1° de Mayo: La cruda realidad laboral en Latinoamérica según BM - Revista Mercado
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1° de Mayo: La cruda realidad laboral en Latinoamérica según BM

Por | mayo 1, 2025

El Banco Mundial proyecta un escenario poco alentador para el mercado laboral en América Latina y el Caribe en 2025. La región enfrentará una desaceleración económica que reducirá la creación de empleos de calidad, perpetuando así los altos niveles de pobreza y desigualdad.

Según el organismo, el crecimiento regional será el más bajo a nivel global, con una expansión estimada del 2,1 % para el próximo año, seguida de un modesto repunte del 2,4% en 2026.

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Este bajo dinamismo económico responde a múltiples factores: inversiones insuficientes, elevados niveles de endeudamiento y un contexto internacional marcado por tensiones comerciales y geopolíticas.

En este entorno, el empleo no solo crecerá a un ritmo más lento (1,6 % frente al 2 % de 2024), sino que también se verá afectada la capacidad de los trabajadores para mejorar sus ingresos, los cuales aumentarían apenas un 1,5 %, muy por debajo del 4 % registrado a inicios de este año.

Empleo insuficiente y de baja calidad

Aunque en 2023 la tasa de empleo en la región aumentó al 58,9 % y el desempleo cayó al 6,2 %, estas cifras ocultan problemas estructurales. Uno de los más graves es la persistencia del empleo informal, que afecta al 42,1% de los trabajadores. Además, la precariedad laboral se refleja en la falta de acceso a seguridad social, pensiones y otros beneficios básicos.

Otro desafío crítico es el desempleo juvenil, que se mantiene en un preocupante 14 %. Los jóvenes no solo enfrentan mayores dificultades para insertarse en el mercado laboral, sino que cuando lo hacen, es en condiciones de informalidad y vulnerabilidad. Esto limita sus perspectivas de movilidad social y perpetúa ciclos de pobreza.

 

El Banco Mundial advierte que, sin cambios significativos, América Latina seguirá atrapada en un círculo vicioso: crea empleos, pero no los suficientes ni con la calidad necesaria para reducir la pobreza de manera sostenible.

Se estima que, en 2025, una de cada cuatro personas seguirá viviendo por debajo de la línea de pobreza.

Productividad estancada y brechas educativas

Uno de los mayores obstáculos para mejorar la calidad del empleo es el estancamiento de la productividad laboral, un problema que arrastra la región desde hace más de una década. A diferencia de otras economías emergentes, Latinoamérica no ha logrado transformar su estructura productiva hacia sectores más competitivos y tecnológicos.

Esta falta de avance se ve agravada por las deficiencias en el sistema educativo. Tres de cada cuatro jóvenes de 15 años no alcanzan un nivel básico en matemáticas, y más de la mitad tiene dificultades para comprender textos simples. Como consecuencia, el 22,8 % de las empresas en la región consideran que la educación inadecuada de la fuerza laboral es un problema grave, por encima del promedio global (19 %).

El fenómeno de los «ninis» (jóvenes que ni estudian ni trabajan) también sigue siendo alarmante: casi el 20% de los jóvenes latinoamericanos se encuentran en esta categoría, una cifra superior a la de países con mayores ingresos.

Sectores clave y posibles soluciones

Ante este panorama, el Banco Mundial señala que la región debe priorizar políticas que impulsen la creación de empleo en sectores intensivos en mano de obra, como el agro, el turismo, la infraestructura y la energía. Estos rubros no solo tienen potencial para dinamizar la economía local, sino que también pueden generar puestos más estables y mejor remunerados.

Sin embargo, para lograrlo, se requieren reformas estructurales. Entre ellas, mejorar el clima de negocios, garantizar estabilidad macroeconómica y modernizar los sistemas educativos para alinearlos con las demandas del mercado laboral. Además, es fundamental reducir la informalidad mediante incentivos a la formalización y mecanismos de protección social más inclusivos.

Un futuro incierto

Latinoamérica enfrenta un 2025 complejo, con un mercado laboral que, aunque resistente, no logrará generar las oportunidades necesarias para reducir la pobreza y la desigualdad. La combinación de bajo crecimiento, empleo precario y productividad estancada exige acciones urgentes y coordinadas entre gobiernos, sector privado y sociedad civil.

Si la región no logra superar estos desafíos, corre el riesgo de quedarse atrapada en una trampa de bajo desarrollo, donde el crecimiento económico no se traduzca en bienestar para la mayoría de su población. El tiempo para actuar es ahora, antes de que la brecha con otras economías emergentes se vuelva insalvable.

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