Si tienes la costumbre de hablar solo en voz alta, no estás loco; probablemente sabes lo que quieres. Los soliloquios, como se les llama, son beneficiosos para enfocarte en tus obligaciones diarias y mantener la concentración, entre otros aspectos.
Las conversaciones con uno mismo indican que gozas de una buena salud mental y un cerebro sano. Estos diálogos internos ayudan a ordenar los pensamientos y entrenan la capacidad lógica y de razonamiento.
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Aunque muchas personas ocultan este hábito por su connotación de falta de cordura, la realidad es que hablar solo es un signo de autoestima y un intelecto en forma.
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Hablar en voz alta te ayuda a motivarte cuando enfrentas tareas aburridas y te recuerda tus metas. Verbalizar una idea estimula tu cerebro, visualizándola de inmediato y aumentando tu predisposición y productividad al realizar cualquier actividad. Además, felicitarte por tus logros refuerza tu seguridad en ti mismo.
Tu capacidad de concentración se ve favorecida. Esta práctica te permite diferenciar entre lo importante y lo prescindible, enfocándote en lo que te interesa en cada momento. Las tareas prioritarias se vuelven más claras, mientras que las cuestiones insignificantes no te distraerán.
Hablar solo es bueno para la memoria. Este acto activa los mecanismos sensoriales del cerebro que absorben, retienen e integran nuevos conocimientos.
Las personas que discuten con ellas mismas desentrañan mejor las causas de un conflicto y las posibles consecuencias de sus acciones. Los pensamientos que se expresan en voz alta facilitan la toma de decisiones.
Dialogar contigo mismo mejora la expresión lingüística y la capacidad de exponer ideas. Practicar una presentación en público o una entrevista de trabajo delante del espejo refuerza las habilidades sociales, aumenta la autoestima y permite controlar mejor los nervios.
Analizar una situación en voz alta te ayuda a detectar tus errores. Con una autocrítica constructiva, aprendes de tus fallos y mejoras al perseguir tus propósitos.
Hablar solo indica que tu mente está atenta y controla lo que sucede en el presente. Esto te permite disfrutar del momento actual sin que el pasado te atormente ni el futuro te preocupe en exceso.
Hablar contigo mismo es una práctica saludable y beneficiosa para tu mente. Esto no solo mejora tu concentración, memoria y habilidades sociales, sino que también te ayuda a mantener una perspectiva positiva y constructiva sobre tus metas y logros. No tengas miedo de dialogar contigo mismo; tu cerebro te lo agradecerá.
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