Silicon Valley ya no es lo que era; huelgas en Google, sindicalización en Amazon… De meca de la inventiva tecnológica ultra individualista, podría estar pasando a cuna de una forma más colectiva de entender el negocio digital. Lo cierto es que la creación de sindicatos es muy inusual para la industria tecnológica, que durante mucho tiempo se ha resistido a los esfuerzos por organizar su fuerza laboral, en gran parte “white collar” o altamente cualificada.
Mientras que los ingenieros de software y otros trabajadores de tecnología se mantuvieron en silencio en el pasado sobre cuestiones sociales y políticas, los empleados de Amazon, Salesforce, Pinterest y otros se han vuelto más vocales en asuntos como la diversidad, la discriminación salarial y el acoso sexual.
Aumentan las acciones de los trabajadores de la industria tecnológica en los EE. UU. y globalmente.
En ninguna parte esas voces han sido más fuertes que en Google. Según en NYT, en 2018, más de 20,000 empleados organizaron una huelga para protestar por la forma en que la compañía manejó el acoso sexual. Otros se han opuesto a decisiones comerciales que consideraron poco éticas, como el desarrollo de inteligencia artificial para el Departamento de Defensa y el suministro de tecnología a Aduanas y Protección Fronteriza.
La creación del sindicato a principios de 2021, una rareza en Silicon Valley, sigue a años de crecientes demandas que los ejecutivos no han sabido gestionar, demostrando dificultades para manejar el cambio, algo que resulta paradójico en la industria de lo disruptivo por excelencia. Así, más de 400 ingenieros de Google y otros trabajadores han formado un sindicato, coronando tiempos de creciente activismo y abriendo una inesperada brecha en un Silicon Valley firmemente antisindical.
El nuevo sindicato, llamado Alphabet Workers Union (la empresa matriz de Google es Alphabet), se organizó en secreto durante la mayor parte del 2020. El grupo está afiliado a Communications Workers of America, un sindicato que representa a los trabajadores de las telecomunicaciones y los medios de comunicación en los Estados Unidos y Canadá. Pero a diferencia de un sindicato tradicional, que exige que un empleador acuda a la mesa de negociaciones para acordar un contrato, el Sindicato de Trabajadores de Alphabet es un llamado sindicato minoritario que representa a una fracción de los más de 260,000 empleados y contratistas a tiempo completo de la compañía.
Los trabajadores dijeron que era principalmente un esfuerzo para dar estructura y longevidad al activismo en Google, en lugar de negociar un contrato.
El más reciente y paradigmático caso lo han protagonizado los trabajadores de almacenes de Amazon en Staten Island, Nueva York, cuando votaron a favor de ser representados por el Sindicato de Trabajadores de Amazon, estableciendo el primer sindicato del gigante del comercio electrónico en los Estados Unidos.
Los trabajadores de JFK8, el único almacén de la compañía en la ciudad de Nueva York, votaron 2.654 a 2.131 a favor de la sindicalización, según datos de la Junta Nacional de Relaciones Laborales.
La victoria sindical en Staten Island marca un hito en los esfuerzos de sindicalización de años de los trabajadores de Amazon, que no habían dado ningún resultado hasta ahora. Siguen los pasos de varias campañas sindicales exitosas dirigidas por trabajadores de tecnología, en este caso “blue collar”, poco cualificados, y reflejan un aumento general en el activismo entre los empleados de la industria tecnológica.
Desde los trabajadores de Amazon criticando la política de cambio climático de su empleador, hasta las huelgas masivas en Google en protesta por el manejo del acoso sexual por parte de la compañía, la fuerza laboral tecnológica se ha vuelto cada vez más vocal en los últimos años.
Según Collective Actions in Tech, un proyecto que documenta las acciones de los trabajadores de la industria tecnológica global, el número de protestas, huelgas, cartas abiertas y otras acciones colectivas en la industria ha aumentado considerablemente en los últimos años.
Aun así́, los sindicatos no han ganado tracción en Silicon Valley. Muchos trabajadores tecnológicos los rechazaron, argumentando que los grupos laborales se centraban en temas como los salarios, no una de las principales preocupaciones en la industria de altos ingresos, y no estaban equipados para abordar sus preocupaciones sobre la ética y el papel de la tecnología en la sociedad.
A los organizadores laborales también les resultó difícil acorralar a las enormes fuerzas de trabajo de las compañías tecnológicas, que están dispersas por todo el mundo. El sindicato de Google fue un “experimento poderoso” porque llevó la sindicalización a una importante empresa de tecnología y eludió las barreras que habían impedido tal organización.
Labour Day es la festividad que celebra a los trabajadores de todo Estados Unidos. El presidente Grover Cleveland firmó la ley en 1894 después de la agitación de los trabajadores sindicalizados, y desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el apoyo sindical en los Estados Unidos ha fluctuado.
Alcanzó un mínimo histórico en 2009 cuando Gallup registró una tasa de aprobación del 48 por ciento para los sindicatos. Una década después, los sindicatos ahora disfrutan de una tasa de aprobación del 64 por ciento, repuntando en 16 puntos porcentuales.
El 2021 es el tercer año consecutivo que Gallup ha registrado una tasa de aprobación sindical superior al 60 por ciento. Quizás, este repunte corporativista, en el seno de la industria del «todo lo posible», no sea más que un precalentamiento para el big bang de la fuerza laboral por venir; los robots y, sí, su sindicalización.
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