La región amazónica atraviesa un momento decisivo. La deforestación y la degradación de sus vastos territorios están amenazando su biodiversidad única y el futuro de los 50 millones de personas que habitan esta zona. Sin embargo, un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Instituto Igarapé plantea un panorama alentador al presentar oportunidades para desarrollar alternativas económicas sostenibles que no solo protejan la selva amazónica, sino que también fomenten el desarrollo regional.
El informe, titulado “Reimaginando la Bioeconomía para la Amazonía”, se basa en un análisis exhaustivo de las dinámicas de la bioeconomía en los ocho países que comparten la cuenca amazónica. Este estudio se llevó a cabo a través de alrededor de 100 entrevistas y encuestas a más de 1,000 participantes de los sectores público, privado, académico y de la sociedad civil.
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Una de las conclusiones clave del informe es la necesidad de una comprensión profunda de la bioeconomía local, apoyada por políticas favorables, acceso a capital e infraestructura adecuada.
Estos elementos son esenciales para fomentar una bioeconomía regional capaz de frenar y revertir la pérdida de biodiversidad.
Aunque cada uno de los ocho países amazónicos posee una visión particular sobre lo que implica la bioeconomía, existe un consenso creciente sobre la importancia de cumplir con los objetivos climáticos y de desarrollo, al tiempo que se gestiona de manera sostenible la biodiversidad nativa. Este consenso emergente resalta la necesidad de un enfoque coordinado y multinacional para abordar los desafíos compartidos.
La Amazonía es mucho más que una reserva de biodiversidad; es un ecosistema con un enorme potencial económico que aún está por aprovecharse plenamente en el mercado global. La región alberga alrededor del 10 % de las especies conocidas en el planeta, lo que la convierte en una fuente única de recursos biológicos que podrían transformarse en productos y servicios innovadores.
Este potencial es especialmente relevante en el contexto de la bioeconomía, un sector que se encuentra en crecimiento acelerado y que se espera alcance un valor de 7.7 billones de dólares para 2030.
La Amazonía ofrece una vasta gama de recursos biológicos que son de gran valor para diversos sectores económicos. Entre estos recursos destacan plantas, frutos, aceites esenciales, fibras naturales, y una amplia variedad de microorganismos que pueden tener aplicaciones en la industria farmacéutica, cosmética, alimentaria, textil, y energética, entre otras.
Por ejemplo, plantas como el açaí y la guaraná, que ya se exportan a nivel internacional, muestran cómo los productos amazónicos pueden capturar nichos de mercado, aprovechando su popularidad en el ámbito de la salud y el bienestar.
Además, la Amazonía es un laboratorio natural para el desarrollo de biotecnología. Su diversidad genética puede proporcionar la base para nuevas medicinas, tratamientos para enfermedades raras, y bioproductos con aplicaciones industriales. Las investigaciones científicas en esta área aún son incipientes, pero tienen un potencial revolucionario que podría posicionar a la región como un líder global en innovación biotecnológica.
El informe resalta la necesidad de implementar estrategias que combinen financiamiento mixto, asistencia técnica, colaboración intersectorial y entre países, así como el uso de tecnología e innovación. Estos elementos son esenciales para construir una bioeconomía amazónica más robusta y resiliente. Afortunadamente, la región ya está demostrando un creciente impulso hacia el logro de estos objetivos, reflejado en la creación de nuevas políticas y acuerdos internacionales que fomentan la cooperación.
Los países amazónicos, debido a su ubicación geográfica y a su riqueza en recursos naturales, están en una posición estratégica para beneficiarse del crecimiento de la bioeconomía global. La demanda mundial de productos sostenibles está en aumento, impulsada por consumidores más conscientes y por políticas internacionales que promueven prácticas económicas verdes. Este contexto representa una oportunidad para que la Amazonía se inserte en el mercado global como un proveedor clave de productos y servicios sostenibles.
El crecimiento de mercados como el de alimentos orgánicos, productos cosméticos naturales, y medicamentos de origen vegetal es una oportunidad evidente para la región.
Además, existe un interés creciente por parte de las empresas multinacionales en establecer alianzas con comunidades locales para el desarrollo de productos basados en recursos amazónicos. Estas alianzas pueden promover el comercio justo, mejorar los ingresos locales, y fomentar prácticas de conservación.
La bioeconomía de la Amazonía representa un potencial tremendo aún sin explotar. Este potencial reside en su vasta biodiversidad y en sus ricos recursos biológicos, que pueden ser aprovechados de manera sostenible para generar beneficios tanto para las comunidades locales como para el planeta. Desde la producción de productos naturales hasta el desarrollo de nuevos medicamentos y biotecnologías, la Amazonía tiene el poder de convertirse en un motor de innovación global.
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