Aún se oyen ecos de los resquemores de aquellos que lamentaron que un estadounidense, Mauricio Claver-Carone, se hiciera con las riendas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismo encargado del desarrollo socioeconómico de Latinoamérica, rompiendo así seis décadas de tradición (no escrita) de que el líder del banco deber ser un latino.
Además, no se trataba de alguien ajeno a la región, más bien todo lo contrario, una persona quizás demasiado involucrada con el “lobbying” anticastrista y antichavista.
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A modo anecdótico, baste mencionar que fue presentador del programa bilingüe de política exterior “From Washington al Mundo” de la radio Sirius XM, de corte conservador.
En este sentido, según reza la web del organismo multilateral, antes de ocupar sus cargos públicos, fue el director ejecutivo del Cuba Democracy Advocates, una organización “sin afiliación política con sede en Washington, D.C., que se dedica a promover los derechos humanos, el libre mercado y el Estado de Derecho”.
Claver-Carone inició su carrera como Asesor Legal en la Oficina del Contralor de la Moneda del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, bajo la Administración de George W. Bush, y, tras la victoria electoral de Donald Trump, volvió a integrarse al gobierno inicialmente como miembro del equipo de transición, donde empezó su ascenso.
De 2017 a 2018, Claver-Carone fue Asesor Senior de Asuntos Internacionales en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, donde fue asesor principal de políticas del Secretario del Tesoro y del Subsecretario de Relaciones Internacionales sobre temas geopolíticos, económicos y de seguridad nacional.
Fue una figura clave en el desarrollo del “Better Utilization of Investments Leading to Development Act of 2018” (Ley de Optimización de las Inversiones que Conducen al Desarrollo), la cual creó la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos.
En cículos económicos y diplomáticos se comenta que el BID va a ser capitalizado por Estados Unidos y que una de sus funciones centrales será darle batalla a la influencia china en América Latina.
Lo sucedido en el canal de Suez (Egipto), que llevó al 33% de las compañías a cambiar la fuente de fabricación de productos, saliéndose de la China, representa para el jefe del BID una gran oportunidad.
Sea como fuere, la acción de Claver-Carone como cabeza del BID ya se ha iniciado y muestra una clara dirección. El Informe Macroeconómico anual del Banco Interamericano de Desarrollo revela que los países de América Latina y el Caribe “necesitan urgente- mente implementar reformas fiscales” para preparar el terreno para una recuperación sustentable post-covid.
Claver-Carone apuesta por que el éxito de los países dependerá de las Alianzas Público Privadas, de que todos se ayuden unos a otros con el apoyo del organismo, que implementará el programa de recuperación Visión 20-25 para ayudar a la región de América Latina y el Caribe.
En el banco que dirige se han identificado tres áreas de oportunidad para la recuperación que denominan Visión 20-25: demanda y oferta, calidad; negocios pequeños y medianos con impacto sobre el producto interno bruto y cambio climático.
En su reciente exposición “Retorno al camino del desarrollo económico tras la pandemia”, el directivo ha dado a entender que la pandemia ha creado ciertas oportunidades, poniendo de ejemplo que desde el año pasado las familias han luchado, con mascarillas, guantes, tapabocas y distanciamiento y las compañías se han adaptado subiéndose al auge del teletrabajo y la telemedicina, con el acceso a una conexión internet rápida y efectiva como elemento crítico para los asalariados.
Como parte del programa Visión 20- 25 del organismo, Claver-Carone se muestra esperanzado y aplaude el apoyo del sector privado y en particular de 40 empresas, unas europeas y otras japonesas, y Amazon, Google, JP Morgan, Wal-Mart, Pepsico entre otras, que han manifestado su compromiso con inversiones en Latinoamérica y el Caribe.
De igual forma, se lanzó en enero el Fondo de Sostenibilidad, de US$1,000 millones, con empresas que buscan inversiones con efectos ambientales y metas para el 20-25.
A pesar de ser esta la mayor crisis de los últimos 200 años, esta década «no tiene por qué» ser un periodo «perdido» para América Latina, otra “década perdida”.
En ese sentido, Claver-Carone apunta que la recuperación económica de la región irá al ritmo de la vacunación contra el covid-19 y el BID quiere ser parte de esa solución dedicando US$1,000 millones para distribución, adquisición y almacenaje de dosis.
Latinoamérica debe más que nunca atender a las cinco grandes oportunidades que a su parecer se le presentan: la integración, la digitali- zación, la innovación en las empresas, la igualdad de género y el desarrollo sostenible.
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