¿El arroz integral no es tan sano como creíamos?
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¿El arroz integral no es tan sano como creíamos? Un estudio revela una verdad inquietante

Por | abril 22, 2025

¿El arroz integral no es tan sano como creíamos?

Durante décadas, el arroz integral ha gozado de una reputación dorada en el mundo de la nutrición. Rico en fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el magnesio, ha sido recomendado por expertos en salud como una alternativa más saludable al arroz blanco. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por la Universidad Estatal de Michigan pone en entredicho esta percepción, revelando que el arroz integral puede contener niveles significativamente más altos de arsénico inorgánico, una sustancia clasificada como carcinógeno humano por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El riesgo oculto: arsénico en la capa más nutritiva del grano

El arroz, por su naturaleza porosa y su cultivo en campos inundados, absorbe más arsénico del suelo que otros cereales. Pero la diferencia crucial está en la capa de salvado, esa cubierta que se mantiene intacta en el arroz integral. Es allí donde se concentra la mayor cantidad de este metal tóxico.

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Según el estudio publicado en Risk Analysis, el arroz integral cultivado en EE.UU. contiene hasta un 48 % de arsénico inorgánico, en comparación con el 33 % del arroz blanco. Esta diferencia se debe, precisamente, a la presencia de salvado y germen en el arroz integral, componentes que lo hacen nutricionalmente más completo… pero también más riesgoso en términos de toxicidad.

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Niños: los más vulnerables a la exposición

Una de las alertas más graves del estudio tiene que ver con la población infantil. Los niños entre 6 y 24 meses consumen arroz con mayor frecuencia por unidad de peso corporal, especialmente en forma de papillas, cereales y galletas a base de arroz integral. Esto podría representar una mayor exposición acumulativa al arsénico inorgánico, una situación preocupante si se toma en cuenta que los niveles actuales superan incluso los umbrales antes considerados seguros.

La dietista Sherry Coleman Collins, especializada en alergias alimentarias, advierte que “los niños son más sensibles a las toxinas ambientales, por lo que una dieta variada es esencial para reducir riesgos”.

¿Debemos dejar de consumir arroz integral?

No necesariamente. Los investigadores enfatizan que su objetivo no es demonizar el arroz integral, sino poner en contexto sus riesgos en relación con sus beneficios. “El salvado sigue siendo una fuente importante de fibra y micronutrientes. El problema está en una exposición excesiva y no compensada con diversidad alimentaria”, señala la profesora Felicia Wu, autora principal del estudio.

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La recomendación general es rotar las fuentes de carbohidratos integrales: incorporar opciones como la quinua, el farro, el trigo sarraceno o la avena puede reducir la exposición prolongada al arsénico, sin sacrificar el valor nutricional.

Implicaciones para el sector salud y agroalimentario en RD

Este hallazgo también plantea desafíos para los negocios de la salud y la industria alimentaria dominicana. La República Dominicana produce y consume grandes volúmenes de arroz como parte de su dieta básica. Sin embargo, la falta de regulación sobre los niveles de arsénico en productos locales genera interrogantes.

¿Están los fabricantes locales monitoreando el contenido de arsénico en sus cosechas? ¿Están los pediatras y nutricionistas considerando estos datos en sus recomendaciones?

arroz integral o blanco

La FDA en EE.UU. ha establecido un límite de 100 microgramos por kilogramo para el arsénico inorgánico en alimentos infantiles, pero en América Latina, incluyendo República Dominicana, estos estándares son poco conocidos o inexistentes en la práctica.

Nutrición consciente, no temerosa

Lejos de promover una alarma innecesaria, este estudio subraya la necesidad de una alimentación consciente e informada. El arroz integral no debe ser eliminado de la dieta, pero sí debe ser consumido con moderación y en combinación con otras fuentes de nutrientes. Consultar a un profesional de la salud, especialmente cuando se trata de la alimentación infantil, es crucial.

En un entorno donde el consumidor busca cada vez más lo natural y saludable, es responsabilidad de todos —científicos, medios, industria y autoridades sanitarias— garantizar que lo saludable también sea seguro.

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