En los últimos años, los problemas de salud mental entre los jóvenes han aumentado de manera alarmante en los países desarrollados. Según datos recientes, desde el 2010 se ha observado un crecimiento exponencial de casos de depresión y ansiedad entre los adolescentes. En su mayoría parten de una baja autoestima. Jonathan Haidt, un destacado psicólogo social estadounidense, atribuye esta tendencia al uso intensivo de smartphones y redes sociales, un tema que aborda en su bestseller, La Generación Ansiosa.
La generación ansiosa, como la define Haidt, incluye a aquellos nacidos entre 1995 y 2012, conocidos como la generación Z. Estos jóvenes, que en 2024 tienen entre 12 y 27 años, han crecido en un entorno dominado por la tecnología y las redes sociales, lo que ha moldeado profundamente su percepción de sí mismos y del mundo que los rodea.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
Además, la generación Y o millennials (nacidos entre 1981 y 1995) también han experimentado efectos negativos en su salud mental debido a la tecnología, aunque en menor medida. Pero siempre partiendo por la autoestima.
En este sentido, Haidt presenta datos preocupantes sobre la salud mental de jóvenes y adolescentes, especialmente en Estados Unidos y Europa. Desde 2010, los casos de ansiedad y depresión han aumentado en un 134 % y 106 %, respectivamente, especialmente entre las mujeres. También se ha observado un aumento en las conductas autolesivas y otros problemas de salud mental.
Haidt identifica dos factores principales detrás de este aumento. El primero es la disminución del juego libre en la infancia. Los niños necesitan jugar libremente para desarrollar sus cerebros y prepararse para la vida adulta. Sin embargo, el miedo por la seguridad de los niños ha llevado a muchos padres a limitar el juego libre, privándolos de experiencias esenciales para superar miedos y ansiedades.
El segundo factor es el auge de los smartphones y las redes sociales desde principios de la década de 2010. Estos dispositivos han proporcionado a los jóvenes un acceso constante a plataformas diseñadas para ser adictivas. Las redes sociales, inicialmente creadas para compartir con amigos, se han convertido en espacios donde la validación y aprobación de los demás se han vuelto centrales, afectando gravemente la autoestima y la autoimagen, especialmente entre las chicas.
Haidt describe este fenómeno como «la gran reconfiguración de la infancia», donde los niños están sobreprotegidos en el mundo real y desprotegidos en el virtual.
Para abordar esta situación, Haidt sugiere políticas que involucren a todos los actores responsables, como prohibir el acceso a las redes sociales a menores de 16 años y establecer medidas efectivas de verificación de edad. Además, propone algunas medidas que las familias pueden implementar:
Implementando estas estrategias, es posible mitigar los efectos negativos de la tecnología en la salud mental de las generaciones más jóvenes y promover un desarrollo más saludable y equilibrado.
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.
