Las relaciones entre la República Dominicana y Venezuela se han caracterizado por ser muy volátiles en las últimas décadas. Las fortalezas y/o debilidades de los acuerdos entre estos países han dependido en gran medida de las relaciones políticas, comerciales y económicas. En ese sentido, la estabilidad económica y social de RD es una de las grandes ventajas que tiene el país a la hora de establecer negociaciones con otras naciones de la región y del mundo como en este caso con el país sudamericano.
Cabe destacar que Venezuela lleva años de descenso dramático de su Producto Interno Bruto (PIB), en hiperinflación y sufre también las sanciones internacionales contra el gobierno de Nicolás Maduro, especialmente las impuestas por Estados Unidos, que dificultan aún más su financiación. Un hecho que sería fundamental para la adquisición de REFIDOMSA por parte de nuestro país.
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Las negociaciones de REFIDOMSA comenzaron en 2010 entre el fallecido presidente Hugo Chávez y el expresidente Leonel Fernández. El acuerdo concluyó que Venezuela sería dueña del 49 % de las acciones de la Refinería Petrolera, mientras de República Dominicana el 51 %.
Sin embargo, ese pacto llegó a su fin. Pues, el gobierno del presidente Nicolás Maduro anunció que Petróleos de Venezuela S.A ya no tendrá injerencia venezolana y que se transfirió su porcentaje al estado dominicano a cambio de reducir su deuda pública externa. La operación fue realizada a través de la empresa PATSA LTD, filial del grupo dominicano Rizek, quien actuó como facilitador de la transacción.
EL ministro de Hacienda dominicano, José Manuel Vicente, explicó que, debido a las sanciones que Estados Unidos impuso a Petróleos de Venezuela, SA (PDVSA) y sus filiales, REFIDOMSA se vio afectada en su acceso al crédito local e internacional, lo que provocó limitantes en los medios de pago bancarios. Además, la empresa ha estado impedida de realizar las gestiones corporativas normales de sus órganos de dirección y administración.
De este modo, antes de completar la operación de compra, el gobierno dominicano realizó consultas con Estados Unidos para asegurarse de que la transacción no presentara «inconvenientes» para nuestro país.
El precio de compra acordado por el Estado fue de US$88,134,000, muy inferior al precio de venta que PDV CARIBE, S. A. pagó al Estado al momento de adquirirlas hace más de diez años. En ese sentido, su adquisición ha resultado ventajoso para el gobierno dominicano, que obtiene la totalidad de las acciones de REFIDOMSA, permitiéndole controlar los planes de expansión de la empresa y fortalecerla como “actor” clave en el mercado de los hidrocarburos.
Los 88,1 millones de dólares de la transacción, no llegaría ni al uno por ciento de las obligaciones externas de Venezuela. Pues, a pesar de no tener cifras oficiales sobre la deuda externa de Venezuela, analistas locales señalan que el monto asciende a 150,000 millones de dólares, lo que significaría el 289 % de su PIB.
Por lo mismo, muchas voces venezolanas cuestionan esta venta, pues creen que esta transacción es consecuencia de «la corrupción del régimen» y, por ende, se ha visto obligado a hacer «un canje por sus bonos impagos», a causa de una mala gestión.
La oposición, encabezada por Juan Guaidó, criticó al gobierno de Maduro, porque la porción que tenía el país en esta refinería terminó vendiéndose por US$ 42.9 millones menos de los 131 millones de dólares que costó hace más de una década, en 2010, cuando el gobierno, del entonces presidente Hugo Chávez, pretendió impulsar la influencia de la nación ante La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en la región del Caribe.
Mirada contraria a la del ministro de Petróleo venezolano, Tareck El Aissami, quien calificó la venta como «exitosa» al considerar que “con la negociación de REFIDOMSA, se honran los compromisos financieros adquiridos con acreedores, destacando nuestra solvencia y responsabilidad, a pesar del bloqueo criminal de los EE.UU.».
Maduro, se defendió explicando que con esta transacción se paga parte de la deuda externa. Pues, según él “las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el gobierno de Estados Unidos impidieron, por primera vez en la historia, que Venezuela y PDVSA cumplan con los compromisos financieros adquiridos con muchos de sus acreedores”.
De este modo, para el régimen de Nicolás Maduro la venta de REFIDOMSA representaba una salida para cumplir con la sociedad comercial PATSA LTD y bajar su deuda pública. Mientras tanto, al gobierno dominicano le permitía lograr la vieja aspiración de retomar el control total de la refinería y, con ello, le otorga libertad para planes de expansión y evitar futuras complicaciones. (rm)
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