En un contexto global de política comercial volátil, donde las decisiones arancelarias pueden alterar toda una cadena de suministro de un día para otro, la directora financiera de Kohl’s, Jill Timm, está liderando una estrategia que va más allá de reaccionar: está modelando cómo anticiparse. Su enfoque pragmático, centrado en la diversificación de proveedores, la elasticidad de precios y el manejo inteligente de inventarios, ofrece lecciones claras para ejecutivas financieras en economías emergentes como República Dominicana.
Durante una conferencia con analistas de Wall Street, Timm dejó claro que, aunque el panorama arancelario es “fluido”, Kohl’s se mantiene firme en su objetivo financiero para 2025. No es una meta menor si se considera que la cadena proyecta una caída en ventas netas de entre 5% y 7% respecto al año fiscal anterior. Sin embargo, lejos de frenar el impulso, la empresa ha optado por ajustar sus pedidos y redireccionar su producción con base en inteligencia de mercado.
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La clave: una red de fábricas diversificada que Kohl’s ha ido construyendo desde 2017. Este tejido estratégico permite a la compañía trasladar producción a países con menores cargas arancelarias sin comprometer calidad ni velocidad de entrega. “No dependemos excesivamente de ningún país”, afirmó Timm. Un mensaje poderoso para empresas que aún apuestan por concentrar su producción en una sola región por razones de costo inmediato.
Para empresas dominicanas, especialmente en el sector textil, manufacturero y de exportación, este tipo de enfoque podría ser transformador. ¿Por qué seguir dependiendo de un solo proveedor asiático si una diversificación prudente podría blindar la rentabilidad ante un giro de política exterior de Estados Unidos?
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El modelo de Timm también considera la elasticidad de la demanda. ¿Subirá el precio por los aranceles? No siempre es buena idea trasladar el costo al consumidor. En algunos casos, como los productos de marca nacional que no tienen alta rotación, Kohl’s opta por reducir pedidos, no subir precios. La lógica es clara: el volumen sin velocidad no genera caja, y la liquidez es reina en tiempos inciertos.
La CFO también ha priorizado una colaboración más estrecha con proveedores. No se trata solo de negociar precios más bajos, sino de diseñar un ecosistema de respuesta rápida, en el que la data, los análisis de precio y demanda, y la comunicación en tiempo real con aliados estratégicos permitan tomar decisiones ágiles.
Esta cultura de colaboración puede replicarse en el Caribe, donde muchas veces las empresas mantienen relaciones transaccionales con sus suplidores. Convertir esos vínculos en alianzas puede ser la diferencia entre sobrevivir o escalar ante un nuevo ciclo de proteccionismo comercial.
Otra lección clave: Timm no ignora la presión del inventario. En lugar de acumular stock para protegerse, prefiere mantener inventarios ajustados y rotación alta. En sus palabras: “tenemos la oportunidad de acelerar la transformación del negocio, pero intentamos hacerlo a un ritmo constante”.
Esta es una visión alineada con la realidad de muchas empresas en República Dominicana: una rotación baja de inventario suele estar directamente vinculada con presión de caja y aumento en los costos operativos. La estrategia de Kohl’s demuestra que incluso en industrias donde la variedad de productos es clave, se puede priorizar la eficiencia sobre la acumulación.
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Una posible pausa en la guerra comercial sería, según Timm, un alivio para el núcleo de clientes de Kohl’s: consumidores de clase media que están “al límite de sus recursos”. Esa afirmación encierra otra oportunidad de reflexión para las marcas que operan en países con alta vulnerabilidad económica: incluso si el entorno mejora, el objetivo debe ser construir estructuras financieras que no dependan de la bonanza, sino que funcionen como escudos en tiempos de incertidumbre.
La estrategia de Jill Timm no es únicamente contable: es geopolítica. Su capacidad de leer los vientos de cambio, anticiparse a los efectos macroeconómicos y mantener la calma en medio de la presión marca un estándar para las líderes financieras del siglo XXI.
Desde Santo Domingo hasta Santiago, desde el sector retail hasta la agroindustria, las ejecutivas dominicanas pueden tomar nota: construir resiliencia financiera no es cuestión de suerte ni de tamaño empresarial. Es una disciplina que se cultiva con visión, agilidad y colaboración estratégica.
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