¿Cómo desconectar cuando los pensamientos van a toda velocidad? La psiquiatra Marian Rojas Estapé tiene una respuesta para el agotamiento mental. Estás sentada comiendo y piensas en el mail que debes responder, en la reunión que está por venir, los boletos de avión por comprar y la tarea del colegio de tus hijos. Cada pensamiento llega como un gran elefante que o bien ocupa la habitación entera o aplasta al resto de los pensamientos junto a tu energía.
En una época donde el descanso mental parece un lujo, la mayoría de las personas lucha por encontrar un momento de calma. La reconocida psiquiatra Marian Rojas Estapé aborda esta problemática contemporánea en su más reciente obra, «Recupera tu mente, reconquista tu vida», publicada por Espasa. En sus páginas, Rojas Estapé desgrana estrategias y consejos para navegar un mundo saturado de estímulos constantes y simultáneos, sugiriendo métodos efectivos para rejuvenecer nuestra mente y prolongar su energía en nuestro día a día frenético.
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Marián Rojas emplea una analogía reveladora para ilustrar cómo gestionamos nuestros recursos mentales: la de una batería que se carga y descarga. Según ella, nuestra capacidad de atención, localizada en la corteza prefrontal del cerebro, funciona similarmente a una batería. Esta capacidad se agota con el uso continuo a lo largo del día debido a diversas actividades y estímulos, y se recupera durante el sueño o al participar en actividades que nos resultan agradables.
Es fundamental comprender que nuestro enfoque y atención son recursos finitos. Todos experimentamos momentos del día en los que nuestra claridad mental es óptima, permitiéndonos tomar decisiones con agilidad y manejar tareas que requieren una alta concentración. Sin embargo, también existen períodos en los que nuestra capacidad de atención disminuye notablemente.
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Al despertar, y asumiendo que hemos tenido un descanso adecuado, nuestra «batería mental» se encuentra casi completamente cargada, pero a medida que avanzamos en nuestro día y nos enfrentamos a obligaciones y tensiones, la carga se va agotando. Es común que la impaciencia o el nerviosismo, especialmente en reacciones excesivas a comentarios o situaciones rutinarias, sean indicativos de una batería que se está consumiendo más rápido de lo ideal.
Este modelo de batería mental nos invita a ser conscientes de cómo y en qué invertimos nuestra energía mental diaria, y a buscar maneras de recargarla eficientemente para mantener un rendimiento óptimo y una buena salud emocional.
El agotamiento mental es una condición que no solo merma nuestra eficiencia, sino que también afecta nuestra salud emocional y física. La Dra. Rojas, en su libro, profundiza en cómo un exceso de glutamato en el cerebro, un neurotransmisor esencial para la plasticidad y la adaptación cerebral, puede llevarnos a este estado de fatiga mental. Un nivel elevado de glutamato, generalmente resultado de una sobrecarga cognitiva, indica que nuestro cerebro está operando más allá de sus capacidades sostenibles.
Cuando nos enfrentamos a este tipo de desgaste, es crucial primero reconocer las causas que contribuyen a esta situación. Identificar y entender los elementos que aceleran la descarga de nuestra «batería mental» es el primer paso para poder gestionar mejor nuestro enfoque y energía. La siguiente etapa es buscar maneras efectivas de permitir que nuestro cerebro entre en un «modo reposo», que no solo incluye descanso físico y sueño, sino también actividades que promuevan la tranquilidad y el desahogo mental.
Investigaciones destacan que reducir los niveles de glutamato es vital para recuperarse del agotamiento mental. Descansar adecuadamente y asegurar un sueño reparador son, según los estudios, las formas más efectivas de lograr una disminución significativa de este neurotransmisor. Además, implementar técnicas de relajación y mindfulness puede ayudar a gestionar y controlar las emociones, facilitando que nuestra mente se recargue y se prepare para los desafíos del siguiente día.
Encontrar maneras de recargar nuestra batería mental es esencial, pero hay que ser consciente de un desafío significativo: muchas personas sienten ansiedad en momentos de calma, como los fines de semana o vacaciones, porque se han desacostumbrado a vivir sin un constante flujo de actividad o distracción. Este fenómeno, como señala una destacada psiquiatra, suele ser un intento de anestesiar los sentimientos y escapar del estrés acumulado.
Descansar la mente, por tanto, no significa quedarse sin hacer nada. Más bien, implica realizar actividades que nos ayuden a aliviar la sobrecarga mental. El primer paso es identificar cuáles son las principales fuentes de desgaste personal, que pueden incluir el trabajo, la gestión del hogar, las responsabilidades familiares o las relaciones personales.
Una vez reconocidos estos factores de descarga, es crucial buscar y adoptar actividades restaurativas. No se trata solo de instalar un «nuevo software» en nuestro comportamiento diario, sino de elegir prácticas que realmente contribuyan a la recuperación mental. Actividades como hacer ejercicio, dar paseos, escuchar música, dedicarse a hobbies como la costura, la pintura o los puzzles, socializar con amigos, meditar, mantener una buena alimentación y, sobre todo, asegurar un sueño reparador, son vitales.
El sueño es, sin duda, el recargador más efectivo del cerebro, pero también es crucial hallar otros momentos para poner la mente en pausa. Esto no implica dejar la mente en blanco, sino enfocarla en actividades que aporten equilibrio, paz y serenidad. Estas prácticas no solo recargan nuestra batería interna, sino que previenen el parpadeo de alerta roja que indica una urgente necesidad de descanso. Cultivar un equilibrio en nuestras vidas nos permite mantener la mente en un estado óptimo, listos para enfrentar los desafíos del día a día con renovada energía y perspectiva.
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