Al principio de la década de los setenta ni los gobernantes ni la mayoría de los economistas norteamericanos preveían la gravedad de la crisis que estaba por llegar; tampoco se podía conocer con certeza que la crisis se manifestaría de manera diferente a las del pasado. Pues, esa historia arremete con fuerza a la economía de Estados Unidos en la actualidad.
Muchos economistas han advertido durante meses que la combinación actual de políticas monetarias, crediticias y fiscales persistentemente laxas estimularía en exceso la demanda agregada y conducirá a un recalenta miento inflacionario.
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Por otro lado, la bajada en la fuerza laboral registrada en los últimos meses en EE.UU. supone otro duro golpe para la economía norteamericana.
La creación neta de puestos de trabajo estuvo muy por debajo de lo esperado, pero los salarios siguieron creciendo a un ritmo fuerte, sobre todo para los trabajadores de los sectores peor remunerados. Esta combinación en el mercado laboral puede ser el reflejo de una economía cuyo crecimiento real se está ralentizando, mientras que los precios aceleran. Este fenómeno se llama estanflación.
El país del norte ‘solo’ creó 235,000 puestos de trabajo en agosto, sin embargo la tasa de paro cayó al 5.2% y los salarios aumentaron un 4.3%.
Aunque la estanflación (bajo crecimiento real y lenta creación de empleo junto a elevadas tasas de inflación) está cada vez más cerca, todavía no es el escenario con más probabilidades para los gestores y las firmas de inversión. Pese a todo, algunos célebres economistas aseguran que el periodo de estanflación como el de los 70 es cada vez más probable, mientras otros aseguran que EE.UU. está ya sufriendo este fenómeno. (rmo)
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