Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), independientemente de las variaciones, este tipo de trastornos constituyen una problemática global, ya que no discriminan; es decir, afectan a personas de todas las edades y niveles socioeconómicos, de diferentes zonas geográficas y razas.
La primera gran diferencia son los dolores de cabeza se pueden clasificar en primarios y secundarios, dependiendo de su causal. Los Primarios: responden a condiciones independientes que causan el dolor.
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Dolor de cabeza por tensión: suele ser de los más comunes. A menudo comienza en la adolescencia y afecta a tres mujeres por cada dos hombres. El dolor causado se siente como una banda de presión alrededor de la cabeza y se puede clasificar en episódico -ocurre entre 10 y 15 días al mes – o crónico.
Dolor de cabeza en racimo: causa una dolencia intensa al lado de la cabeza, que se puede sentir detrás del ojo. Sucede en ciclos; es decir, ocurre durante varias semanas y luego, hay un periodo sin dolor.
Cifras de la OMS indican que alrededor de uno entre 1.000 adultos lo padecen.
Hemicránea: suelen ser dolores de cabeza que fluctúan en gravedad, ya sea diarios o crónicos.
En tanto, los Secundarios: ocurren como resultado de un factor externo, tal es el caso de trastornos del sueño, convulsiones, deformaciones de la cabeza, cuello o columna vertebral; abstinencia de o la ingesta de medicamentos, tumores cerebrales e inflamación, entre otros.
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Las migrañas son un tipo de trastorno primario de dolor de cabeza, que puede afectar un lado de la cabeza y, en ciertos casos, ambos. Existen varios tipos:
Migraña sin aura: causa dolores de cabeza intensos y palpitantes, que pueden durar de 4 a 72 horas. Suele ser la migraña clásica.
Migraña con aura: se da con alteraciones visuales y neurológicas que suceden entre 10 a 60 minutos antes de la migraña como tal.
Migraña abdominal: causa dolor en el abdomen, náuseas y vómitos. Normalmente, afectan a niños pequeños.
Migraña hemipléjica: es poco común y causa parálisis temporal antes o durante el dolor de cabeza. Da vértigo, sensación de perforación en la cabeza, problemas de visión y del habla.
Las mujeres, personas con historial familiar de migraña y pacientes con otras afecciones como depresión, epilepsia, problemas del sueño y ansiedad, tienen más posibilidades de padecer una migraña.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Eventos Cerebrovasculares de Estados Unidos, la mayoría de quienes padecen migrañas tienen antecedentes familiares.
Según la OMS, se estima que cerca del 50 % de la población adulta experimenta, al menos, un dolor de cabeza al año; sin embargo, no todos han padecido o padecerán una migraña.
Los dolores de cabeza pueden tener detonantes como la tensión y consumo excesivo de medicamentos para aliviar las dolencias, así como infecciones, estrés, ataques, traumas de cabeza y desórdenes del sueño, entre otros. Además del estrés, las migrañas también pueden desencadenarse por diversos factores, tales como presión baja, consumo de tabaco, bebidas alcohólicas o cafeína; saltarse tiempos de comida, ansiedad, cambios hormonales, luces brillantes, cambios bruscos de clima o ambiente, ruidos, olores o humo fuerte; sobreesfuerzos, consumo de chocolate, carnes procesadas y algunas frutas y nueces, entre otros.
Las migrañas se manifiestan en cuatro fases -cada una con síntomas diferentes-; sin embargo, la persona no siempre pasa por todas.