Bernard Arnault, el destacado empresario francés y tercer hombre más rico del mundo con una fortuna estimada en 200,000 millones de dólares, según el índice de billonarios de Bloomberg, ha tenido un camino de éxitos y reconocimientos.
Este impresionante logro se debe principalmente a su liderazgo en LVMH, un conglomerado que abarca 75 de las marcas más prestigiosas a nivel global, incluyendo Louis Vuitton, Christian Dior y Sephora.
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Llegar a la cima financiera no es un destino alcanzado solo con deseos. Si bien es cierto que el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha subrayado que la suerte juega un papel crucial en el camino hacia la riqueza, y que haber nacido en un entorno privilegiado, como es el caso de Arnault, proporciona una ventaja considerable, también es esencial contar con ciertas cualidades y habilidades que facilitan la consecución de metas y el éxito en la vida.
Tres de estas cualidades clave en Arnault son el pragmatismo, la resiliencia y la adaptabilidad, los cuales se han convertido en los cimientos de su éxito.
Una de las frases más célebres de Bernard Arnault, repetida en numerosas ocasiones y citada en el libro Bernard Arnault, ou, Le goût du pouvoir, es «Puedo perder una vez, pero no dos«. Esta declaración refleja claramente su enfoque hacia el aprendizaje.
El fracaso, lejos de ser un fin, es visto como una oportunidad para mejorar.
Arnault ha demostrado ser un aprendiz excepcional, asegurándose de no repetir los mismos errores. Los contratiempos son inevitables, tanto en la vida profesional como personal, pero lo que realmente marca la diferencia es cómo aprovechamos estas experiencias para crecer y mejorar.
Según un artículo de Investment Masters Class, Arnault sostiene que, aunque los errores son inevitables y parte de la experiencia humana, lo que no es aceptable es repetir los mismos errores, ya que esto conduce al fracaso.
Además, si consideramos la «regla de las cinco horas«, practicada por figuras como Elon Musk, Bill Gates que subraya la importancia de dedicar tiempo al aprendizaje y al descubrimiento de nuevas ideas, es evidente que la curiosidad es un elemento esencial para alcanzar el éxito. Este principio también es una parte integral de la vida diaria de Bernard Arnault
La adaptabilidad es otro rasgo esencial en la trayectoria de Arnault, y está íntimamente ligada a su mentalidad de aprendizaje y a su capacidad de resiliencia. Adaptarse implica utilizar los desafíos como una fuente de energía en lugar de permitir que estos nos desmotiven.
Es observar, aprender y estar dispuesto a modificar la estrategia cuando sea necesario, una habilidad que se puede aplicar en todos los aspectos de la vida.
Un ejemplo claro de la adaptabilidad de Arnault es su rivalidad con François Pinault a lo largo de los años. Aunque no logró adquirir Gucci a finales de los 90, lo que permitió que Pinault-Printemps-Redoute (PPR) tomara el control, en 2001 Arnault se hizo con Fendi y continuó expandiendo su dominio en el sector del lujo. Este enfoque muestra su capacidad para adaptarse y avanzar, incluso ante la adversidad.
Si bien la disciplina es crucial para alcanzar cualquier objetivo, el pragmatismo es una habilidad menos discutida pero igualmente importante en el camino hacia el éxito. Aunque el pragmatismo como corriente filosófica fue fundado por Charles Sanders Peirce en el siglo XIX, sus principios siguen siendo relevantes hoy en día y explican muchos de los comportamientos que observamos en la sociedad actual.
William James, uno de los principales defensores de esta filosofía, sostenía que las ideas solo son válidas en función de su utilidad.
En la vida, nuestras creencias y acciones deben ser herramientas efectivas para superar los desafíos, y Arnault ha demostrado una comprensión profunda de este concepto.
Arnault aplica este pragmatismo mediante la «regla 20/80», la cual difiere del conocido Principio de Pareto. Esta regla sostiene que el 20% del éxito depende de una buena idea, mientras que el 80% restante recae en la ejecución y desarrollo de la misma. Según Arnault, si fallamos en algún punto de ese 80%, la idea, por brillante que sea, no prosperará. Es necesario aceptar que cometer errores es parte del proceso, analizarlos, aprender de ellos y evitar repetirlos, lo cual está directamente relacionado con su resiliencia.
Aunque estas tres cualidades no garantizan automáticamente la riqueza, sí colocan a cualquier persona en una mejor posición para alcanzar sus objetivos y triunfar en sus emprendimientos.
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