Ya lo dice la frase célebre “dormir es vida”; sin embargo, algo que desconocía un poco el autor de la frase es que la correcta aplicación de esta actividad, también puede formar parte de tu estrategia perfecta de trabajo.
De acuerdo con una investigación desarrollada en Estados Unidos, muestra que la falta de sueño puede costar entre 2 mil y 3 mil 500 dólares por empleado al año, que en grandes corporaciones pueden suponer millones anuales.
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Es por eso que algunas empresas, como Google y Nike, permiten siestas en el trabajo incluida, si son realmente requeridas.
Por su parte, Nuria Roure, quien ha desarrollado el método Duerme, Descansa, Vive cuyas directrices explica en el recién publicado Por fin duermo (Vergara).
«Las facultades que se ven sistemáticamente deterioradas por la escasez de sueño son la creatividad, la inteligencia, la motivación, el esfuerzo, la eficiencia y la efectividad en el trabajo en grupo, además de la estabilidad emocional, la sociabilidad y la honestidad. Son facultades que socavan el rendimiento, de modo que los empleados somnolientos son empleados improductivos, más lentos, menos precisos y con menor capacidad de reacción», señala la especialista.
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Y lejos de lo que parece, esto no es solo una aproximación científica, también incluye pautas muy sencillas de implementar y algunas reflexiones sobre el descanso en las que no habíamos reparado.
«Dormir bien es necesario para reparar todo aquello que hemos gastado durante nuestro día, para poder estar bien y dar lo mejor de nosotros mismos al día siguiente. Cuando dormimos se reparan todos los sistemas, los órganos y las células de nuestro cuerpo, y lo hace tanto a nivel físico como cognitivo”.
Explica que cuando no se duerme bien, las consecuencias se evidencian tanto a nivel físico como mental y de comportamiento.
Ejemplifica la falta de sueño, como si se tratara de una gotera; el agua se va filtrando por todos los rincones e igual ocurre con el sueño: si no dejamos que nuestro cuerpo y nuestra mente se reparen de forma correcta acabaremos notando las consecuencias hasta donde no esperamos.
Roure recomienda estar atentas a las señales que nos va dando el cuerpo y no aceptar el estado permanente de agotamiento.
Por Redacción Revista Mercado
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