Paz, diamantes y sanciones: una montaña rusa

Por Gabriel Rico Albarrán | febrero 28, 2023

Los diamantes rusos siguen fluyendo libremente hacia la Unión Europea (UE). Una realidad que sigue vigente a pesar de las numerosas sanciones impuestas al gobierno de Putin desde la invasión de Ucrania. ¿Cómo es posible?

Bélgica se resiste

Como muestran los datos del Banco Nacional de Bélgica, cuatro meses después de la guerra (en junio) se registró un gran pico en las importaciones belgas de diamantes desde Rusia. Alcanzaron un valor de casi €400 millones. Una cifra llamativa que, eso sí, se ha redujo drásticamente desde agosto de 2022.

Según The Guardian, Bélgica es el único país de la UE que importa un volumen significativo de diamantes de Rusia. Si bien el propio gobierno afirma que no bloquearía una prohibición, hasta ahora los diamantes han eludido la lista de sanciones una y otra vez, pese a los llamamientos del presidente ucraniano Volodímir Zelensky.

En marzo, el mandatario afirmó en un discurso ante el Parlamento belga que la paz valía «más que cualquier diamante».

Diamantes exentos

Los diamantes rusos no están todavía sometidos a las sanciones. Bélgica sigue comprándolos, a pesar de las presiones de ciertos países de la Unión Europea, como Polonia y los países del Báltico. Estos quieren que se incluyan las citadas piedras preciosas en la próxima ronda de sanciones.

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Europa ha dejado de importar carbón de Rusia, quiere eliminar gradualmente la mayor parte del petróleo ruso y ha dejado de comprar muchos productos, como oro, caviar y vodka.

Sin embargo, los diamantes han evitado repetidamente las medidas drásticas. La Comisión Europea ha prometido sacar adelante esta sanción antes de finales de año. Por su parte, Estados Unidos ha prohibido la importación de diamantes no industriales de Rusia, mientras Reino Unido impuso en marzo sanciones a Alrosa, grupo expotador.

Sin embargo, ningún país tiene un mercado de diamantes tan grande como Bélgica.

El cese de las importaciones rusas podría poner en peligro 10 mil puestos de trabajo, 4 mil directos y 6 mil indirectos. En privado, el gobierno belga advierte a la UE de este riesgo, aunque en público insiste en que no bloquea las sanciones.

«Nuestro país nunca ha bloqueado medidas relacionadas con el sector del diamante», declaró en marzo el primer ministro belga, Alexandre de Croo. Sin embargo, cuando se incluyeron a las empresas rusas de extracción de diamantes en el último paquete de sanciones, Bélgica se abstuvo. Posteriormente, las sanciones se adoptaron por unanimidad.

Montaña rusa comercial

La ciudad belga de Amberes comercia con diamantes desde el siglo XV. Según la asociación comercial Antwerp World Diamond Center (AWDC), unas 1,700 empresas y 4,500 comerciantes compran y venden esta piedra preciosa natural.

Antes de la guerra en Ucrania, el 25 % de las gemas que pasaban por Amberes procedían de Rusia. El país importó diamantes rusos por valor de €1,800 millones en 2021 y de €1,200 millones en los ocho primeros meses de 2022. Ahora el comercio se ha convertido en una «montaña rusa», con una fuerte subida hasta los €393.8 millones en junio, antes de desplomarse a partir de entonces.

En el mismo mes de 2021, la cifra fue de €215.4 millones, un 83 % menos. Ante esta tesitura y el altamente improbable cese de las hostilidades, los comerciantes belgas deberán de pensar en poner de moda, entre los enamorados, los diamantes artificiales. Aunque, mala suerte, éstos también de producen en Rusia.

Artículo publicado en la edición de febrero de revista Mercado

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