Croacia y Argentina se jugarán una plaza en la gran final del Mundial de Qatar. Es el resultado de una jornada de cuartos de final absolutamente irracional. Tanto Brasil como la albiceleste tenían el pase en el bolsillo, pero no supieron cerrarlo y tuvieron que acudir a los penaltis. Los once metros dejaron a la canarinha en el camino, y dieron oxígeno a Messi y los suyos. Argentina estalló en una mezcla de júblio y alivio; Brasil lloró desconsoladamente.
Corría el minuto 105 de partido cuando Neymar Jr. homenajeó a Pelé. El ’10’ de Brasil igualó su récord de goles en la selección (77) con una obra digna de ‘O Rei’, que lucha contra un cáncer de colon en un hospital de Sao Paolo. Tiró una pared, recibió en el área y prácticamente en boca de gol, tuvo el talento, la pausa y la astucia para tirar al portero con un recorte y poner el balón arriba. Imparable. Poesía en plena prórroga de los cuartos de final de un Mundial. La afición amarilla estalló en la grada y el equipo se fundió en un abrazo eufórico. La gran favorita rozaba las semifinales. La sexta estrella, un paso más cerca. Había un pequeño cabo suelto: quedaban 15 minutos y enfrente estaba Croacia.
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Tras un esfuerzo titánico durante 105 minutos, Croacia veía cómo sus ilusiones se diluían en una acción rápida, fantástica, justo cuando se acercaba el descanso de la prórroga. Son los momentos que definen el carácter de un equipo. Lejos de perder la compostura, los de Zlatko Dalic decidieron presentar batalla. Necesitaban un gol, y llegó de la forma quizá más inesperada. A la contra. Con Brasil embriagada del golazo de Neymar, en pleno subidón, Croacia recuperó un balón y salió rápido. Encontró el carril derecho rival desguarnecido, lo atacó, Orsic centró y el remate de Petkovic besó la red tras tocar en Marquinhos. 1-1. De la euforia, la mazazo. Del jarro de agua fría, a la convicción.
Croacia fue subcampeona del mundo en Rusia después de superar dos tandas de penaltis, ante Dinamarca y Rusia. Ya en Qatar, en octavos, su portero Livakovic se visitó de superhéroe para atajar tres lanzamientos y dejar en el camino a Japón. 100 % de fiabilidad para los balcánicos. Malos augurios para Brasil que, además, falló su primer intento, obra de Rodrygo.
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Las imágenes de Neymar rezando de rodillas (eligió lanzar el quinto penalti, pero no hubo tal), las caras de incredulidad de los futbolistas y los rostros de deseperación de los hinchas contrastaban con la sobriedad de Livakovic y la tranquilidad de los lanzadores croatas, que ajustaban el cuero al poste o engañaban a Allison sin mostrar un ápice de nerviosismo.
Así, cuando Marquinhos tomó el balón en el cuarto penalti, Brasil se enfrentaba al abismo. El defensa tomó carrerilla, disparó, estrelló el balón en el poste y cayó desplomado sobre sus rodillas. La gran favorita se despedía del Mundial de Qatar. El sueño del hexacampeonato se desvanecía sin remedio. Brasil estaba eliminada.
El equipo más valioso del torneo, el muro impenetrable de las dos primeras jornadas, el que arrolló por 6-1 a Corea en octavos, el que volaba tras el regreso de Neymar, hace las maletas sin cruzarse con ninguna de las grandes candidatas al título. Croacia, la sorprendente subcampeona del mundo, la que comenzó pinchando contra Marruecos, sufrió para no quedarse fuera ante Bélgica y tuvo que recurrir a los penaltis contra Japón, ya está a dos pasos de la gloria. Puro fútbol.
Con Luka Modric como guía futbolístico y espiritual, Livakovic como figura agrandada bajo palos, Lovren como central experto, Perisic como extremo talentoso y Kramaric como delantero incisivo, Craocia desactivó a Brasil durante muchos minutos. No la dejó bailar. Descosió a la canarinha en la primera parte, sofocando cualquier intento de ataque y limitando cualquier espacio. Sólo el paso de los minutos permitió a Brasil acercarse, pero emergió Livakovic, uno de los nombres del torneo. También la competitividad y el carácter de una Croacia que sufriría el golpe más duro en el minuto 105. Neymar homenajeó a Pelé con un gol magistral, aparentemente decisivo. Pero quedaban 15 minutos.
Argentina será el rival de Croacia después de un final de infarto ante Países Bajos. Una resolución gobernada por el caos, por lo inexplicable. Todo, después de 83 minutos solventes, eficaces, con Messi guiando el juego y la albiceleste demostrando que llegaba preparada al momento clave. Pero en el 83 Weghorst puso el 1-2 y en el 99 llegó una de las jugadas de los últimos Minduales.
Países Bajos dispuso de una falta en la frontal del área. Era su última oportunidad. Pero en lugar de disparar, Koopmeiners la tocó con el interior, la puso cerca de la barrera donde nuevamente Wehorst ganó la posición, controló y marcó. Una maniobra totalmente inesperada que puso patas arriba el encuentro.
Argentina se rehizo, dominó la prórroga y dispuso de ocasiones, un poste incluido. Sin suerte. Ya en la tanda de penaltis emergió la figura del Dibu Martínez, que atajó los dos primeros intentos. Messi puso calma marcado el 1-0 con un remate suave, y Lautaro Martínez sentenció con el último. La albiceleste sigue adelante. El ’10’, a dos triunfos de la gloria.
Borja Santamaría
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