Son los últimos versos de un poema que todavía no conoce su final. Las últimas notas de un tango que amaga con un beso apasionado, pero podría terminar con el amargo sabor de un amor esquivo. Leo Messi se despide de los Mundiales este domingo. Lo hace en Doha, un lugar lejano, extraño para la práctica del fútbol, en el que disputará su segunda gran final. En la primera, en Brasil 2014, un alemán llamado Mario Gotze le rompió el corazón en el tiempo extra. Ocho años después, ante Francia, el rosarino tiene su segunda gran oportunidad de conquistar el preciado trofeo, el único huidizo en 18 años de carrera profesional. Con el ’10’ a la espalda y el brazalete de capitán en el brazo izquierdo, su foto levantando la copa emularía la de Maradona en el Estadio Azteca. Se cerraría el círculo.
«Desde hace un tiempo vengo disfrutando mucho de la selección, de lo que va pasando«, declaró Messi tras la semifinal ante Croacia. «Ganar la Copa América, la llegada de este Mundial con 36 partidos invicto… Terminar todo esto en la final es increíble».
Tras el susto inicial ante Arabia Saudita, que dejó a Argentina contra las cuerdas en el primer encuentro del Mundial, el ’10’ ha impuesto su liderazgo. Su superioridad técnica, su inteligencia, su precisión y su inmenso talento han guiado al equipo a las puertas del triunfo. La de Messi es la figura de un profeta futbolístico. Sus 25 compañeros le siguen con una mezcla de fe y profunda admiración. La fórmula, propiciada por Lionel Scaloni desde la banda, ha resultado en un éxito que ante Francia puede rubricarse con un título que Argentina no abraza desde hace 36 años.
Ante México, en un duelo igualado, Messi recibió un balón suelto a 35 metros del área y lo puso junto al poste. Contra Polonia, tras fallar un penalti, el capitán continuó dando velocidad al ataque albiceleste, que terminó sellando su pase a octavos. Frente a Australia, de nuevo Messi se inventó una jugada individual en el pico del área para abrir el marcador. Contra Países Bajos, dio una asistencia magistral a Nahuel Molina para el 1-0 y marcó el 2-0 de penalti. Ya en la tanda, tras un final caótico, eligió lanzar el primero. Su parsimonia, su frialdad, su temple para tirar al portero un lado y golpear suave al otro, y su gesto tranquilo dirigiéndose a la grada con los brazos abiertos, marcaron el devenir del duelo a penaltis. En la semifinal, puso el 1-0 desde los 11 metros y maravilló al mundo con una jugada individual de genio, antes de ceder atrás a Julián Álvarez para el 3-0.
Scaloni-Deschamps: los CEOs de la gran final
Es el resumen rápido de una exhibición, de un Mundial sólo al alcance de los elegidos. Una actuación inmensa que, seguramente, no podría entenderse sin una fecha: el 11 de julio de 2021.
Con una trayectoria que lindaba con lo maldito, Messi se encaminaba al tramo final de su carrera sin haber levantado un título con su selección. La comparación con Maradona, omnipresente durante toda su vida deportiva, ofrecía ese flanco para los que exigían más del actual ’10’. Tras caer en octavos del Mundial de 2018, precisamente ante Francia, las críticas volvieron a caer con fuerza sobre el combinado nacional, su entonces técnico Jorge Sampaoli y su líder, Leo Messi. Así, bajo la discreta batuta de Scaloni, Argentina llegó a la Copa América 2021 envuelta en la habitual presión.
En Maracaná y contra Brasil, la albiceleste se impuso en la final por 0-1, con un gol de Di María que rompió la historia. 28 años después, Argentina levantaba un gran trofeo. Messi soltaba un lastre gigante.
Ante la actual campeona del mundo, la Francia de su compañero en el PSG Kylian Mbappé, de Antoine Griezmann, de Olivier Giroud, de Aurélien Tchouaméni o de Raphael Varane, Leo Messi buscará poner la rúbrica de oro a una carrera inmensa. También romper una estadística: en cinidco finales con Argentina, no ha marcado ningún gol.
El mundo del fútbol espera (Adidas anunció que las existencias de la camiseta albiceleste con el ’10’ están agotadas en todo el planeta); Argentina contiene la respiración; su equipo, entregado a su talento, se prepara para seguirle. Leo Messi llama por última vez a las puertas de la gloria.
Borja Santamaría
Argentina y Francia, en busca de la gloria: los alicientes de la gran final
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