En la era digital, la necesidad de desconectar se ha vuelto más apremiante que nunca. Al volver a la rutina diaria, muchas nos sentimos abrumadas por la sobrecarga de información y estímulos digitales. Silvia Adriasola, coach experta en liderazgo y empoderamiento femenino, comenta: “Nuestro estilo de vida está marcado por la presión de ser altamente productivos ininterrumpidamente todo el año. No es de extrañar que, al regresar a la rutina, nos sintamos abrumadas al retomar el ritmo acelerado, abordar la carga de trabajo acumulado y lidiar con la culpa de habernos desconectado durante nuestro descanso”.
Adriasola subraya la importancia de establecer límites claros para evitar el agotamiento y mantener los hábitos saludables adquiridos durante el descanso. Estos límites no solo son vitales para nuestra estabilidad emocional y salud física, sino que también mejoran nuestra productividad a largo plazo. Sin embargo, en muchas empresas, las políticas de desconexión digital brillan por su ausencia.
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La desconexión digital no es solo una responsabilidad de las empresas; los empleados también deben tomar la iniciativa. Sin embargo, el escenario se complica cuando analizamos la brecha de género en este ámbito. Según un informe de InfoJobs, el perfil que menos desconecta es el de un hombre de entre 45 y 65 años, con un cargo de responsabilidad y más de cinco años en la empresa. En cambio, las mujeres, especialmente aquellas con roles de cuidado y otras responsabilidades, se sienten en mayor medida obligadas a responder fuera de horario laboral.
Adriasola explica que esta diferencia de comportamiento acentúa la brecha de desconexión digital entre mujeres y hombres. Estudios de instituciones como la Universidad de Uppsala en Suecia y la Harvard Business Review sugieren que las mujeres experimentan una mayor presión social para estar disponibles, lo que dificulta su capacidad para desconectar del trabajo. Además, la tendencia de las mujeres a buscar apoyo social como mecanismo para manejar el estrés laboral las hace más susceptibles a las interrupciones digitales durante sus días libres.
La desconexión digital no es solo una moda pasajera; es una necesidad urgente en un mundo cada vez más conectado. Tanto empresas como empleados deben tomar medidas para garantizar que se respeten los límites necesarios para mantener un equilibrio entre la vida laboral y personal. La vuelta a la simplicidad, representada por la creciente popularidad de los teléfonos ‘tontos’, no solo nos invita a reflexionar sobre nuestro uso de la tecnología, sino que también nos ofrece una oportunidad para recuperar el control de nuestras vidas y proteger nuestro bienestar.
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