La Deep Tech o tecnología profunda es un término que se utiliza para describir a las empresas o proyectos que se basan en descubrimientos científicos o innovaciones de ingeniería para resolver problemas complejos y desafiantes. A diferencia de otras startups que se enfocan en el desarrollo de aplicaciones, sitios web o servicios de comercio electrónico, las empresas de deep tech crean soluciones disruptivas que pueden tener un gran impacto en la sociedad y el medio ambiente. Algunos ejemplos de deep tech son la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología, la robótica, el blockchain, la energía limpia y la tecnología espacial.
En los últimos años, América Latina y el Caribe (LAC) han experimentado un auge en este sentido impulsado por el talento, el capital y las oportunidades que ofrece la región. De hecho, catorce naciones en esta región han incursionado en la creación de startups de deep tech. Argentina, Brasil y Chile han emergido como líderes del sector, con el 30 %, 30 % y 19 % de estas empresas, respectivamente, según el informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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Se estima que existen alrededor de 340 deep tech en LAC, con un valor de mercado estimado en US $8,000 millones. Estas startups abarcan diversos sectores, siendo la biotecnología el más representativo con más del 60 % del total, seguido por la inteligencia artificial con un 11 %.
Entre las startups de deep tech más exitosas y reconocidas de LAC se encuentran:
Una empresa costarricense que se dedica a innovar en el área de los implantes mamarios, utilizando inteligencia artificial y nanotecnología para mejorar la seguridad y la estética de los productos. Es la empresa de deep tech con mayor valor de mercado de LAC, cotizando en el índice Nasdaq con una valoración de US$1,800 millones. NotCo: compañía chilena que utiliza inteligencia artificial para sustituir alimentos de origen animal por alternativas basadas en plantas, como leche, queso, helado y carne. Ha recibido inversiones de grandes compañías como Amazon y Bezos Expeditions, y tiene presencia en varios países de la región.
Startup argentina que se dedica a revolucionar la forma en que se cultivan los alimentos, desarrollando semillas transgénicas que resisten mejor a las sequías y las heladas. Su producto estrella es el trigo HB4, el primer trigo biotecnológico del mundo.
Otra empresa argentina que ha creado constelaciones de satélites de alta resolución y bajo costo para observar la Tierra. Su objetivo es democratizar el acceso a la información geoespacial para diversos sectores como agricultura, minería, energía y defensa. Estas empresas demuestran el potencial y la capacidad de LAC para generar innovación tecnológica de alto nivel, que puede competir con los mercados más avanzados del mundo. Sin embargo, también enfrentan desafíos como la falta de financiamiento adecuado, el escaso apoyo gubernamental, la fuga de talentos y las barreras regulatorias.
Para superar estos obstáculos y aprovechar las oportunidades que ofrece la deep tech, el estudio del BID Lab propone una serie de recomendaciones para los actores del ecosistema, como los gobiernos, los inversores, las universidades, las corporaciones y las propias startups.
En primer lugar, es fundamental fomentar una cultura de innovación y emprendimiento basada en la ciencia y la tecnología y crear fondos especializados y mecanismos de financiamiento alternativos para apoyar a las startups de deep tech en sus etapas tempranas.
Asimismo, es clave establecer alianzas estratégicas entre las universidades, los centros de investigación y las empresas para facilitar la transferencia tecnológica, además de promover la colaboración regional e internacional entre los actores del ecosistema para compartir conocimientos, recursos y mercados.
Como se describe, la revolución de la deep tech en LAC es una realidad que está transformando la economía y la sociedad de la región. Con el apoyo adecuado, estas startups pueden convertirse en motores de desarrollo sostenible e inclusivo, generando soluciones innovadoras para los grandes desafíos globales.
Por Rodrigo Muñoz. Artículo publicado en la edición de octubre de Revista Mercado
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