El embarazo es una etapa de cambios profundos, no solo a nivel físico, sino también emocional y psicológico. Para muchas mujeres, es un período de felicidad y anticipación, pero también puede convertirse en un momento de vulnerabilidad psicológica. Las investigaciones han demostrado que esta fase puede actuar como un factor desencadenante de enfermedades mentales en algunas mujeres, especialmente aquellas con antecedentes psiquiátricos o condiciones de alto estrés.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco mujeres experimentará algún problema de salud mental durante el embarazo o el posparto. Entre los factores de riesgo que pueden contribuir a la aparición de trastornos mentales durante el embarazo se encuentran:
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El trastorno de salud mental más frecuente durante el embarazo es la depresión, con una incidencia que supera a problemas obstétricos como la diabetes gestacional o la preeclampsia. Según la psiquiatra Alba Roca, jefe de la Unidad de Salud Mental Perinatal del Hospital Clínic de Barcelona, «la mitad de las depresiones posparto comienzan durante el embarazo, lo que resalta la importancia de una detección precoz».
Otro problema frecuente es el trastorno de ansiedad, que puede manifestarse con ataques de pánico, insomnio y preocupaciones excesivas sobre la salud del bebé. En casos extremos, pueden aparecer trastornos graves como la psicosis puerperal, que suele debutar en el posparto inmediato y requiere hospitalización urgente.
Las alteraciones mentales durante la gestación pueden tener repercusiones tanto en la madre como en el bebé. Estudios han vinculado la depresión materna con un mayor riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y problemas de desarrollo en la infancia. Además, una madre que experimenta una enfermedad mental no tratada podría tener dificultades para vincularse con su hijo, lo que afectaría el apego y el bienestar emocional del bebé.
El tratamiento de las enfermedades mentales durante el embarazo debe abordarse de manera integral y personalizada. La atención psicológica y la terapia cognitivo-conductual son herramientas clave, pero en casos graves puede ser necesario recurrir a fármacos. «Los medicamentos deben ser evaluados de forma individual por especialistas en salud mental perinatal, ya que existen opciones seguras para su uso durante el embarazo y la lactancia», explica la Dra. Roca.
El apoyo del entorno también es fundamental. Un sistema de soporte que incluya pareja, familia y profesionales de la salud puede marcar la diferencia en la evolución de la enfermedad.
A pesar de la alta prevalencia de trastornos mentales durante el embarazo, muchas mujeres no reciben el diagnóstico ni el tratamiento adecuado. En República Dominicana, es fundamental que el sistema de salud integre evaluaciones psicológicas en los controles prenatales y promueva una mayor concienciación sobre la salud mental materna. Un enfoque preventivo y multidisciplinario puede ser clave para garantizar el bienestar de la madre y del bebé, reduciendo los riesgos a largo plazo.
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