Suena el despertador, abres los ojos, presionas “repetir” y vuelves a cerrar los párpados. Un gesto cotidiano, casi automático, pero que según la ciencia podría estar perjudicando seriamente tu salud. Repetir la alarma no solo interrumpe etapas cruciales del descanso, sino que también puede ser un indicador de desequilibrios en tus hábitos de sueño o incluso trastornos no diagnosticados.
Un reciente estudio del Mass General Brigham analizó más de tres millones de sesiones de sueño a través de la aplicación Sleep Cycle, con datos provenientes de más de 21,000 personas a nivel mundial. Los resultados fueron contundentes: el 56% de las sesiones terminaron con el uso del botón de repetición, y quienes lo usaron habitualmente durmieron en promedio 20 minutos adicionales. Sin embargo, estos minutos no aportaron beneficios reales.
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“La repetición de la alarma interrumpe fases esenciales del sueño como el REM, que es clave para la consolidación de la memoria y la regulación emocional”, explica la Dra. Rebecca Robbins, experta en trastornos del sueño del Hospital Brigham and Women’s.
Este tipo de sueño —el de movimientos oculares rápidos— suele concentrarse en las últimas horas de la noche. Es cuando soñamos, cuando nuestro cerebro se reorganiza, y cuando se produce una restauración emocional que nos prepara para afrontar el día. Al interrumpir esta fase repetidamente, el cuerpo entra en un bucle de sueño superficial y fragmentado que provoca inercia del sueño: esa sensación de aturdimiento y lentitud que experimentas al despertar.
Según el Dr. David Kuhlmann, vocero de la Academia Americana de Medicina del Sueño, esa práctica de posponer el despertar —común en los días laborales y menos frecuente durante el fin de semana— revela un patrón preocupante: “Lo que realmente nos está diciendo ese botón de repetición es que algo anda mal con nuestra rutina de descanso”.
En República Dominicana, los trastornos del sueño no suelen ser diagnosticados a tiempo. Estudios realizados por el Hospital General Plaza de la Salud y el Instituto Dominicano de Cardiología apuntan a que más del 60% de los adultos duermen menos de seis horas por noche, y muchos no reconocen la gravedad de esta deuda crónica de sueño.
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Dormir mal afecta mucho más que el estado de ánimo: aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, deterioro cognitivo, obesidad y accidentes laborales o de tránsito. Y lo que parece una pequeña indulgencia matutina, como pulsar el “snooze”, puede ser el síntoma silencioso de ese desgaste.
“Dormir la siesta o repetir la alarma da una falsa sensación de descanso, pero en realidad interfiere con los ritmos circadianos y el proceso natural de activación del cerebro”, afirma el Dr. Alex Dimitriu, psiquiatra y especialista en medicina del sueño.
Los expertos coinciden en una estrategia clara: ajustar el horario de sueño y despertar sin excusas. Dormir entre siete y nueve horas cada noche debe ser una prioridad, no un lujo. Si la alarma te sorprende en plena fase de sueño profundo, probablemente estás durmiendo poco o mal. Aquí algunas recomendaciones basadas en evidencia médica:
“La clave no está en evitar el botón de repetición, sino en entender por qué lo necesitas”, apunta el Dr. Kuhlmann.
En el mundo corporativo y de los negocios de la salud, donde el rendimiento cognitivo, la toma de decisiones y la productividad son vitales, dormir mal puede tener un alto costo. No solo a nivel personal, sino también económico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que la falta de sueño le cuesta a las economías miles de millones de dólares en pérdida de productividad cada año.
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En una cultura que celebra la hiperactividad y el sacrificio del descanso como signo de compromiso, es momento de repensar nuestras prioridades. El botón de repetición puede parecer una solución inofensiva, pero lo que está en juego es mucho más que cinco minutos más en la cama. Dormir bien es una inversión en tu salud, tu bienestar emocional y tu desempeño profesional. Y como toda inversión inteligente, empieza con una decisión simple: cuando suene la alarma, levántate.
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