La ciudad de Austin, Texas, se convierte en el nuevo epicentro de la estrategia de conducción autónoma de Tesla, que ha comenzado a expandir su servicio de robotaxis en zonas seleccionadas de la capital texana. Este anuncio fue realizado a través de la red social X, y amplificado por el propio Elon Musk, quien ha convertido el lanzamiento en un evento mediático cargado de simbolismo y controversia.
El servicio, que utiliza vehículos Model Y con tecnología de asistencia a la conducción, opera actualmente con presencia humana a bordo (un empleado de Tesla en el asiento del copiloto) y acceso restringido a un grupo de usuarios seleccionados, en su mayoría vinculados a la comunidad de influencers de la marca. Esta movida busca posicionar a Tesla frente a competidores ya establecidos, como Waymo, la subsidiaria de Alphabet, que actualmente realiza más de 250,000 viajes autónomos semanales en diversas ciudades estadounidenses.
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Sin embargo, la expansión no ha estado exenta de desafíos. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de EE.UU. (NHTSA) ha iniciado una investigación formal tras los incidentes reportados durante la fase de pruebas, incluyendo videos virales que muestran a los robotaxis de Tesla circulando en sentido contrario y excediendo límites de velocidad. El software de conducción autónoma, FSD (Full Self-Driving), se encuentra bajo escrutinio debido a su implicación en varios accidentes mortales.
A pesar del revuelo, Elon Musk sostiene que los robotaxis serán una fuente clave de ingresos para Tesla en el futuro cercano. Esta visión, sin embargo, contrasta con el historial de promesas incumplidas del empresario: en 2015 afirmó que los autos de Tesla lograrían autonomía total en tres años; en 2019, prometió un millón de robotaxis en circulación para 2020. Ninguna de estas proyecciones se ha materializado.
En contraste, Waymo ha seguido un enfoque más prudente, completando pruebas supervisadas y luego autónomas antes de lanzar su servicio comercial. Su flota de autos eléctricos Jaguar ya es parte del paisaje urbano en Austin, ganando terreno donde Tesla aún enfrenta obstáculos técnicos y regulatorios.
Además de los retos tecnológicos, Tesla lidia con una caída significativa en sus indicadores financieros. En abril, la compañía reportó una reducción del 71 % en sus beneficios netos durante el primer trimestre del año, con ingresos del sector automotriz cayendo un 20 %.
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