patógenos.
Gracias a su rica composición en minerales y oligoelementos, la arcilla constituye un buen aporte de nutrientes a las células, que mejoran su función (tanto a las células internas como las presentes en la piel).
Arcilla blanca o caolinita. Esta arcilla se usa en forma de leche de arcilla por su acción antibacteriana, antiinflamatoria, cicatrizante y protege la mucosa gástrica e intestinal pues acelera la cicatrización; también es un excelente enjuague bucal. De hecho, se puede aplicar externamente como cataplasmas, amplastos y mascarillas.
Arcilla roja. Su color se debe a un mayor contenidos de óxidos, e hidróxidos de hierro:; el silicato de aluminio actúa como un antiácido de acción loca astringente, contrarrestada por el silicato de magnesio, purgante que neutraliza la acidez gástrica, pudiendo eliminar la pepsina, toxinas bacterianas, productos de putrefacción y residuos tóxicos.
Arcilla y sal marina. Las propiedades de la arcilla pueden potenciarse si se prepara con agua salada o sal marina no refinada, rica en oligoelementos naturales como el yodo y el magnesio.
La terapia con arcilla es ideal en casos de:
– Acné
– Bronquitis
– Cansancio, astenia y convalecencia
– Parásitos intestinales y colitis
– Problemas de la piel, eccemas, psoriasis, etc.
– Diarrea, estreñimiento, gastroenteritis, úlceras, problemas de vesícula y trastornos digestivos en general
– Depresión
– Gota o ácido úrico
– Fiebre
– Hemorroides
– Herpes
– Hipotensión
– Intoxicación alimentaria
– Migraña y dolor de cabeza de origen digestivo o hepatobiliar
– Inflamación de los riñones
– Malos olores corporales
– Inflamación de la próstata
– Quistes ováricos y fibromas
– Sudor excesivo
– Problemas de tiroides.
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