La aceleración de la globalización económica ha provocado un aumento del número de migrantes sin precedentes. El desempleo y la creciente pobreza han inducido a muchas familias de los países en desarrollo a buscar nuevas oportunidades en el extranjero.
En la actualidad, el número de personas que vive en un país distinto de su país natal es el de mayor registro en los últimos 40 años. Según el Informe sobre las migraciones en el mundo 2020 de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), a junio de 2019 se estimaba que el número de migrantes internacionales era de casi 272 millones en todo el mundo, 51 millones más que en 2010. Asimismo, los migrantes internacionales constituían el 3,5 % de la población mundial en 2019, en comparación con el 2,8 % en 2000 y el 2,3 % en 1980.
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A su vez, la información de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), indica que el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo era de 79,5 millones a finales de 2019.
Si bien esos datos forman parte de la estadística de migrantes regulares, existe un gran numero que familias que cruzan fronteras por pasos inhabilitados. Lo que ha conllevado a crisis interna en los países receptores.
De este modo, la migración ha pasado a ser objeto de fuertes debates políticos, es más, fue uno de los principales temas en la 76 edición de la Asamblea General de las Naciones Unidas 2021. En la reunión diplomática más importante a nivel mundial, se abordaron diversos tópicos sobre este fenómeno, en especial la crisis de Haití.
La ONU estima que casi 4 millones de haitianos, de cerca de 11,5 millones, padecen inseguridad alimentaria. Por lo tanto, un quinto de su población, cerca de dos millones de personas, se ha visto forzado a emigrar. Sobre todo, a Estados Unidos.
En las últimas semanas, el mundo ha visto como miles de haitianos se apostaban en un campamento improvisado bajo un puente en la localidad de Del Río, en el sur de Texas, tras un cruce masivo en la frontera para cruzar ilegalmente al país del norte. Situación que obligó al gobierno de Biden deportar a más de 1,400 migrantes hacia su país de origen, mientras que otros 3,000 fueron trasladados a otros centros.
Aun así, el éxodo de haitianos para llegar a Estados Unidos sigue en curso. Panamá espera recibir a 80,000 migrantes que cruzan el país de camino a Estados Unidos a finales de este año.
En tanto, miles de haitianos siguen llegando a Colombia en su periplo hacia México y Estados Unidos, muchos de ellos van acompañados de sus familias pasando por diversas necesidades. En Necoclí, Antioquia, hay cerca de 300 migrantes, por lo que las autoridades locales han declarado la calamidad pública.
En nuestro país estima que la presencia de los inmigrantes regulares haitianos es de 500,000. Pero una gran parte de la comunidad haitiana no tiene permiso de residencia. De este modo, la población total de origen haitiano en la República Dominicana es cercana a un millón de inmigrantes.
En Brasil, hasta agosto de 2020, eran más de 143,000 los migrantes haitianos, con fuerte presencia en São Paulo y Rio Grande do Sul, en la frontera con Argentina. La mayoría obtuvo residencia permanente por razones humanitarias y los haitianos se convirtieron en una de las mayores comunidades de inmigrantes y refugiados hasta que fueron sobrepasados por los venezolanos en 2018.
Asimismo, en la actualidad viven en Argentina unas 15 mil personas de nacionalidad haitiana, mientras que en Chile es de 200 mil.
A principios de septiembre, más de 70,000 migrantes llegaron a Panamá en 2021, más de 30,000 de los cuales son de Haití.
En tanto, Ecuador se ha convertido en los últimos meses en país de tránsito para ciudadanos haitianos, que estaban radicados en Chile, Brasil, entre otros países, que buscan llegar hacia la frontera sur de los Estados Unidos.
Haití está separado por cinco provincias de República Dominicana: Montecristi, Dajabón, Elías Piña, Independencia y Pedernales, ubicadas del lado dominicano. Unidas conforman la línea fronteriza con una extensión de 391 kilómetros.
Desde aquí, comienza la carga económica migratoria que recibe el país, pues proteger la frontera dominico-haitiana tiene un alto componente económico para el Estado dominicano.
El personal que defiende la frontera está compuesto por más de nueve mil soldados, organizados en tres brigadas de infantería, seis batallones, 21 compañías, 35 destacamentos, 68 puestos de custodia y entre 15 y 20 puestos de chequeos fijos o móviles. Para evitar el paso de extranjeros por pasos no habilitados tratando de escapar de los problemas sociales que aquejan su país.
En los últimos siete años se ha incrementado las partidas anuales destinadas en el Presupuesto Nacional para el Ministerio de Defensa. De acuerdo con la Dirección General de Presupuesto, en 2013 esta entidad pública tenía un presupuesto de RD$15.5 millones. En 2019 este presupuesto se duplicó para contar con una asignación presupuestaria de RD$31,5 millones.
De esta forma, más del 60 % del presupuesto de este Ministerio se destina a custodiar la frontera. Pues, el Estado dominicano dedica cada día cerca de RD$49.1 millones para la protección de esta zona. Estos recursos son destinados fundamentalmente a sueldos, alimentación, vestimenta, combustible y mantenimiento de las infraestructuras militares.
Los inmigrantes haitianos residentes y no residentes, acceden a los servicios de los hospitales y clínicas rurales y urbanas del país. Según la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI), el 77 % de los nacidos en Haití y el 78 % de los nacidos en República Dominicana de padres extranjeros frecuentan los hospitales. Durante el año 2019, el Servicio Nacional de Salud invirtió más de 1,800 millones de pesos en atenciones de salud a la población inmigrante, de los cuales el 90 %, eran haitianos.
Este gasto incluye las siguientes intervenciones médicas a pacientes provenientes de Haití: 308,300 consultas que costaron al Estado dominicano RD$242,570,440, así como 217,562 emergencias por un monto de RD$1,101,725,266; 34,911 internamientos por un monto de RD$572,933,149; 14,858 partos vaginales que representó un gasto de RD$131,330,456; 8,248 cirugías equivalentes a un gasto de RD$119,623,218 y 5,590 cesáreas que representaron un gasto de RD$101,756,671.
En el caso de fallecimiento de un ciudadano haitiano en territorio dominicano sin que se reclame su cuerpo, el Estado dominicano debe asumir el costo del entierro.
Según, Santos Jiménez, director de Patología Forense, el costo mínimo de sepultar un cuerpo es cercano a los 10 mil pesos. Durante el año pasado se enterraron alrededor de 137 cadáveres de extranjeros de los cuales unos 40 eran haitianos.
Por otro lado, los datos estadísticos indican que la matrícula de estudiantes haitianos en República Dominicana ha ido en aumento en los últimos seis años, tanto en el sector público como privado. Para el año escolar 2013, la cantidad de haitianos inscritos en escuelas y colegios del país era 49,839 y en 2018 se incrementó a 82,849, de estos 70,621 se encuentran en escuelas públicas.
Solo en los últimos tres años, la inversión del Estado dominicano en estudiantes haitianos matriculados en escuelas del país fue de RD$12 millones.
Por otro lado, no hay una cifra exacta publicada por autoridades de lo que los haitianos le aportan al Producto Interno Bruto (PIB) de República Dominicana, aunque investigaciones independientes han hecho cálculos. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) realizó una investigación complementaria de la ENI, en la que determinó que la población haitiana aporta el 5.5 % del PIB de República Dominicana. (por Rodrigo Muñoz)
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