Desde la aparición de las vacunas contra el COVID-19, basadas en ARN mensajero, han circulado dudas y desinformación sobre sus posibles efectos adversos, en particular sobre el riesgo de miocarditis y pericarditis. A pesar de que ambas afecciones son reconocidas como efectos secundarios raros, publicaciones recientes en redes sociales afirman un aumento del «4.900% en la insuficiencia cardíaca» entre personas vacunadas. Sin embargo, estas afirmaciones desvirtúan los resultados de un estudio japonés y promueven una percepción errónea sobre la seguridad de las vacunas.
El estudio japonés publicado en el Journal of Infection and Chemotherapy en agosto de 2024 explora la relación entre las vacunas de ARN mensajero de Pfizer-BioNTech y Moderna y los casos de miocarditis y pericarditis. Este análisis utiliza una métrica conocida como «Reporting Odds Ratio» (ROR) para evaluar la frecuencia de estos eventos adversos. No obstante, el ROR no mide riesgos absolutos ni incidencia directa en la población, sino que detecta patrones de eventos adversos en farmacovigilancia, sin proporcionar cifras específicas de incremento en riesgo.
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Contrario a lo que afirman algunos medios, el estudio no menciona un aumento del 4.900% en la insuficiencia cardíaca. Según Erika Castillo, experta en Ciencias Médicas en Japón, esta cifra no aparece en el estudio, y su inclusión es una interpretación incorrecta de los datos originales.
La miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y la pericarditis (inflamación del tejido que rodea el corazón) son reacciones inflamatorias. Estas pueden aparecer después de la vacunación con ARN mensajero, principalmente en hombres jóvenes. Sin embargo, la mayoría de los casos notificados han sido leves, con una recuperación completa del 78% al 87% de los pacientes.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y otras entidades reguladoras, el riesgo de estos eventos es menor a uno por cada 10.000 personas vacunadas.
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La desinformación sobre los efectos secundarios de las vacunas puede afectar la percepción pública y la aceptación de las campañas de vacunación. Fuentes de noticias como «Slay News» han interpretado los datos del estudio japonés de forma errónea. Concluyendo que el riesgo de insuficiencia cardíaca tras la vacunación aumenta miles de veces, lo cual no está respaldado por los datos científicos. Es importante verificar siempre la veracidad de la información antes de compartirla.
Las vacunas contra el COVID-19 basadas en ARN mensajero pueden, en casos muy raros, causar miocarditis y pericarditis. Sin embargo, no hay evidencia científica que respalde un aumento desproporcionado en los casos de insuficiencia cardíaca entre personas vacunadas. La desinformación es un desafío en tiempos de pandemia. Y los estudios científicos deben interpretarse con cuidado y precisión. Esto para asegurar que el público esté correctamente informado sobre los beneficios y riesgos reales de la vacunación.
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