Altagracia Gómez: la empresaria y asesora al poder presidencial

Altagracia Gómez: la empresaria de 33 años que dirige un gigante del maíz y asesora al poder presidencial

Por | septiembre 24, 2025

Altagracia Gómez: la empresaria de 33 años que dirige un gigante del maíz y asesora al poder presidencial

Cuando se habla de corrientes que mueven a México (economía, cultura y política) pocas industrias son tan simbólicas como la del maíz. Y pocas figuras han sabido capitalizar esa simbología con estrategia como Altagracia Gómez Sierra. A sus 33 años ha pasado de ser la heredera de un imperio familiar a presidir espacios clave en la agroindustria y fungir como la interlocutora preferente entre la iniciativa privada y el nuevo gobierno. Su caso ofrece una lección de cómo transformar un apellido en una marca de influencia.

Por un lado preside al Grupo Minsa, una de las mayores productoras de harina de maíz nixtamalizada en México, abastece tanto a la industria de la tortilla como a cadenas de alimentos y exportaciones hacia Estados Unidos. Con plantas en distintas regiones del país y operaciones en la Bolsa Mexicana de Valores. Se trata de una empresa que es un actor clave en la seguridad alimentaria nacional. En 2024 reportó ingresos por aproximadamente 8,900 millones de pesos mexicanos, con una utilidad neta de 336 millones, lo que marcó un repunte frente a pérdidas previas y consolidó su posición en un mercado estratégico.

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Por otro lado, preside la Almacenadora Mercader (ALMER) opera como almacén general de depósito y proveedor de soluciones logísticas, financieras y de distribución para diversas industrias. Con infraestructura a gran escala en varios estados, la compañía combina almacenaje con servicios de valor agregado, incluyendo financiamiento mediante certificados de depósito. En 2024 registró ingresos cercanos a 2,069 millones de pesos mexicanos y una utilidad neta de 140 millones, cifras que la colocan como una de las almacenadoras líderes en México y pieza central en la cadena logística del país.

Y esto, bajo un liderazgo femenino… y joven.

Una herencia estratégica y no ceremonial

Grupo Minsa, con plantas en México y Estados Unidos y una cartera que abarca desde harina para tortillas hasta insumos industriales, no es una empresa cualquiera: está entre los mayores productores de masa de maíz en la región y juega un papel central en la cadena alimentaria mexicana.

Asumir su dirección exige manejar logística, relaciones con productores, contratos públicos y mercados internacionales. Gómez llegó a ese tablero no como advenediza sino después de una trayectoria interna, y una formación en derecho y finanzas, que la preparó para gobernar una compañía con impacto social y geopolítico. Con solo 25 años asumió la presidencia del «Consejo de Grupo Promotora empresarial de Occidente» que integra unidades de negocio en los giros automotriz, transporte, alimentación, desarrollo inmobiliario y almacenes. 

El primer reto que le reconocen sus críticos y sus aliados no es económico, sino cultural. La agroindustria mexicana sigue siendo, en muchos de sus pasillos, territorio masculino y de viejas prácticas. Gómez hace de su juventud y de su género una ventaja: comunica de forma distinta, prioriza redes y agendas de inclusión, y encuentra legitimidad en su capacidad para conectar generaciones dentro del grupo empresarial.

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En lugar de enfrentar la tradición, ha negociado con ella: respeta activos y marcas familiares mientras impulsa liderazgo femenino en comités y cadenas de suministro. Esa doble apuesta le ha permitido reducir la fricción interna y posicionarse como renovadora sin romper la empresa.

Continuidad vs. disrupción: gobernar sosteniendo el legado

El dilema histórico de las empresas familiares es siempre el mismo: ¿preservar o transformar? Gómez ha optado por un tercer camino: modernizar procesos operativos (digitalización de plantas, trazabilidad del maíz) y, simultáneamente, consolidar los canales tradicionales de distribución que sostienen la marca Minsa en millones de hogares.

Esa estrategia híbrida mitiga riesgos: la continuidad protege la cadena comercial y la disrupción abre nuevas oportunidades (exportación, productos de valor agregado, y contratos institucionales) que aseguran crecimiento en un mercado globalizado. Informes y entrevistas públicas de la ejecutiva han resaltado ese equilibrio como bandera estratégica.

De heredera millonaria a enlace de gobierno: el salto que redefine influencias

El punto de inflexión público fue su nombramiento como coordinadora del Consejo Asesor Empresarial y su cercanía con Claudia Sheinbaum en el diseño del llamado Plan México. El tránsito, de gestionar activos familiares a convertirse en la interlocutora entre grandes empresarios y un gobierno en transformación,  no fue casual.

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Lo explica a la vez su formación académica, su experiencia en consejos y su habilidad para articular agendas empresariales con políticas públicas que prometen relocalización industrial y seguridad alimentaria. Medios internacionales y perfiles periodísticos subrayan que, con ese rol, Gómez dejó de ser solo miembro de una dinastía para convertirse en una pieza clave del ecosistema económico del país.

¿Qué ha hecho en años recientes que justifique la atención política y mediática? Entre sus logros destacan:

  • Consolidación institucional: presidir consejos y patronatos que integran universidades, cámaras y organismos técnicos, lo que ha ampliado el radio de influencia de su grupo.

  • Reconocimientos sectoriales: premios nacionales en agroindustria y menciones en rankings de liderazgo que legitiman su perfil público.

  • Agenda de sostenibilidad e inclusión: programas para fortalecer la relación con productores locales, promover la inclusión de mujeres rurales en la cadena de valor y avanzar en prácticas sustentables, propuestas que colocan a la empresa en sintonía con inversores y organismos internacionales.

Sin embargo, respecto a su posición no todo es consenso. Su cercanía con el gobierno ha despertado cuestionamientos sobre conflcitos de interés potenciales y sobre la capacidad de mantener independencia entre empresa y Estado. Gómez ha respondido públicamente que su rol es de puente técnico y de diálogo, no de intermediación comercial, y que la transparencia será su línea roja. El escrutinio mediático y político será la prueba que definirá si su figura es símbolo de modernización responsable o de captura de influencia.

Lo que viene: un liderazgo que mide impacto y opinión pública

El caso Altagracia Gómez tiene varios aprendizajes: liderazgo generacional bien gestionado, el poder de convertir capital familiar en capital social, y la necesidad de equilibrar legitimidad pública con resultados empresariales tangibles.

En un México que mira al mundo por su capacidad de producción y por su agenda social, su estrategia combina lo íntimo (la defensa del maíz como identidad) con lo estratégico (posicionamiento global de la compañía). Más que una historia de herencia, es una lección de adaptación: el maíz que la familia produce ya no sólo alimenta tortillas; alimenta una narrativa de influencia, inclusión y modernidad empresarial.

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